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Ciencia y Tecnología

Cambricon era una empresa moribunda en 2019. Hoy vale 68.000 millones gracias a un socio inesperado: EEUU

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Cambricon era una empresa moribunda en 2019. Hoy vale 68.000 millones gracias a un socio inesperado: EEUU

Chen Tianshi ha multiplicado por más de doce su fortuna en dos años hasta alcanzar los 22.500 millones de dólares. Su empresa, Cambricon Technologies, ha visto dispararse sus acciones un 765% en 24 meses y sus ingresos han crecido más del 500% en el último año.

Por qué es importante. El meteórico ascenso de Cambricon no es tanto una historia de innovación disruptiva como de proteccionismo estratégico. Y ejemplifica bien cómo las sanciones tecnológicas de Estados Unidos se han convertido en el mejor socio comercial de algunas empresas chinas.

El contexto. En 2019, Cambricon dependía en más del 95% de Huawei, que canceló todos sus contratos de golpe. La empresa parecía condenada. Luego llegaron las restricciones estadounidenses de 2023 y 2024, que cortaron el suministro de chips NVIDIA a China.

El gobierno chino respondió exigiendo a las empresas comprar “en casa”. Y así fue como Cambricon pasó de negocio moribundo a campeón nacional.

Entre líneas. El caso muestra la diferencia entre competir en un mercado libre y prosperar en uno protegido. Cambricon no ha batido a NVIDIA en tecnología: su chip Siyuan 590 va varios años por detrás del A100. Pero en un mercado sellado por decreto gubernamental, no necesita ser mejor, solo estar disponible.

La empresa ha acumulado inventario por 2.760 millones de yuanes (380 millones de dólares), algo que en cualquier sector preocuparía. Pero con los chips de NVIDIA bloqueados, ese stock se ha convertido en poder de negociación. Algunos clientes pagan hasta un 30% extra por la entrega inmediata.

Sí, pero. La pregunta que divide a los analistas es cuánto durará. “El crecimiento explosivo de Cambricon se debe principalmente a una base muy baja, y su valoración actual puede estar inflada sin apoyo político sostenido”, explica Shen Meng, director del banco de inversión Chanson & Co.

El chip de Cambricon funciona bien para inferencia (cuando un modelo de IA hace predicciones), pero le falta escalabilidad para el entrenamiento de modelos, la fase computacionalmente más intensiva. NVIDIA no solo vende chips, vende un ecosistema completo con CUDA que es “extraordinariamente difícil de replicar rápidamente”, según Sunny Cheung, investigador de Jamestown Foundation.

El contraste. Cambricon tiene una capitalización bursátil de 558.000 millones de yuanes (unos 68.000 millones de dólares), un 60% menos que de la de Intel. Pero genera apenas el 1,6% de los ingresos de Intel. Los inversores no están comprando fundamentales, están comprando esperanza nacional.

La señal de alarma. La propia Cambricon ha intentado enfriar el frenesí. En agosto, con su acción disparada más del 130% en un mes, lanzó una advertencia oficial: su precio de cotización se había “desviado notablemente” de sus fundamentales y los inversores “podrían afrontar riesgos sustanciales”.

Cuando una empresa avisa de que su valoración ya no tiene mucho sentido, conviene escuchar.

Qué dice esto sobre la guerra tecnológica. El caso Cambricon demuestra que las sanciones tecnológicas de EEUU no están frenando a China, sino reorganizando su industria. Están creando una nueva clase de élites tecnológicas alineadas con el Estado, años después de que el gobierno chino aplastara a sus gigantes privados.

El gobierno estadounidense ha cortado el acceso de China a chips avanzados, pero a cambio ha regalado mercados cautivos a empresas como Cambricon. El resultado es una industria china de semiconductores más débil técnicamente pero más dependiente del gobierno. No es el libre mercado quien elige a los ganadores, es el favor político.

La gran pregunta. ¿Qué ocurre cuando el proteccionismo deja de ser suficiente? Cambricon ha conseguido su primer beneficio trimestral en el cuarto trimestre de 2024, cuatro años después de salir a bolsa. Tampoco está mal. Pero su crecimiento depende de que el grifo gubernamental siga abierto y de que las empresas chinas no tengan alternativa.

Si las restricciones estadounidenses se suavizan o si competidores domésticos como Huawei ganan tracción, la fiesta podría acabarse rápido. Chen Tianshi ha construido una fortuna de 22.500 millones sobre arena política. La historia de la tecnología sugiere que ese tipo de cimientos no suelen aguantar décadas.

Imagen destacada | Cambricon

En Xataka | Se suponía que China ya no podía hacerse con los chips más avanzados de NVIDIA. Hasta que encontró un atajo en Indonesia


La noticia

Cambricon era una empresa moribunda en 2019. Hoy vale 68.000 millones gracias a un socio inesperado: EEUU

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Lacort

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​Chen Tianshi ha multiplicado por más de doce su fortuna en dos años hasta alcanzar los 22.500 millones de dólares. Su empresa, Cambricon Technologies, ha visto dispararse sus acciones un 765% en 24 meses y sus ingresos han crecido más del 500% en el último año.
Por qué es importante. El meteórico ascenso de Cambricon no es tanto una historia de innovación disruptiva como de proteccionismo estratégico. Y ejemplifica bien cómo las sanciones tecnológicas de Estados Unidos se han convertido en el mejor socio comercial de algunas empresas chinas.
El contexto. En 2019, Cambricon dependía en más del 95% de Huawei, que canceló todos sus contratos de golpe. La empresa parecía condenada. Luego llegaron las restricciones estadounidenses de 2023 y 2024, que cortaron el suministro de chips NVIDIA a China.
El gobierno chino respondió exigiendo a las empresas comprar “en casa”. Y así fue como Cambricon pasó de negocio moribundo a campeón nacional.
Entre líneas. El caso muestra la diferencia entre competir en un mercado libre y prosperar en uno protegido. Cambricon no ha batido a NVIDIA en tecnología: su chip Siyuan 590 va varios años por detrás del A100. Pero en un mercado sellado por decreto gubernamental, no necesita ser mejor, solo estar disponible.
La empresa ha acumulado inventario por 2.760 millones de yuanes (380 millones de dólares), algo que en cualquier sector preocuparía. Pero con los chips de NVIDIA bloqueados, ese stock se ha convertido en poder de negociación. Algunos clientes pagan hasta un 30% extra por la entrega inmediata.

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Sí, pero. La pregunta que divide a los analistas es cuánto durará. “El crecimiento explosivo de Cambricon se debe principalmente a una base muy baja, y su valoración actual puede estar inflada sin apoyo político sostenido”, explica Shen Meng, director del banco de inversión Chanson & Co.
El chip de Cambricon funciona bien para inferencia (cuando un modelo de IA hace predicciones), pero le falta escalabilidad para el entrenamiento de modelos, la fase computacionalmente más intensiva. NVIDIA no solo vende chips, vende un ecosistema completo con CUDA que es “extraordinariamente difícil de replicar rápidamente”, según Sunny Cheung, investigador de Jamestown Foundation.
El contraste. Cambricon tiene una capitalización bursátil de 558.000 millones de yuanes (unos 68.000 millones de dólares), un 60% menos que de la de Intel. Pero genera apenas el 1,6% de los ingresos de Intel. Los inversores no están comprando fundamentales, están comprando esperanza nacional.
La señal de alarma. La propia Cambricon ha intentado enfriar el frenesí. En agosto, con su acción disparada más del 130% en un mes, lanzó una advertencia oficial: su precio de cotización se había “desviado notablemente” de sus fundamentales y los inversores “podrían afrontar riesgos sustanciales”.
Cuando una empresa avisa de que su valoración ya no tiene mucho sentido, conviene escuchar.
Qué dice esto sobre la guerra tecnológica. El caso Cambricon demuestra que las sanciones tecnológicas de EEUU no están frenando a China, sino reorganizando su industria. Están creando una nueva clase de élites tecnológicas alineadas con el Estado, años después de que el gobierno chino aplastara a sus gigantes privados.
El gobierno estadounidense ha cortado el acceso de China a chips avanzados, pero a cambio ha regalado mercados cautivos a empresas como Cambricon. El resultado es una industria china de semiconductores más débil técnicamente pero más dependiente del gobierno. No es el libre mercado quien elige a los ganadores, es el favor político.

La gran pregunta. ¿Qué ocurre cuando el proteccionismo deja de ser suficiente? Cambricon ha conseguido su primer beneficio trimestral en el cuarto trimestre de 2024, cuatro años después de salir a bolsa. Tampoco está mal. Pero su crecimiento depende de que el grifo gubernamental siga abierto y de que las empresas chinas no tengan alternativa.
Si las restricciones estadounidenses se suavizan o si competidores domésticos como Huawei ganan tracción, la fiesta podría acabarse rápido. Chen Tianshi ha construido una fortuna de 22.500 millones sobre arena política. La historia de la tecnología sugiere que ese tipo de cimientos no suelen aguantar décadas.
Imagen destacada | Cambricon
En Xataka | Se suponía que China ya no podía hacerse con los chips más avanzados de NVIDIA. Hasta que encontró un atajo en Indonesia

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Cambricon era una empresa moribunda en 2019. Hoy vale 68.000 millones gracias a un socio inesperado: EEUU

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Javier Lacort

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