Ciencia y Tecnología
El “Terminator” de Ucrania contra los drones rusos: una IA que decide cuándo disparar se ha escondido donde menos se le espera
Durante los últimos meses en Ucrania se han visto saltos tecnológicos que hasta hace muy poco eran más propios del terreno de la ciencia ficción. De las máquinas capturando y haciendo prisioneros se pasó a los drones atacando por su cuenta en cuestión de semanas o incluso la llegada de una “IA general” capaz de convertir los soldados en “invisibles”.
Lo último: una especie de cruce entre Terminator y Predator.
Del arma antiaérea improvisada al sistema autónomo. Sí, Ucrania ha convertido la urgencia en ingeniería militar avanzada mediante el desarrollo de lo que han denominado como Predator, una torreta automatizada de ametralladora creada inicialmente para que los drones navales Magura pudieran enfrentarse a helicópteros y cazas rusos que patrullaban el mar Negro, un espacio donde la presión aérea sobre las operaciones ucranianas aumentó tras el éxito de los ataques no tripulados contra la Flota rusa.
El Predator debutó en combate a finales de 2024, cuando sus sensores y su capacidad de adquisición de blancos permitieron derribar dos helicópteros mediante misiles disparados desde otros drones navales, y meses después ayudó a abatir un Su-30 ruso, demostrando que un vehículo explosivo no tripulado podía también proporcionar cobertura antiaérea.
Una vuelta de tuerca. Una vez visto el éxito de la máquina, Ucrania decidió “esconderla” donde fuera una sorpresa para el enemigo. Ocurre que integrar esta torreta en una plataforma marítima fue un desafío complejo que obligó a garantizar estabilidad en condiciones adversas, precisión en un casco en movimiento y compatibilidad con procesos de guiado que combinan sensores ópticos, inteligencia artificial y sistemas giroscópicos.

La torreta Predator equipada en un pequeño vehículo oruga
Tecnología naval adaptada para la guerra de drones. Así, aunque nació para el mar, las pruebas recientes del Predator han confirmado su utilidad en el escenario dominante de la guerra moderna: el combate contra drones FPV cargados con explosivos, responsables de una cuota creciente de pérdidas ucranianas en tierra.
Con munición de 7,62 mm, sensores ópticos, estabilización giroscópica y alertas automáticas de detección, el sistema puede montarse en vehículos de cadenas o en la caja de un pick-up, disparando en movimiento y siguiendo objetivos mínimos de apenas unos centímetros a 100 metros.
Y más. La inteligencia artificial permite a la torreta identificar amenazas y presentar opciones al operador, que mantiene la decisión final para evitar fuegos fratricidas, mientras que las nuevas versiones incorporan telémetros láser y mejoras de precisión adaptadas a drones controlados por radiofrecuencia o fibra óptica.
De Ucrania a la OTAN. La rápida industrialización del Predator (más de treinta unidades construidas y un plan para producir cien al mes en menos de medio año, con un coste por unidad inferior a 100.000 dólares para las fuerzas ucranianas) convierte a este sistema en uno de los desarrollos más ágiles del complejo militar ucraniano.
De hecho, su éxito ha despertado el interés de la OTAN, que invitó a la compañía a una Innovation Challenge y puso a prueba el sistema en un evento de evaluación en Francia, donde el fabricante lo presentó por control remoto como solución modular y de despliegue inmediato ante amenazas que evolucionan con semanas, no años, de margen. Además, UGV Robotics planea un modelo de mayor calibre, el Apex Predator, con munición .50 y capacidad para intervenir contra amenazas aéreas más pesadas, apuntando a convertir estas torretas en un estándar exportable para aliados occidentales.
El nuevo paradigma de la defensa ucraniana. La historia de esta torreta ilustra cómo Ucrania está integrando capacidades navales y terrestres en un mismo ecosistema de combate basado en automatización, sensores modulares y sistemas capaces de operar en plataformas no tripuladas, una estrategia impulsada por la presión constante de drones rusos y por la necesidad de proteger tanto a infantería como a vehículos expuestos.
En este contexto, un diseño concebido para que un dron explosivo no fuese abatido desde el aire se transforma ahora en una defensa terrestre frente a enjambres baratos y letales, convirtiendo al Predator en símbolo del giro de Ucrania hacia una defensa distribuida, adaptativa y centrada en neutralizar amenazas asimétricas antes de que alcancen su objetivo.
Imagen | UGV Robotics
En Xataka | En pleno rearme, Europa se ha dado cuenta de un detalle sin importancia: no tiene suficientes balas
–
La noticia
El “Terminator” de Ucrania contra los drones rusos: una IA que decide cuándo disparar se ha escondido donde menos se le espera
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
.
Durante los últimos meses en Ucrania se han visto saltos tecnológicos que hasta hace muy poco eran más propios del terreno de la ciencia ficción. De las máquinas capturando y haciendo prisioneros se pasó a los drones atacando por su cuenta en cuestión de semanas o incluso la llegada de una “IA general” capaz de convertir los soldados en “invisibles”.
Lo último: una especie de cruce entre Terminator y Predator.
Del arma antiaérea improvisada al sistema autónomo. Sí, Ucrania ha convertido la urgencia en ingeniería militar avanzada mediante el desarrollo de lo que han denominado como Predator, una torreta automatizada de ametralladora creada inicialmente para que los drones navales Magura pudieran enfrentarse a helicópteros y cazas rusos que patrullaban el mar Negro, un espacio donde la presión aérea sobre las operaciones ucranianas aumentó tras el éxito de los ataques no tripulados contra la Flota rusa.
El Predator debutó en combate a finales de 2024, cuando sus sensores y su capacidad de adquisición de blancos permitieron derribar dos helicópteros mediante misiles disparados desde otros drones navales, y meses después ayudó a abatir un Su-30 ruso, demostrando que un vehículo explosivo no tripulado podía también proporcionar cobertura antiaérea.
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Con munición de 7,62 mm, sensores ópticos, estabilización giroscópica y alertas automáticas de detección, el sistema puede montarse en vehículos de cadenas o en la caja de un pick-up, disparando en movimiento y siguiendo objetivos mínimos de apenas unos centímetros a 100 metros.
Y más. La inteligencia artificial permite a la torreta identificar amenazas y presentar opciones al operador, que mantiene la decisión final para evitar fuegos fratricidas, mientras que las nuevas versiones incorporan telémetros láser y mejoras de precisión adaptadas a drones controlados por radiofrecuencia o fibra óptica.
De Ucrania a la OTAN. La rápida industrialización del Predator (más de treinta unidades construidas y un plan para producir cien al mes en menos de medio año, con un coste por unidad inferior a 100.000 dólares para las fuerzas ucranianas) convierte a este sistema en uno de los desarrollos más ágiles del complejo militar ucraniano.
De hecho, su éxito ha despertado el interés de la OTAN, que invitó a la compañía a una Innovation Challenge y puso a prueba el sistema en un evento de evaluación en Francia, donde el fabricante lo presentó por control remoto como solución modular y de despliegue inmediato ante amenazas que evolucionan con semanas, no años, de margen. Además, UGV Robotics planea un modelo de mayor calibre, el Apex Predator, con munición .50 y capacidad para intervenir contra amenazas aéreas más pesadas, apuntando a convertir estas torretas en un estándar exportable para aliados occidentales.
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En este contexto, un diseño concebido para que un dron explosivo no fuese abatido desde el aire se transforma ahora en una defensa terrestre frente a enjambres baratos y letales, convirtiendo al Predator en símbolo del giro de Ucrania hacia una defensa distribuida, adaptativa y centrada en neutralizar amenazas asimétricas antes de que alcancen su objetivo.
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Miguel Jorge
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