Ciencia y Tecnología
Hay ocho millones de Airbnb, pero solo uno donde la desconexión es tan extrema que hay letra pequeña: riesgo de muerte
A comienzos de año, la figura de Bryant Gingerich comenzó a circular en muchos medios. En un rincón apartado de la naturaleza de Ohio, Gingerich, ingeniero de 34 años, parecía haber encontrado la oportunidad de transformar su vida profesional al convertir una simple cueva en un exitoso negocio de alquiler vacacional. Sin embargo, si hablamos de lugares alejados del mundo, ninguno como el de esta historia.
Alojarte en el extremo. La historia la contaba hace unos días la BBC. En los fiordos de Kulusuk, en el este de Groenlandia, el Floating Glacier Hut se ha consolidado como uno de los alojamientos más remotos, sino el que más, del mundo. La cabaña, instalada sobre una plataforma hexagonal flotante y anclada a las rocas del entorno, se sitúa en un área donde las distancias entre asentamientos son enormes y la presencia humana es mínima.
El acceso se realiza únicamente por barco y la infraestructura responde a la idea de ofrecer un espacio completamente alejado de cualquier dinámica urbana, en un territorio dominado por glaciares, icebergs y un clima imprevisible. Este planteamiento encaja con el auge de las denominadas como “quietcations” y de los destinos hiperremotos, que buscan satisfacer la necesidad creciente de desconexión total que muchos viajeros expresan frente al ritmo acelerado de la vida cotidiana.
Desconectar sin tecnología. La cabaña prescinde de internet y reduce la comunicación exterior a un teléfono satelital, lo que obliga a vivir un aislamiento real durante toda la estancia. El módulo, de fabricación finlandesa, está aislado térmicamente y cuenta con un techo de cristal que permite observar el cielo polar y fenómenos como la aurora boreal sin salir del interior.
El equipamiento es básico: una pequeña estufa, un sanitario, una zona mínima de cocina y una cama doble. La ausencia de ducha es parte del diseño, y algunos visitantes recurren a inmersiones rápidas en el mar helado para asearse. Esta austeridad está planteada como característica central de la experiencia, centrada en la observación del entorno y en la inmersión sensorial sin interferencias digitales.

Vistas desde el alojamiento
Precaución y logística. El aislamiento extremo convive con una vigilancia razonable frente a los riesgos propios del Ártico. Según el guía local Nicco Segreto, responsable del proyecto, la cabaña actúa como refugio eficaz ante fauna potencialmente mortal como los osos polares (hay un letrero que avisa antes de entrar), siempre que se permanezca en el interior. No obstante, el operador advierte de que las condiciones meteorológicas pueden impedir la llegada de la embarcación encargada del traslado de los huéspedes, un elemento que forma parte de la realidad operativa en la región.
El paisaje ofrece oportunidades para actividades como caminatas sobre glaciares, exploración de cuevas de hielo formadas por ríos subglaciales y pesca en hielo a través de un pequeño orificio preparado en la estructura. Estas excursiones muestran la dinámica del hielo y los efectos visibles del deshielo, reforzando el valor educativo del viaje.
Un proyecto turístico. Segreto descubrió hace una década una cueva glaciar que hoy forma parte de la oferta de actividades, y ese hallazgo fue el origen de su iniciativa para desarrollar turismo de baja huella en la zona. Además de generar empleo en la comunidad de Tasiilaq, el proyecto aspira a atraer viajeros interesados en la geología, el comportamiento del hielo y la magnitud del paisaje polar.
La Floating Glacier Hut es la fase inicial de un plan más amplio que incluye un futuro retiro de mayor capacidad, Vision Lodge, orientado a estancias estructuradas de varios días. El retroceso acelerado de los glaciares, visible incluso año a año, se convierte en un componente central de la experiencia, que permite observar cambios climáticos a escala humana.
Un modelo exclusivo. La estancia, pensada para dos personas, tiene un coste aproximado de 1.000 a 1.200 dólares por noche e incluye traslados privados en barco, cena preparada por el propio guía y desayuno. A pesar del precio, recordaba la BBC que el alojamiento ha recibido valoraciones muy positivas por la combinación de aislamiento, paisaje y silencio, elementos que los huéspedes señalan como difíciles de encontrar en otros destinos.
Así, la percepción general es que se trata de una experiencia diseñada para quienes buscan desconectar por completo (de humanidad y dispositivos), observar el entorno sin filtros y enfrentarse a un ritmo más lento, donde la naturaleza es el eje central de la estancia y el paso del tiempo parece adquirir otra escala.
Imagen | Vision Lodge
–
La noticia
Hay ocho millones de Airbnb, pero solo uno donde la desconexión es tan extrema que hay letra pequeña: riesgo de muerte
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
.
A comienzos de año, la figura de Bryant Gingerich comenzó a circular en muchos medios. En un rincón apartado de la naturaleza de Ohio, Gingerich, ingeniero de 34 años, parecía haber encontrado la oportunidad de transformar su vida profesional al convertir una simple cueva en un exitoso negocio de alquiler vacacional. Sin embargo, si hablamos de lugares alejados del mundo, ninguno como el de esta historia.
Alojarte en el extremo. La historia la contaba hace unos días la BBC. En los fiordos de Kulusuk, en el este de Groenlandia, el Floating Glacier Hut se ha consolidado como uno de los alojamientos más remotos, sino el que más, del mundo. La cabaña, instalada sobre una plataforma hexagonal flotante y anclada a las rocas del entorno, se sitúa en un área donde las distancias entre asentamientos son enormes y la presencia humana es mínima.
El acceso se realiza únicamente por barco y la infraestructura responde a la idea de ofrecer un espacio completamente alejado de cualquier dinámica urbana, en un territorio dominado por glaciares, icebergs y un clima imprevisible. Este planteamiento encaja con el auge de las denominadas como “quietcations” y de los destinos hiperremotos, que buscan satisfacer la necesidad creciente de desconexión total que muchos viajeros expresan frente al ritmo acelerado de la vida cotidiana.
En Xataka
El emir de Catar viaja en un jet privado tan grande que ayudó a que el aeropuerto de Cerdeña ascendiera de categoría
Desconectar sin tecnología. La cabaña prescinde de internet y reduce la comunicación exterior a un teléfono satelital, lo que obliga a vivir un aislamiento real durante toda la estancia. El módulo, de fabricación finlandesa, está aislado térmicamente y cuenta con un techo de cristal que permite observar el cielo polar y fenómenos como la aurora boreal sin salir del interior.
El equipamiento es básico: una pequeña estufa, un sanitario, una zona mínima de cocina y una cama doble. La ausencia de ducha es parte del diseño, y algunos visitantes recurren a inmersiones rápidas en el mar helado para asearse. Esta austeridad está planteada como característica central de la experiencia, centrada en la observación del entorno y en la inmersión sensorial sin interferencias digitales.
Vistas desde el alojamiento
Precaución y logística. El aislamiento extremo convive con una vigilancia razonable frente a los riesgos propios del Ártico. Según el guía local Nicco Segreto, responsable del proyecto, la cabaña actúa como refugio eficaz ante fauna potencialmente mortal como los osos polares (hay un letrero que avisa antes de entrar), siempre que se permanezca en el interior. No obstante, el operador advierte de que las condiciones meteorológicas pueden impedir la llegada de la embarcación encargada del traslado de los huéspedes, un elemento que forma parte de la realidad operativa en la región.
El paisaje ofrece oportunidades para actividades como caminatas sobre glaciares, exploración de cuevas de hielo formadas por ríos subglaciales y pesca en hielo a través de un pequeño orificio preparado en la estructura. Estas excursiones muestran la dinámica del hielo y los efectos visibles del deshielo, reforzando el valor educativo del viaje.
Un proyecto turístico. Segreto descubrió hace una década una cueva glaciar que hoy forma parte de la oferta de actividades, y ese hallazgo fue el origen de su iniciativa para desarrollar turismo de baja huella en la zona. Además de generar empleo en la comunidad de Tasiilaq, el proyecto aspira a atraer viajeros interesados en la geología, el comportamiento del hielo y la magnitud del paisaje polar.
La Floating Glacier Hut es la fase inicial de un plan más amplio que incluye un futuro retiro de mayor capacidad, Vision Lodge, orientado a estancias estructuradas de varios días. El retroceso acelerado de los glaciares, visible incluso año a año, se convierte en un componente central de la experiencia, que permite observar cambios climáticos a escala humana.
En Directo al Paladar
La alerta alimentaria por Listeria en embutidos se extiende a varias referencias de Dia y Aldi y afecta ya a nueve comunidades autónomas
Un modelo exclusivo. La estancia, pensada para dos personas, tiene un coste aproximado de 1.000 a 1.200 dólares por noche e incluye traslados privados en barco, cena preparada por el propio guía y desayuno. A pesar del precio, recordaba la BBC que el alojamiento ha recibido valoraciones muy positivas por la combinación de aislamiento, paisaje y silencio, elementos que los huéspedes señalan como difíciles de encontrar en otros destinos.
Así, la percepción general es que se trata de una experiencia diseñada para quienes buscan desconectar por completo (de humanidad y dispositivos), observar el entorno sin filtros y enfrentarse a un ritmo más lento, donde la naturaleza es el eje central de la estancia y el paso del tiempo parece adquirir otra escala.
Imagen | Vision Lodge
En Xataka | Un ingeniero dejó su trabajo para transformar una cueva en alquiler vacacional. Está ganando una fortuna al año sin Airbnb
En Xataka | Italia veta uno de los grandes símbolos del turismo masivo: se prohíbe el uso de las cajas de llaves para hacer auto check-in
– La noticia
Hay ocho millones de Airbnb, pero solo uno donde la desconexión es tan extrema que hay letra pequeña: riesgo de muerte
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
.


