Ciencia y Tecnología
Imagen inesperada de científico argentino conquista el concurso de la Royal Society
Esta imagen microscópica revela una ingeniería natural sorprendente y encabeza el Concurso de Fotografía de la Royal Society Publishing 2025, donde ciencia y belleza se encuentran.
Esta imagen microscópica revela una ingeniería natural sorprendente y encabeza el Concurso de Fotografía de la Royal Society Publishing 2025, donde ciencia y belleza se encuentran.
A veces basta una fotografía para demostrar que la ciencia no se limita a gráficos y experimentos. El Concurso de Fotografía de la Royal Society Publishing vuelve a probarlo cada año, revelando un mundo donde el conocimiento también entra por los ojos.
La edición 2025 lo confirma con un repertorio que va desde renacuajos inmersos en una masa gelatinosa en Madagascar hasta la superficie del Sol registrada en luz hidrógeno alfa. Sin embargo, el verdadero protagonista de esta edición es un hilo: diminuto, elástico, casi imposible de descifrar a simple vista.
Seda de araña: hilo revela ingeniería sorprendente
Se trata de una seda de araña fotografiada por el científico argentino Martín J. Ramírez, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina.
En concreto, la imagen ganadora absoluta, titulada Mesmerizing spider threads (“Hilos de araña hipnóticos”), muestra el hilo de la araña australiana Asianopis subrufa, conocida como “araña lanzadora de redes”.
Este arácnido rompe el guion clásico, ya que no teje una trampa pasiva, sino que sostiene su red entre las patas delanteras y la arroja sobre la presa con precisión letal. Para hacerlo, necesita una seda excepcional. Y ahí es donde, una vez más, la ciencia nos sorprende.
Ingeniería biológica en miniatura: elasticidad extraordinaria
El secreto de esta seda reside en su singular composición. Como explican las fuentes especializadas, incluida ZME Science, la seda funciona como un “cable compuesto”: un núcleo elástico envuelto en fibras más rígidas.
Esta arquitectura le otorga una elasticidad excepcional, que permite a la red soportar las fuerzas del lanzamiento sin deformarse de manera permanente. En definitiva, no es la típica telaraña arrinconada, sino un prodigio de ingeniería biológica en miniatura, visible en la imagen en un fragmento de unos 0,05 milímetros, según la Royal Society.
El resultado no solo cautivó al jurado por su valor científico, sino también por su fuerza visual. Basta mirar la fotografía para comprender por qué fue elegida: las hebras aparecen como en una coreografía microscópica, enroscándose con una delicadeza que da la impresión de que la araña hubiese trenzado las leyes de la física.
“Evoca una sensación de asombro y demuestra a la perfección la intersección entre la forma artística y la función científica”, explicó Hugh Turvey, presidente del Comité Científico de la Royal Photographic Society, en un comunicado.
Microscopía electrónica revela secretos evolutivos
La imagen fue tomada con un microscopio electrónico de barrido (SEM) en el Museo Argentino de Ciencias Naturales, donde Ramírez investiga la morfología evolutiva y la biogeografía de las arañas como parte del CONICET.
En colaboración con el Dr. Jonas Wolff, de la Universidad de Greifswald (Alemania), Ramírez examinó la estructura y la elasticidad de estos hilos, diseccionando con paciencia cada una de sus fibras.
Ganadores 2025: de combates aéreos a protuberancias solares
El concurso invita cada año a científicos de todo el mundo a presentar imágenes en cinco categorías: astronomía, comportamiento, ciencias de la Tierra y climatología, ecología y ciencias ambientales, y microimagen.
Entre los ganadores de este año destaca la imagen de Peter Hudson, de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), que capturó el combate aéreo entre dos gallos de las praderas machos (Tympanuchus cupido) en Colorado. Durante estos rituales de apareamiento, los machos saltan en el aire intentando golpear a su oponente.
En la categoría de ecología y ciencias ambientales, Filippo Carugati, de la Universidad de Turín (Italia), ganó con una fotografía de renacuajos –probablemente crías de una rana Guibemantis liber– que se mueven dentro de una masa translúcida adherida al tronco de un árbol en Madagascar. Al recibir luz desde la parte posterior, la escena adquiere un brillo que recuerda a una nebulosa.
Imran Sultan, de la Universidad Northwestern (Estados Unidos), triunfó en astronomía con una imagen del Sol capturada cerca del pico de su ciclo solar de 11 años en julio de 2024. Al observar el Sol en hidrógeno alfa se hacen visibles formaciones de plasma que se arquean sobre el borde del disco solar, sostenidas por campos magnéticos. Algunas alcanzan alturas enormes, comparables a varias veces el diámetro terrestre, según ZME Science.
Michael Meredith, del British Antarctic Survey, ganó en ciencias de la Tierra con una fotografía nocturna de los glaciares en la bahía de Börgen, península antártica, tomada durante una campaña de investigación invernal. Los reflectores del buque de investigación iluminan el glaciar William en la oscuridad polar. Horas después de capturar la imagen, una parte importante del glaciar se derrumbó en el mar, un recordatorio inquietante del cambio climático en acción.
El ganador absoluto se lleva un premio de 1.000 libras esterlinas, mientras que los ganadores de cada categoría reciben 500 libras esterlinas y una membresía anual en la Royal Photographic Society.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Royal Society Publishing, New Scientist y ZME Science.
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