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El barco de pasajeros más antiguo del mundo ya no navega: tiene una nueva vida en tierra como hotel de lujo

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El barco de pasajeros más antiguo del mundo ya no navega: tiene una nueva vida en tierra como hotel de lujo

Hay personas que sueñan con tener su propio barco, pero sus historias no siempre acaban como imaginaban. Clyde Stires empezó en 1987 a levantar un yate en su casa de California porque no podía permitirse comprarlo. Lo lanzó al mar siete años después, aunque su historia tuvo un final amargo cuando el Kaleidoscope fue robado en México. Chris Willson compró un viejo crucero, lo rebautizó como Aurora, invirtió una fortuna y más de diez años para convertirlo en un sueño flotante, pero finalmente acabó desguazado. Algunos barcos acumulan esfuerzo, años y entusiasmo, pero el destino no siempre acompaña.

Entre todas esas historias marinas aparece una que ha tomado un rumbo inesperado. Se trata del que llegó a ser considerado el barco de pasajeros activo más antiguo del mundo. Nació en 1914, el mismo período en que los astilleros aún trabajaban con remaches y antes de que la soldadura se popularizara en la construcción naval. Hoy ya no recorre los océanos, pero sigue en pie: está encallado en una pequeña isla artificial frente a Bintan, en Indonesia, y se ha convertido en un hotel de lujo conocido como Doulos Phos The Ship Hotel. No navega, pero sigue recibiendo pasajeros.

Del carguero de cebollas a hotel encallado en una isla artificial

Su historia comenzó lejos del turismo y de cualquier pretensión de lujo. Cuando salió del astillero en 1914, su nombre era SS Medina y transportaba cebollas y otros productos por las rutas comerciales de Estados Unidos. Décadas más tarde, sería reclutado para la Segunda Guerra Mundial, realizando tareas de apoyo logístico. Tras el conflicto, fue reconvertido en buque de pasajeros y adoptó un motor diésel, lo que le permitió alargar su vida útil. Más adelante, ya como barco misionero y biblioteca flotante, visitó más de cien países y sobrevivió a un ataque en Filipinas en 1991.

La antigüedad que lo hacía especial también lo dejó en desventaja frente a las normas modernas de seguridad marítima. Actualizarlo implicaba cambiar buena parte de su estructura, instalar nuevos sistemas contra incendios y adaptar los camarotes a los estándares vigentes. Era una operación demasiado costosa para su propietario, que lo llevó a un dique seco en Singapur, donde quedó a la espera de ofertas. La más probable implicaba su desguace. Sin embargo, un empresario singapurense llamado Eric Saw presentó la puja ganadora, lo adquirió por 900.000 euros y decidió intentar darle una segunda vida.

Mv Doulos Phos In Bintan

Tras comprar el barco, el nuevo propietario se enfrentó a un problema que no era técnico, sino geográfico: no tenía dónde ponerlo. Intentó que Singapur le concediera un espacio permanente, pero las negociaciones no prosperaron. Mantenerlo en dique seco era costoso y tampoco ofrecía salida. La oportunidad llegó en Bintan Resorts, una zona turística promovida conjuntamente por Indonesia y Singapur, donde le propusieron llevarlo como atractivo patrimonial. Allí planteó una idea poco habitual: en lugar de mantenerlo a flote, instalarlo definitivamente en tierra, en una isla artificial con forma de ancla.

Barco 1

Mover un barco de 6.800 toneladas a tierra firme no es una operación común. Primero se vació un tramo del litoral para hacer un “canal” provisional y permitir que el casco pudiera aproximarse a la zona donde estaría encallado. Sobre ese terreno se preparó una base de hormigón anclada mediante pilotes que atravesaban el suelo hasta llegar a capas más firmes. El desplazamiento se hizo con cabrestantes y enormes cojines de aire que actuaban como rodillos. El plan inicial contemplaba una operación mucho más corta, pero el avance resultó más lento y la maniobra terminó extendiéndose a siete semanas.

Barco 3

Convertir un barco centenario en hotel implicó rediseñar por completo sus interiores. Los antiguos camarotes compartidos, con literas y apenas espacio de movimiento, dejaron paso a habitaciones amplias con baño privado, climatización y servicios propios de un alojamiento moderno. Se desmontaron depósitos de combustible, se perforaron mamparos y se desplegaron nuevas redes de electricidad y agua. Hoy cuenta con 93 cabinas repartidas en varios niveles, entre ellas las Executive Suites, las Family Suites y la llamada Master Mariner, situada en la cubierta superior con terraza, jacuzzi exterior y zona de comedor privada.

Barcohotel

Aunque el interior se transformó por completo, el objetivo no era borrar su pasado. Se conservaron elementos clave como la sala de máquinas, el eje de hélice de más de 60 metros, varios botes salvavidas y algunos camarotes originales habilitados como “experience cabins”. Las cubiertas siguen siendo transitables y los huéspedes pueden acceder a puntos emblemáticos como el fo’c’sle, el mismo espacio en la proa popularizado por la película Titanic. También se incorporaron remaches originales recuperados durante la reforma en la decoración interior como recordatorio de que se trata de un barco de 1914.

El proyecto no se sostiene solo como negocio. La inversión superó los 15 millones de euros y el propietario sostiene que su objetivo no es recuperar esa cantidad. Ha declarado que se trata de un proyecto de conservación y que solo cobra un dólar al año de salario. Además, afirma que los ingresos se destinan a actividades benéficas. Mantener el barco, incluso fuera del agua, sigue siendo un desafío permanente, porque el óxido nunca desaparece del todo. Pintar y reparar el casco es un proceso continuo. El propietario sostiene que las modificaciones realizadas podrían revertirse, lo que permitiría, al menos en teoría, devolver el barco al mar si alguien lo quisiera en el futuro.

Imágenes | Doulos Phos

En Xataka |  Creíamos que lo más increíble de los megacruceros es su tamaño. Resulta que el auténtico milagro son sus cocinas


La noticia

El barco de pasajeros más antiguo del mundo ya no navega: tiene una nueva vida en tierra como hotel de lujo

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Marquez

.

​Hay personas que sueñan con tener su propio barco, pero sus historias no siempre acaban como imaginaban. Clyde Stires empezó en 1987 a levantar un yate en su casa de California porque no podía permitirse comprarlo. Lo lanzó al mar siete años después, aunque su historia tuvo un final amargo cuando el Kaleidoscope fue robado en México. Chris Willson compró un viejo crucero, lo rebautizó como Aurora, invirtió una fortuna y más de diez años para convertirlo en un sueño flotante, pero finalmente acabó desguazado. Algunos barcos acumulan esfuerzo, años y entusiasmo, pero el destino no siempre acompaña.
Entre todas esas historias marinas aparece una que ha tomado un rumbo inesperado. Se trata del que llegó a ser considerado el barco de pasajeros activo más antiguo del mundo. Nació en 1914, el mismo período en que los astilleros aún trabajaban con remaches y antes de que la soldadura se popularizara en la construcción naval. Hoy ya no recorre los océanos, pero sigue en pie: está encallado en una pequeña isla artificial frente a Bintan, en Indonesia, y se ha convertido en un hotel de lujo conocido como Doulos Phos The Ship Hotel. No navega, pero sigue recibiendo pasajeros.
Del carguero de cebollas a hotel encallado en una isla artificial
Su historia comenzó lejos del turismo y de cualquier pretensión de lujo. Cuando salió del astillero en 1914, su nombre era SS Medina y transportaba cebollas y otros productos por las rutas comerciales de Estados Unidos. Décadas más tarde, sería reclutado para la Segunda Guerra Mundial, realizando tareas de apoyo logístico. Tras el conflicto, fue reconvertido en buque de pasajeros y adoptó un motor diésel, lo que le permitió alargar su vida útil. Más adelante, ya como barco misionero y biblioteca flotante, visitó más de cien países y sobrevivió a un ataque en Filipinas en 1991.

La antigüedad que lo hacía especial también lo dejó en desventaja frente a las normas modernas de seguridad marítima. Actualizarlo implicaba cambiar buena parte de su estructura, instalar nuevos sistemas contra incendios y adaptar los camarotes a los estándares vigentes. Era una operación demasiado costosa para su propietario, que lo llevó a un dique seco en Singapur, donde quedó a la espera de ofertas. La más probable implicaba su desguace. Sin embargo, un empresario singapurense llamado Eric Saw presentó la puja ganadora, lo adquirió por 900.000 euros y decidió intentar darle una segunda vida.

Tras comprar el barco, el nuevo propietario se enfrentó a un problema que no era técnico, sino geográfico: no tenía dónde ponerlo. Intentó que Singapur le concediera un espacio permanente, pero las negociaciones no prosperaron. Mantenerlo en dique seco era costoso y tampoco ofrecía salida. La oportunidad llegó en Bintan Resorts, una zona turística promovida conjuntamente por Indonesia y Singapur, donde le propusieron llevarlo como atractivo patrimonial. Allí planteó una idea poco habitual: en lugar de mantenerlo a flote, instalarlo definitivamente en tierra, en una isla artificial con forma de ancla.

Mover un barco de 6.800 toneladas a tierra firme no es una operación común. Primero se vació un tramo del litoral para hacer un “canal” provisional y permitir que el casco pudiera aproximarse a la zona donde estaría encallado. Sobre ese terreno se preparó una base de hormigón anclada mediante pilotes que atravesaban el suelo hasta llegar a capas más firmes. El desplazamiento se hizo con cabrestantes y enormes cojines de aire que actuaban como rodillos. El plan inicial contemplaba una operación mucho más corta, pero el avance resultó más lento y la maniobra terminó extendiéndose a siete semanas.

Convertir un barco centenario en hotel implicó rediseñar por completo sus interiores. Los antiguos camarotes compartidos, con literas y apenas espacio de movimiento, dejaron paso a habitaciones amplias con baño privado, climatización y servicios propios de un alojamiento moderno. Se desmontaron depósitos de combustible, se perforaron mamparos y se desplegaron nuevas redes de electricidad y agua. Hoy cuenta con 93 cabinas repartidas en varios niveles, entre ellas las Executive Suites, las Family Suites y la llamada Master Mariner, situada en la cubierta superior con terraza, jacuzzi exterior y zona de comedor privada.

Aunque el interior se transformó por completo, el objetivo no era borrar su pasado. Se conservaron elementos clave como la sala de máquinas, el eje de hélice de más de 60 metros, varios botes salvavidas y algunos camarotes originales habilitados como “experience cabins”. Las cubiertas siguen siendo transitables y los huéspedes pueden acceder a puntos emblemáticos como el fo’c’sle, el mismo espacio en la proa popularizado por la película Titanic. También se incorporaron remaches originales recuperados durante la reforma en la decoración interior como recordatorio de que se trata de un barco de 1914.

En Xataka

Hace años alguien soñó con una megaciudad flotante. El resultado es un “terayate” de 550 metros para 60.000 personas

El proyecto no se sostiene solo como negocio. La inversión superó los 15 millones de euros y el propietario sostiene que su objetivo no es recuperar esa cantidad. Ha declarado que se trata de un proyecto de conservación y que solo cobra un dólar al año de salario. Además, afirma que los ingresos se destinan a actividades benéficas. Mantener el barco, incluso fuera del agua, sigue siendo un desafío permanente, porque el óxido nunca desaparece del todo. Pintar y reparar el casco es un proceso continuo. El propietario sostiene que las modificaciones realizadas podrían revertirse, lo que permitiría, al menos en teoría, devolver el barco al mar si alguien lo quisiera en el futuro.

Imágenes | Doulos Phos

En Xataka |  Creíamos que lo más increíble de los megacruceros es su tamaño. Resulta que el auténtico milagro son sus cocinas

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El barco de pasajeros más antiguo del mundo ya no navega: tiene una nueva vida en tierra como hotel de lujo

fue publicada originalmente en

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Javier Marquez

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