Quién durmió peor anoche en F1 tras el GP de Las Vegas: Zak Brown

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Estimados lectores. En primer lugar, me gustaría pedir disculpas. Realmente, no quería convertir a McLaren en el protagonista de esta columna, porque eso ha ocurrido con bastante frecuencia en las últimas semanas.

Pero después de los acontecimientos de la carrera de ayer en Las Vegas, Zak Brown es prácticamente la única opción posible, como cara y jefe del equipo. Aunque en la redacción también se barajaron otras opciones, entre ellas -y agárrense- Max Verstappen.

Porque el neerlandés ya puede estar aún más fastidiado por carreras de este año, como la de Austria, en la que fue impactado por Andrea Kimi Antonelli en la primera vuelta, o Budapest, en la que incluso acabó por detrás de Gabriel Bortoleto al volante del Sauber.

Hace sólo unos días, Verstappen admitió que su comportamiento en España fue un error. Entonces, chocó deliberadamente contra el Mercedes de George Russell y recibió una penalización de diez segundos, que le hizo caer del quinto al décimo puesto. Esos puntos perdidos duelen aún más ahora. Pero después de un fin de semana en el que recuperas 25 tantos sobre tus dos rivales por el título, simplemente no duermes mal.

Max Verstappen, Red Bull Racing, George Russell, Mercedes

Foto de: Zak Mauger / LAT Images via Getty Images

¿Pero sabes lo que duele mucho más? Que ambos coches queden descalificados de una carrera en plena lucha por el título. Y quién sabe si dentro de dos semanas no serán precisamente esos puntos los que le falten a McLaren para el campeonato.

Entonces, Max Verstappen habría completado la remontada definitiva, ¿o más bien deberíamos decir que McLaren habría perdido por completo un título que ya parecía seguro? No hay que olvidar algo clave: el holandés ya estaba a más de 100 puntos de Oscar Piastri -concretamente, 104- tras la carrera de Zandvoort. Después de Las Vegas, están empatados a puntos.

En realidad, el domingo… O más bien el sábado por la noche… Podría haber sido una jornada cómodamente relajada desde el punto de vista de los de Woking. A pesar de una mala salida, Norris pudo terminar segundo y mantener su ventaja en la general sobre Verstappen por 42 puntos. Eso les habría dado un comodín de cara a poder cometer un error en las dos últimas carreras.

Pero ese comodín ya no está. Verstappen está a sólo 24 unidades, y por lo tanto, a menos de una victoria de su quinto título mundial. El multicampeón ha olido sangre. Y McLaren está en la cuerda floja. Lo grave que es la situación se puede apreciar por lo desesperadamente que trató McLaren de hacer cambiar de opinión a los comisarios. Las informaciones dicen que la audiencia duró más de una hora, y eso por una infracción que es más o menos de ‘blanco o negro’, sin margen para la interpretación.

McLaren lo intentó de todos modos, con la esperanza, como Ferrari en 1999, de forzar un cambio. Por aquel entonces, Eddie Irvine y Michael Schumacher fueron descalificados después de terminar primero y segundo en la penúltima carrera, en Malasia, porque sus deflectores laterales no eran legales. Eso habría decidido el campeonato del mundo antes de tiempo a favor de Mika Häkkinen. Pero como la Scuderia consiguió que se anulara la decisión en los tribunales, de repente estaban de nuevo en la lucha por el título.

En Las Vegas, McLaren alegó circunstancias atenuantes: se dijo que hubo un rebote inesperado, que las oportunidades de hacer entrenamientos fueron limitadas debido a las condiciones meteorológicas, y que el alcance de la infracción fue menor que en casos anteriores de esta temporada.

Lando Norris, McLaren

Foto de: Glenn Dunbar / LAT Images via Getty Images

Digámoslo así: en una situación como ésta, TIENES que intentar todo lo que esté a tu alcance. Y hemos visto argumentos aún más extraños, como un análisis de ‘Sky Sports F1’ por parte de Karun Chandhok que Ferrari utilizó una vez, en 2019, para luchar contra una penalización a Sebastian Vettel, o a Alexander Albon siendo enviado por Red Bull para recrear trayectorias de carrera en Silverstone.

Estamos hablando de 0,12 y 0,26 milímetros por los que McLaren se pasó del límite, literalmente un pelo. Y, sin embargo, todos los demás coches que fueron inspeccionados sí consiguieron mantenerse dentro de las normas. Al final, son esos 0,12 milímetros los que podrían decidir el título. Y eso no le debe pasar a McLaren en una situación como esta. Un equipo que busca la perfección, y que ha querido proyectar exactamente esa imagen esta temporada.

Quiero excluir a los propios pilotos de esta cuestión que no deja dormir. Lando Norris aún tiene el colchón de 24 puntos y puede proclamarse campeón del mundo en Qatar. Oscar Piastri, al menos, no ha perdido terreno respecto a Norris debido a la descalificación, y está más cerca del liderato del Mundial de lo que lo habría estado con el resultado original. El problema es uno: Max Verstappen está ahora a su altura. El australiano ha mostrado bastante debilidad en las últimas semanas, y el tetracampeón del mundo lo percibe sin piedad.

Zak Brown también lo sabe, y probablemente volará a Qatar mucho más nervioso que hace unos días, cuando viajó a Las Vegas. Para él, el campeonato está ahora realmente en juego. Y en McLaren saben mejor que nadie cómo tirar por la borda un título supuestamente seguro. En 2007, a falta de dos carreras, tenían una ventaja de 42,5 puntos sobre su más inmediato perseguidor, si la convertimos al sistema de puntos actual. Al final, ni Lewis Hamilton ni Fernando Alonso levantaron el trofeo. El risueño tercero en discordia se llamaba Kimi Räikkönen.

Dieciocho años después, ese risueño tercero podría ser Max Verstappen. Él tiene “sólo” un déficit de 24 puntos, una carrera al sprint extra como oportunidad, y la confianza en sí mismo de un tetracampeón de su parte. Si tuviera que hacer una apuesta, en el casino de Las Vegas preferiría poner mi dinero en negro o rojo que, después de hoy, en papaya. No sé si a Max Verstappen le gusta comer papaya, pero cuando se trata de rivales debilitados, los devora para desayunar. Y en McLaren todos son más conscientes de ello que nunca.