Ciencia y Tecnología
Creíamos que este bicho era un cerdo. Ahora sabemos que medía dos metros de alto, pesaba mil kilos y era una máquina de matar emparentada con las ballenas
Hace casi 200 años, un paleontólogo se encontró unos huesos completamente inverosímiles. Le dieron mil vueltas, trataron de encontrarle algún sentido; pero todo acababa en la mima imagen delirante: la de un cerdo enorme con capacidad para destrozar todo lo que se encontrara por delante.
Y así lo llamamos durante décadas: el ‘cerdo del infierno’.
Lo que acabamos de descubrir, dos siglos después, es que no sabemos casi nada de ellos. Ahora son aún más terribles.
¿Pero qué es realmente eso de un ‘cerdo infernal’? Es el apodo popular con el que se conocen a los entelodontes; una familia extinta de mamíferos prehistóricos de gran tamaño que vivieron hace uno 30 millones de años.
El bicho fue descrito por primera vez en la década de los 1840, pero fue a principios del siglo XX cuando los paleontólogos asumieron que estaba íntimamente relacionado con los cerdos o los pecaríes. No era algo irracional: a nivel estrictamente físico, los entelodontes parecían algo muy parecido a los puercos actuales.
De dos metros de alto, más de mil kilos de peso y mandíbulas capaces de triturar huesos, pero cerdos al fin y al cabo.
Con “triturar huesos” nos estamos quedando cortos. Hace poco, un equipo de la Vanderbilt University pudo examinar con detalle los dientes de estos animales y, gracias a modelos tridimensionales del microdesgaste dental, han conseguido dar un vuelco a todo lo que creíamos saber sobre el papel de estos animales en los ecosistemas norteamericanos de hace 30 millones de años.
Sus conclusiones no dejan lugar a dudas: “los ejemplares de mayor tamaño eran capaces de triturar huesos con una eficacia semejante o incluso superior a la de leones y hienas”. Por suerte, no eran muy listos; y es que, según los investigadores, “tiene una relación cerebro-cuerpo similar a la de los reptiles, por lo que eran criaturas muy poco inteligentes”.
Una historia compleja. Al principio, los expertos pensaron que este animal monstruoso era un cazador nato. Luego, en parte por esa familiaridad con los cerdos, llegaron a la conclusión que se trataban de animales omnívoros, capaces de comer pequeños animales y carroña. Ahora, gracias a este equipo, sabemos que muy probablemente estaban en el vértice superior de la cadena alimenticia de sus ecosistemas.
Esto, en realidad, plantea la posibilidad de que distintas especies (o sub especies) ocuparan nichos ecológicos distintos.
No obstante, hay cosas curiosas. Para empezar, que los entelodontes no tienen nada que ver con los cerdos. De hecho, están más cerca de ballenas e hipopótamos, que de otra cosa. Pero, sobre todo, nos muestra las dificultades que seguimos teniendo para entender nuestro pasado.
Poco a poco, vamos comprendiendo que si nuestra forma de mirar el pasado condiciona el futuro, nuestra capacidad para entender cómo era el mundo hace 30 millones del año cambiará radicalmente muchas cosas que creemos ser.
Y lo mejor es que, pese a que me pongo melancólico y retrospectivo, todo lo que vamos sabiendo deja claro que el “cerdo del infierno” es más infernal que nunca.
Imagen | Carnegie Museum of Natural History
–
La noticia
Creíamos que este bicho era un cerdo. Ahora sabemos que medía dos metros de alto, pesaba mil kilos y era una máquina de matar emparentada con las ballenas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.
Hace casi 200 años, un paleontólogo se encontró unos huesos completamente inverosímiles. Le dieron mil vueltas, trataron de encontrarle algún sentido; pero todo acababa en la mima imagen delirante: la de un cerdo enorme con capacidad para destrozar todo lo que se encontrara por delante.
Y así lo llamamos durante décadas: el ‘cerdo del infierno’.
Lo que acabamos de descubrir, dos siglos después, es que no sabemos casi nada de ellos. Ahora son aún más terribles.
¿Pero qué es realmente eso de un ‘cerdo infernal’? Es el apodo popular con el que se conocen a los entelodontes; una familia extinta de mamíferos prehistóricos de gran tamaño que vivieron hace uno 30 millones de años.
El bicho fue descrito por primera vez en la década de los 1840, pero fue a principios del siglo XX cuando los paleontólogos asumieron que estaba íntimamente relacionado con los cerdos o los pecaríes. No era algo irracional: a nivel estrictamente físico, los entelodontes parecían algo muy parecido a los puercos actuales.
De dos metros de alto, más de mil kilos de peso y mandíbulas capaces de triturar huesos, pero cerdos al fin y al cabo.
En Xataka
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Con “triturar huesos” nos estamos quedando cortos. Hace poco, un equipo de la Vanderbilt University pudo examinar con detalle los dientes de estos animales y, gracias a modelos tridimensionales del microdesgaste dental, han conseguido dar un vuelco a todo lo que creíamos saber sobre el papel de estos animales en los ecosistemas norteamericanos de hace 30 millones de años.
Sus conclusiones no dejan lugar a dudas: “los ejemplares de mayor tamaño eran capaces de triturar huesos con una eficacia semejante o incluso superior a la de leones y hienas”. Por suerte, no eran muy listos; y es que, según los investigadores, “tiene una relación cerebro-cuerpo similar a la de los reptiles, por lo que eran criaturas muy poco inteligentes”.
Una historia compleja. Al principio, los expertos pensaron que este animal monstruoso era un cazador nato. Luego, en parte por esa familiaridad con los cerdos, llegaron a la conclusión que se trataban de animales omnívoros, capaces de comer pequeños animales y carroña. Ahora, gracias a este equipo, sabemos que muy probablemente estaban en el vértice superior de la cadena alimenticia de sus ecosistemas.
Esto, en realidad, plantea la posibilidad de que distintas especies (o sub especies) ocuparan nichos ecológicos distintos.
No obstante, hay cosas curiosas. Para empezar, que los entelodontes no tienen nada que ver con los cerdos. De hecho, están más cerca de ballenas e hipopótamos, que de otra cosa. Pero, sobre todo, nos muestra las dificultades que seguimos teniendo para entender nuestro pasado.
Poco a poco, vamos comprendiendo que si nuestra forma de mirar el pasado condiciona el futuro, nuestra capacidad para entender cómo era el mundo hace 30 millones del año cambiará radicalmente muchas cosas que creemos ser.
Y lo mejor es que, pese a que me pongo melancólico y retrospectivo, todo lo que vamos sabiendo deja claro que el “cerdo del infierno” es más infernal que nunca.
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– La noticia
Creíamos que este bicho era un cerdo. Ahora sabemos que medía dos metros de alto, pesaba mil kilos y era una máquina de matar emparentada con las ballenas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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