Ciencia y Tecnología
Windows fue el reino del gaming durante décadas: Microsoft sabe que algo se ha torcido, y promete estos cambios
Durante años, si querías jugar en un ordenador, la respuesta era casi automática: necesitabas Windows. La experiencia en Linux era limitada y macOS no ofrecía un catálogo competitivo. Ese paisaje parecía inamovible hasta que Valve decidió apostar de verdad por el juego en Linux y demostró que había margen para sacudir el tablero. Steam Deck llegó como un experimento que muchos no vieron venir y acabó por reconfigurar expectativas, hasta el punto de que cada vez más jugadores hablan con naturalidad de cambiarse a Linux. Ese cambio de ánimo ha puesto a Windows bajo una lupa que antes no tenía.
La fortaleza histórica de Windows en el gaming se explicaba por algo muy simple: ofrecía el mayor catálogo, las herramientas más maduras y una relación fluida con los desarrolladores. Esa base sigue siendo real, pero su percepción ha cambiado. El fin del soporte de Windows 10 junto con los requisitos estrictos de Windows 11, ha puesto contra las cuerdas a equipos que aún rendían bien, salvo que sus dueños acepten quedarse sin parches o recurran al programa de actualizaciones extendidas. Al mismo tiempo, la integración de funciones que muchos interpretan como añadidos innecesarios ha generado cierto desgaste.
Microsoft intenta conservar su trono en el gaming en PC
Valve lleva años preparando el terreno para que el juego en Linux deje de ser un experimento y se convierta en una opción viable. Proton ha permitido que miles de juegos pensados para Windows funcionen en SteamOS con un nivel de compatibilidad que antes era impensable, y Steam Deck ha servido como escaparate de ese progreso. El anuncio reciente de una nueva Steam Machine para el salón consolida ese movimiento, situando a Valve en una posición que desafía la idea de que Windows es el único destino natural para el gaming en PC. No es un asalto frontal, pero sí una presión estratégica creciente.
En paralelo, lejos de presentar una portátil con sello Xbox, Microsoft ha optado por una vía más flexible: apoyar a fabricantes que ya dominan este segmento. Junto a Asus y AMD ha dado forma a los ROG Xbox Ally y Xbox Ally X, dispositivos que ejecutan Windows 11 pero que arrancan en una interfaz de pantalla completa diseñada para el uso con mando. Esa experiencia unifica juegos de distintos lanzadores y reduce distracciones, acercando la sensación de consola sin renunciar a la naturaleza de PC. Es una forma de competir en dispositivos portátiles sin tener que diseñar y mantener un nuevo hardware propio.
Además, Microsoft presentó varias mejoras internas en Windows 11 fruto del trabajo con los ROG Xbox Ally, que hoy benefician a buena parte del ecosistema de PC con Windows. Incluyen ajustes de energía más eficientes, una gestión más estable de la memoria en APUs Ryzen y una menor carga de CPU en tareas que antes afectaban al rendimiento. Aun así, la compañía insiste en que queda margen por recorrer.
“Estamos comprometidos a hacer de Windows el mejor lugar para jugar, y seguiremos puliendo los comportamientos del sistema que más importan al gaming: la gestión de las cargas en segundo plano, las mejoras de energía y planificación, las optimizaciones de la pila gráfica y los controladores actualizados”.
Varias de las mejoras técnicas anunciadas por Microsoft ya han llegado al escritorio. DirectX Raytracing 1.2 está disponible y aporta herramientas para procesar escenas complejas con mayor eficiencia siempre que la GPU y los controladores sean compatibles. Advanced Shader Delivery funciona en una selección de títulos y acelera la carga inicial al precompilar shaders durante la instalación. El trabajo en neural rendering avanza con cautela y solo está disponible en modo preliminar para estudios. En paralelo, Windows 11 ha ampliado el soporte para LE Audio, que reduce la latencia y mejora la experiencia en juegos que dependen del sonido.

El impulso a Windows en ARM se ha convertido en otro frente relevante para ampliar el alcance del ecosistema. Durante 2025, los dispositivos inscritos en el programa Insider han podido instalar juegos compatibles desde la app de Xbox PC, lo que permite jugar en local a muchos títulos. El emulador Prism ha añadido compatibilidad con instrucciones AVX y AVX2, y varios proveedores de anti cheat, como Easy Anti Cheat y BattlEye, han sumado soporte específico para Windows en ARM.
Desde la perspectiva del jugador, Windows conserva ventajas evidentes, como su catálogo y la garantía de que casi todo funcionará sin ajustes adicionales. Aun así, la experiencia en Linux ha mejorado lo suficiente como para que algunos vean atractivo un sistema más acotado, con menos procesos en segundo plano y con un comportamiento más predecible. SteamOS resuelve muchos obstáculos históricos, aunque su popularidad no alcanza la de Windows, que sigue concentrando en torno al 95% de los usuarios de Steam frente a un Linux todavía cercano al 3%.
El recorrido de Windows en el gaming ha sido largo y dominante, pero su papel ya no se sostiene de forma automática. Las decisiones recientes de Microsoft muestran que la compañía es consciente de ello y quiere corregir el desgaste con mejoras técnicas, una una hoja de ruta más clara hacia el futuro. Aun así, el empuje de Valve ha cambiado expectativas y ha introducido un competidor que antes no existía. Lo que queda por resolver es si estos movimientos bastarán para que Windows conserve el lugar preferente que durante años nadie discutió.
Imágenes | Microsoft | Xataka
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La noticia
Windows fue el reino del gaming durante décadas: Microsoft sabe que algo se ha torcido, y promete estos cambios
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Marquez
.
Durante años, si querías jugar en un ordenador, la respuesta era casi automática: necesitabas Windows. La experiencia en Linux era limitada y macOS no ofrecía un catálogo competitivo. Ese paisaje parecía inamovible hasta que Valve decidió apostar de verdad por el juego en Linux y demostró que había margen para sacudir el tablero. Steam Deck llegó como un experimento que muchos no vieron venir y acabó por reconfigurar expectativas, hasta el punto de que cada vez más jugadores hablan con naturalidad de cambiarse a Linux. Ese cambio de ánimo ha puesto a Windows bajo una lupa que antes no tenía.
La fortaleza histórica de Windows en el gaming se explicaba por algo muy simple: ofrecía el mayor catálogo, las herramientas más maduras y una relación fluida con los desarrolladores. Esa base sigue siendo real, pero su percepción ha cambiado. El fin del soporte de Windows 10 junto con los requisitos estrictos de Windows 11, ha puesto contra las cuerdas a equipos que aún rendían bien, salvo que sus dueños acepten quedarse sin parches o recurran al programa de actualizaciones extendidas. Al mismo tiempo, la integración de funciones que muchos interpretan como añadidos innecesarios ha generado cierto desgaste.
Microsoft intenta conservar su trono en el gaming en PC
Valve lleva años preparando el terreno para que el juego en Linux deje de ser un experimento y se convierta en una opción viable. Proton ha permitido que miles de juegos pensados para Windows funcionen en SteamOS con un nivel de compatibilidad que antes era impensable, y Steam Deck ha servido como escaparate de ese progreso. El anuncio reciente de una nueva Steam Machine para el salón consolida ese movimiento, situando a Valve en una posición que desafía la idea de que Windows es el único destino natural para el gaming en PC. No es un asalto frontal, pero sí una presión estratégica creciente.
En paralelo, lejos de presentar una portátil con sello Xbox, Microsoft ha optado por una vía más flexible: apoyar a fabricantes que ya dominan este segmento. Junto a Asus y AMD ha dado forma a los ROG Xbox Ally y Xbox Ally X, dispositivos que ejecutan Windows 11 pero que arrancan en una interfaz de pantalla completa diseñada para el uso con mando. Esa experiencia unifica juegos de distintos lanzadores y reduce distracciones, acercando la sensación de consola sin renunciar a la naturaleza de PC. Es una forma de competir en dispositivos portátiles sin tener que diseñar y mantener un nuevo hardware propio.
Además, Microsoft presentó varias mejoras internas en Windows 11 fruto del trabajo con los ROG Xbox Ally, que hoy benefician a buena parte del ecosistema de PC con Windows. Incluyen ajustes de energía más eficientes, una gestión más estable de la memoria en APUs Ryzen y una menor carga de CPU en tareas que antes afectaban al rendimiento. Aun así, la compañía insiste en que queda margen por recorrer.
“Estamos comprometidos a hacer de Windows el mejor lugar para jugar, y seguiremos puliendo los comportamientos del sistema que más importan al gaming: la gestión de las cargas en segundo plano, las mejoras de energía y planificación, las optimizaciones de la pila gráfica y los controladores actualizados”.Varias de las mejoras técnicas anunciadas por Microsoft ya han llegado al escritorio. DirectX Raytracing 1.2 está disponible y aporta herramientas para procesar escenas complejas con mayor eficiencia siempre que la GPU y los controladores sean compatibles. Advanced Shader Delivery funciona en una selección de títulos y acelera la carga inicial al precompilar shaders durante la instalación. El trabajo en neural rendering avanza con cautela y solo está disponible en modo preliminar para estudios. En paralelo, Windows 11 ha ampliado el soporte para LE Audio, que reduce la latencia y mejora la experiencia en juegos que dependen del sonido.
El impulso a Windows en ARM se ha convertido en otro frente relevante para ampliar el alcance del ecosistema. Durante 2025, los dispositivos inscritos en el programa Insider han podido instalar juegos compatibles desde la app de Xbox PC, lo que permite jugar en local a muchos títulos. El emulador Prism ha añadido compatibilidad con instrucciones AVX y AVX2, y varios proveedores de anti cheat, como Easy Anti Cheat y BattlEye, han sumado soporte específico para Windows en ARM.
Desde la perspectiva del jugador, Windows conserva ventajas evidentes, como su catálogo y la garantía de que casi todo funcionará sin ajustes adicionales. Aun así, la experiencia en Linux ha mejorado lo suficiente como para que algunos vean atractivo un sistema más acotado, con menos procesos en segundo plano y con un comportamiento más predecible. SteamOS resuelve muchos obstáculos históricos, aunque su popularidad no alcanza la de Windows, que sigue concentrando en torno al 95% de los usuarios de Steam frente a un Linux todavía cercano al 3%.
En Xataka
El PC llevaba años ganando terreno a las consolas. Steam Machine es directamente un meteorito para extinguirlas
El recorrido de Windows en el gaming ha sido largo y dominante, pero su papel ya no se sostiene de forma automática. Las decisiones recientes de Microsoft muestran que la compañía es consciente de ello y quiere corregir el desgaste con mejoras técnicas, una una hoja de ruta más clara hacia el futuro. Aun así, el empuje de Valve ha cambiado expectativas y ha introducido un competidor que antes no existía. Lo que queda por resolver es si estos movimientos bastarán para que Windows conserve el lugar preferente que durante años nadie discutió.
Imágenes | Microsoft | Xataka
En Xataka | Sabíamos que Valve apostaba por Linux, pero ocultaba algo más grande: un plan de años para llevar Steam a todos los dispositivos
– La noticia
Windows fue el reino del gaming durante décadas: Microsoft sabe que algo se ha torcido, y promete estos cambios
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Marquez
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