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James Cameron se la ha jugado siempre a cara o cruz con sus películas. El cine le ha devuelto una fortuna de 1.100 millones

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James Cameron se la ha jugado siempre a cara o cruz con sus películas. El cine le ha devuelto una fortuna de 1.100 millones

Imagina rodar películas que cuestan cientos de millones, bucear en lo imposible y jugártelo todo a una sola carta: que le gusten al público. James Cameron lo ha hecho durante cuatro décadas y esa apuesta a cara o cruz en cada película, le ha servido para entrar en un selecto club: el de los milmillonarios de la lista Forbes.

A sus 71 años, el director de títulos como Titanic y Avatar ha logrado un patrimonio estimado en 1.100 millones de dólares, gracias a un equilibrio entre ingresos por taquilla, acuerdos de participación en beneficios y la explotación de licencias de sus franquicias más rentables.

Unos inicios duros. La trayectoria de Cameron no fue inmediata ni sencilla. Antes de convertirse en un nombre de éxito en Hollywood, trabajó como camionero y asistente de producción con salarios modestos. Su primer largometraje como director, ‘Piraña II: Los vampiros del mar’ en 1982. Un tropiezo creativo que apenas le reportó ingresos, pero le sirvió para coger tablas tras las cámaras.

El verdadero punto de inflexión en su carrera llegó con ‘Terminator‘ en 1984. El cineasta afirmó que había soñado la apocalíptica historia durante una noche febril y, para asegurarse el control creativo, vendió su guion por un dólar, una apuesta que dio lugar a una película de “bajo presupuesto” (6,4 millones de dólares), pero que supuso un retorno de 78 millones de dólares en taquilla y el espaldarazo definitivo para su carrera como director.

No hay película fácil: todo es cara o cruz. Camerón arriesgó su salario con tal de sacar adelante el proyecto tal y como él quería, y salió muy bien parado de aquella aventura. Ese triunfo le llevó a seguir arriesgando beneficios inmediatos a cambio de control y participación en ingresos futuros. 

En ‘Mentiras arriesgadas’, al director se le fue la mano con el presupuesto de la producción, convirtiéndose en la primera película en superar los 100 millones de dólares. Para evitar ceder el control creativo, Cameron renegoció su acuerdo con FOX, permitiendo al estudio recuperara su inversión cediéndole parte de sus beneficios. Finalmente, no hizo falta ya que la cinta recaudó 378 millones de dólares en todo el mundo.

Otro ejemplo de esta dinámica fue ‘Titanic’. Cuando el presupuesto superó los 200 millones de dólares, Cameron renunció voluntariamente a su salario como director y productor. El estudio, resignado ante el incremento de costes, se preparó para una debacle financiera. Sin embargo, el resultado fue un éxito que recaudó más de 1.800 millones de dólares en taquilla y más de 800 millones en ventas de VHS, lo que convirtió a Cameron en uno de los cineastas mejor pagados de su generación tras recibir un porcentaje de los beneficios.

Avatar y su gran mina de oro. Sin embargo, pese a atesorar un palmarés lleno de títulos que ya forman parte de la historia del cine, su verdadera mina de oro es la saga ‘Avatar‘.

La primera película, estrenada en 2009, recaudó casi 3.000 millones de dólares en todo el mundo y generó más de 350 millones de dólares directamente para Cameron por sus derechos de taquilla, ventas físicas y derechos de licencia. Su productora, Lightstorm Entertainment, ha contribuido a su fortuna con ingresos paralelos derivados de la saga por parques temáticos, merchandising y acuerdos tecnológicos. La secuela ‘Avatar: El sentido del agua’ sumó más de 2.300 millones en taquilla, con Cameron obteniendo alrededor de 250 millones de dólares por sus derechos de taquilla y de producción.

A solo unos días del estreno de la tercera entrega con ‘Avatar: Fuego y cenizas’, Forbes ya da por seguro su éxito de taquilla y estima que Cameron podría sumarle al menos 200 millones de dólares más a su patrimonio antes de impuestos si el filme cumple con las expectativas comerciales, tal y como cumplió la segunda entrega de la saga.

Un legado que va más allá del dinero. A lo largo de su carrera, Cameron ha sido conocido tanto por su perfeccionismo como por su disposición a renunciar a los beneficios de corto plazo con tal de mantener el control creativo o mejorar el resultado final. Ese enfoque lo ha llevado a proyectos tecnológicos y empresariales fuera del cine: desde inmersión en efectos digitales con ‘Terminator’, hasta exploración submarina tras ‘Titanic’ y el activismo ambiental al finalizar la primera entrega de ‘Avatar’.

Cameron no suele hablar de riqueza. En una reciente entrevistas para Puck, el director aseguraba que “Ojalá fuera multimillonario”. Según Forbes, sus salarios como director, las participaciones en los beneficios de sus producciones, los ingresos por licencias de parques temáticos y juguetes y el valor de su productora, elevan la fortuna de James Cameron por encima de los 1.100 millones de dólares. Al menos hasta el estreno de su nueva entrega de ‘Avatar’.

En Xataka | El “Club de los 100.000 millones de dólares” ha sumado un nuevo miembro: por primera vez, el nuevo miembro es una mujer

Imagen | The Walt Disney Company, Flickr (SMPTE)


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James Cameron se la ha jugado siempre a cara o cruz con sus películas. El cine le ha devuelto una fortuna de 1.100 millones

fue publicada originalmente en

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por
Rubén Andrés

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​Imagina rodar películas que cuestan cientos de millones, bucear en lo imposible y jugártelo todo a una sola carta: que le gusten al público. James Cameron lo ha hecho durante cuatro décadas y esa apuesta a cara o cruz en cada película, le ha servido para entrar en un selecto club: el de los milmillonarios de la lista Forbes.

A sus 71 años, el director de títulos como Titanic y Avatar ha logrado un patrimonio estimado en 1.100 millones de dólares, gracias a un equilibrio entre ingresos por taquilla, acuerdos de participación en beneficios y la explotación de licencias de sus franquicias más rentables.

Unos inicios duros. La trayectoria de Cameron no fue inmediata ni sencilla. Antes de convertirse en un nombre de éxito en Hollywood, trabajó como camionero y asistente de producción con salarios modestos. Su primer largometraje como director, ‘Piraña II: Los vampiros del mar’ en 1982. Un tropiezo creativo que apenas le reportó ingresos, pero le sirvió para coger tablas tras las cámaras.

El verdadero punto de inflexión en su carrera llegó con ‘Terminator’ en 1984. El cineasta afirmó que había soñado la apocalíptica historia durante una noche febril y, para asegurarse el control creativo, vendió su guion por un dólar, una apuesta que dio lugar a una película de “bajo presupuesto” (6,4 millones de dólares), pero que supuso un retorno de 78 millones de dólares en taquilla y el espaldarazo definitivo para su carrera como director.

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En ‘Mentiras arriesgadas’, al director se le fue la mano con el presupuesto de la producción, convirtiéndose en la primera película en superar los 100 millones de dólares. Para evitar ceder el control creativo, Cameron renegoció su acuerdo con FOX, permitiendo al estudio recuperara su inversión cediéndole parte de sus beneficios. Finalmente, no hizo falta ya que la cinta recaudó 378 millones de dólares en todo el mundo.
Otro ejemplo de esta dinámica fue ‘Titanic’. Cuando el presupuesto superó los 200 millones de dólares, Cameron renunció voluntariamente a su salario como director y productor. El estudio, resignado ante el incremento de costes, se preparó para una debacle financiera. Sin embargo, el resultado fue un éxito que recaudó más de 1.800 millones de dólares en taquilla y más de 800 millones en ventas de VHS, lo que convirtió a Cameron en uno de los cineastas mejor pagados de su generación tras recibir un porcentaje de los beneficios.

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La primera película, estrenada en 2009, recaudó casi 3.000 millones de dólares en todo el mundo y generó más de 350 millones de dólares directamente para Cameron por sus derechos de taquilla, ventas físicas y derechos de licencia. Su productora, Lightstorm Entertainment, ha contribuido a su fortuna con ingresos paralelos derivados de la saga por parques temáticos, merchandising y acuerdos tecnológicos. La secuela ‘Avatar: El sentido del agua’ sumó más de 2.300 millones en taquilla, con Cameron obteniendo alrededor de 250 millones de dólares por sus derechos de taquilla y de producción.
A solo unos días del estreno de la tercera entrega con ‘Avatar: Fuego y cenizas’, Forbes ya da por seguro su éxito de taquilla y estima que Cameron podría sumarle al menos 200 millones de dólares más a su patrimonio antes de impuestos si el filme cumple con las expectativas comerciales, tal y como cumplió la segunda entrega de la saga.

Un legado que va más allá del dinero. A lo largo de su carrera, Cameron ha sido conocido tanto por su perfeccionismo como por su disposición a renunciar a los beneficios de corto plazo con tal de mantener el control creativo o mejorar el resultado final. Ese enfoque lo ha llevado a proyectos tecnológicos y empresariales fuera del cine: desde inmersión en efectos digitales con ‘Terminator’, hasta exploración submarina tras ‘Titanic’ y el activismo ambiental al finalizar la primera entrega de ‘Avatar’.
Cameron no suele hablar de riqueza. En una reciente entrevistas para Puck, el director aseguraba que “Ojalá fuera multimillonario”. Según Forbes, sus salarios como director, las participaciones en los beneficios de sus producciones, los ingresos por licencias de parques temáticos y juguetes y el valor de su productora, elevan la fortuna de James Cameron por encima de los 1.100 millones de dólares. Al menos hasta el estreno de su nueva entrega de ‘Avatar’.
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Imagen | The Walt Disney Company, Flickr (SMPTE)

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Rubén Andrés

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