Se suele decir que Cristiano Ronaldo, a sus 40 años, tiene el cuerpo de un hombre de 28. Sin embargo, la afirmación se queda corta al observar una musculatura que pocos deportistas profesionales logran sostener incluso en el punto más alto de su carrera. La imagen más reciente del portugués, posando casi desnudo en un gimnasio con gesto serio y postura desafiante, volvió a confirmar que su físico sigue siendo uno de los grandes enigmas del deporte de alto rendimiento.
La última medición disponible indica que Ronaldo mantiene apenas un 7% de grasa corporal, un registro incluso inferior al promedio de futbolistas de la Premier League, que suele oscilar entre el 8% y el 12%.
Más allá del trabajo diario con su club, Cristiano complementa su rutina con un exigente plan de entrenamiento personal. Su preparación incluye pilates, natación regular y cinco sesiones semanales de gimnasio. Cada jornada combina entre 25 y 30 minutos de cardio, sprints de alta intensidad y ejercicios de fuerza específicos para potenciar la musculatura.
En total, el portugués entrena entre tres y cuatro horas al día, una carga física que explica buena parte de su longevidad deportiva. A ello se suma su afición por las saunas y los baños de hielo, que utiliza incluso en horarios poco habituales, como las dos de la madrugada, con el objetivo de acelerar la recuperación muscular.
Ronaldo también rompe con el esquema tradicional de tres comidas diarias. En su lugar, distribuye su ingesta en seis “minicomidas” a lo largo del día: desayuno, brunch, almuerzo, merienda, cena y una segunda cena. Su dieta prioriza alimentos ricos en proteínas y bajos en grasa.
El pollo, al que el propio Cristiano ha calificado como “mágico”, es uno de los pilares de su alimentación, junto al pescado fresco, el aguacate, ensaladas, cereales integrales como la quinoa y fruta diaria.
En cuanto al descanso, el delantero apuesta por un método poco convencional: el sueño polifásico. En lugar de dormir de forma continua, reparte sus siete horas y media de descanso en cinco siestas de 90 minutos. Este sistema, inspirado en teorías del especialista Nick Littlehales, busca mejorar la recuperación muscular y el estado de alerta.
“Dormir bien es fundamental para aprovechar al máximo el entrenamiento”, ha explicado Ronaldo en más de una ocasión.
Desde hace más de una década, Cristiano es un habitual de la crioterapia, una técnica que expone el cuerpo a temperaturas extremas de hasta -200 °C para reducir inflamaciones y acelerar la recuperación. Atletas como Usain Bolt y Erling Haaland también recurren a este método.
Pese a su impresionante estado físico, Ronaldo reconoció recientemente que su retiro podría llegar en “uno o dos años”. Mientras tanto, su rutina sigue desafiando al paso del tiempo y redefiniendo los límites del rendimiento humano.
