Ciencia y Tecnología
Las ciudades se están convirtiendo en parques temáticos. La “nave” que ha aterrizado en Madrid es el último ejemplo
Una nave espacial ha aparcado en el centro de Madrid. No, no hace falta que te pongas a correr como si fueras Naruto porque estará ahí unos días. No se trata de una nave de verdad, sino de la estación de Sol. Y el motivo por el que se ha cambiado el diseño de la boca de metro por el de esta nave es porque se trata de una acción publicitaria de PlayStation. Y más que algo especial, es parte de un fenómeno.
El de convertir parte de las grandes ciudades en parques temáticos.
Qué ha pasado. El pasado martes 4 de noviembre, una de las bocas de la estación de Sol en Madrid apareció “tuneada”. Representando una nave “estrellada”, la propia PlayStation dio algunos detalles sobre la acción en su blog. El streamer The Grefg está involucrado en una campaña que se resolverá el próximo 19 de noviembre y en la que se entregarán cuatro PlayStation 5 Pro.
No se trata de la celebración del lanzamiento de ningún juego, sino de un sorteo a lo grande para el que PlayStation ha decorado un emblemático punto de la ciudad.

Marketing experiencial. Este tipo de intervenciones no son nuevas, aunque en España se trata de uno de los mayores movimientos de marketing vistos en los últimos años. Se trata de una estrategia diseñada para crear vínculos con los usuarios más allá de aquellos que se pueden trazar con la publicidad tradicional. Una pantalla LED gigante o una valla publicitaria es algo que tenemos tan interiorizado que hasta ignoramos en muchos casos, pero que la estación por la que pasas a diario se convierta en otra cosa, irremediablemente, llama la atención.
Es algo que reconfigura la percepción del entorno urbano y se puede manifestar de múltiples maneras. Las estaciones de transporte son algunos de los centros predilectos de las empresas porque son puntos por los que pasa mucha, muchísima gente. Sol, sin ir más lejos, fue “Vodafone Sol” durante muchísimos años y, aunque es un ejemplo distinto, sirve para identificar un lugar y una marca.
Publicidad fuera del espacio para publicidad. Se ha llegado a denominar como “contaminación visual de carácter mercantil” al generar una exposición publicitaria que el ciudadano no puede eludir. La vas a ver, quieras o no, pero más allá de los propios usuarios del metro, es una publicidad que genera una conversación en redes sociales.
Paisaje público = lienzo publicitario. Como decíamos, Madrid se está convirtiendo en un ejemplo de cómo los escenarios públicos son reconvertidos para apoyar una narrativa comercial. Al lado de la nave de PlayStation, y literalmente en el kilómetro cero de Madrid, la marca de relojes TAG Heuer colocó hace unas semanas un reloj gigante con una cuenta atrás indicando los 365 días que faltan para que la Fórmula 1 regrese a Madrid (algo con lo que los vecinos también tienen sus más y sus menos). No es muy distinto a lo que ocurre con unos Juegos Olímpicos, pero hay otros ejemplos más sangrantes.
Sin salirnos del metro, en 2016 la estación de Chueca se transformó con los colores del arcoíris. No fue algo promovido por movimientos políticos a favor del colectivo LGTBI+, sino una acción publicitaria de Netflix bajo el lema “Rainbow is the new black”. La campaña era temporal, pero el colectivo consiguió mantener los colores después de que Netflix retirara su marca. Y Puerta de España también ha sido personalizada en el pasado.
Pragmatismo. Esto, evidentemente, no sale gratis. Madrid, bajo el alcalde Alberto Ruiz Gallardón, aprobó una ordenanza que regula la publicidad exterior en Madrid por la que las lonas publicitarias en Puerta del Sol y otros entornos céntricos se colocara exclusivamente en edificios con ciertas características. Es por ello que Puerta del Sol está empapelada con publi de grandes marcas, series o películas, para lo que las empresas tienen que pagar un cuantioso canon a la ciudad.
Al final, mirándolo desde el punto de vista más pragmático, estas actividades público-privadas financian infraestructura y mobiliario que las administraciones municipales podrían no costear. Es decir: las ciudades obtienen ingresos mediante estos permisos publicitarios y las empresas ganan un escenario que cientos de miles de personas ven cada día. En un contexto en el que muchas ciudades están captando turismo e inversión, es un win-win si pensamos con la cabeza más fría.
El mencionado contrato de Vodafone Sol fue de tres millones de euros por cambiar el nombre de la estación entre 2013 y 2016, así como el cambio de nombre en la megafonía de la línea roja. Y, cuando el contrato no se renovó, fue Vodafone la que corrió con los gastos de gestión.
Reacciones. Ahora bien, mientras ciudades como Madrid, Barcelona o Nueva York permiten estas actividades, otras las restringen. Un ejemplo es Lyon, que ha decidido reducir la publicidad exterior en espacios públicos en hasta un 75%, eliminando sobre todo pantallas digitales. Fuera del pragmatismo anterior, se trata de algo que ejerce una tensión entre la recaudación municipal, la libertad comercial y la protección del paisaje urbano.
En el caso de la nave de PlayStation, se han visto reacciones variadas, desde las voces entusiasmadas hasta las que critican esa conversión de la ciudad en un parque de atracciones. Lo cierto es que PlayStation es una compañía que realiza unas campañas de publicidad muy imaginativas en varias ciudades y en España no se había visto algo así de grande.
Reacciones mucho más airadas tuvo otra acción reciente también en el metro, cuando la empresa Uber Eats cambió el nombre de la emblemática estación de Goya por… sí, lo estás adivinando: Gyoza. O el anterior cambio de nombre de la Línea Azul por Stonewashed Blue. Y la futura estación Santiago Bernabéu personalizada por el Real Madrid.
Imágenes | PlayStation España
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La noticia
Las ciudades se están convirtiendo en parques temáticos. La “nave” que ha aterrizado en Madrid es el último ejemplo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
.
Una nave espacial ha aparcado en el centro de Madrid. No, no hace falta que te pongas a correr como si fueras Naruto porque estará ahí unos días. No se trata de una nave de verdad, sino de la estación de Sol. Y el motivo por el que se ha cambiado el diseño de la boca de metro por el de esta nave es porque se trata de una acción publicitaria de PlayStation. Y más que algo especial, es parte de un fenómeno.
El de convertir parte de las grandes ciudades en parques temáticos.
Qué ha pasado. El pasado martes 4 de noviembre, una de las bocas de la estación de Sol en Madrid apareció “tuneada”. Representando una nave “estrellada”, la propia PlayStation dio algunos detalles sobre la acción en su blog. El streamer The Grefg está involucrado en una campaña que se resolverá el próximo 19 de noviembre y en la que se entregarán cuatro PlayStation 5 Pro.
No se trata de la celebración del lanzamiento de ningún juego, sino de un sorteo a lo grande para el que PlayStation ha decorado un emblemático punto de la ciudad.
Marketing experiencial. Este tipo de intervenciones no son nuevas, aunque en España se trata de uno de los mayores movimientos de marketing vistos en los últimos años. Se trata de una estrategia diseñada para crear vínculos con los usuarios más allá de aquellos que se pueden trazar con la publicidad tradicional. Una pantalla LED gigante o una valla publicitaria es algo que tenemos tan interiorizado que hasta ignoramos en muchos casos, pero que la estación por la que pasas a diario se convierta en otra cosa, irremediablemente, llama la atención.
Es algo que reconfigura la percepción del entorno urbano y se puede manifestar de múltiples maneras. Las estaciones de transporte son algunos de los centros predilectos de las empresas porque son puntos por los que pasa mucha, muchísima gente. Sol, sin ir más lejos, fue “Vodafone Sol” durante muchísimos años y, aunque es un ejemplo distinto, sirve para identificar un lugar y una marca.
En Xataka
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Paisaje público = lienzo publicitario. Como decíamos, Madrid se está convirtiendo en un ejemplo de cómo los escenarios públicos son reconvertidos para apoyar una narrativa comercial. Al lado de la nave de PlayStation, y literalmente en el kilómetro cero de Madrid, la marca de relojes TAG Heuer colocó hace unas semanas un reloj gigante con una cuenta atrás indicando los 365 días que faltan para que la Fórmula 1 regrese a Madrid (algo con lo que los vecinos también tienen sus más y sus menos). No es muy distinto a lo que ocurre con unos Juegos Olímpicos, pero hay otros ejemplos más sangrantes.
Sin salirnos del metro, en 2016 la estación de Chueca se transformó con los colores del arcoíris. No fue algo promovido por movimientos políticos a favor del colectivo LGTBI+, sino una acción publicitaria de Netflix bajo el lema “Rainbow is the new black”. La campaña era temporal, pero el colectivo consiguió mantener los colores después de que Netflix retirara su marca. Y Puerta de España también ha sido personalizada en el pasado.
Pragmatismo. Esto, evidentemente, no sale gratis. Madrid, bajo el alcalde Alberto Ruiz Gallardón, aprobó una ordenanza que regula la publicidad exterior en Madrid por la que las lonas publicitarias en Puerta del Sol y otros entornos céntricos se colocara exclusivamente en edificios con ciertas características. Es por ello que Puerta del Sol está empapelada con publi de grandes marcas, series o películas, para lo que las empresas tienen que pagar un cuantioso canon a la ciudad.
Al final, mirándolo desde el punto de vista más pragmático, estas actividades público-privadas financian infraestructura y mobiliario que las administraciones municipales podrían no costear. Es decir: las ciudades obtienen ingresos mediante estos permisos publicitarios y las empresas ganan un escenario que cientos de miles de personas ven cada día. En un contexto en el que muchas ciudades están captando turismo e inversión, es un win-win si pensamos con la cabeza más fría.
El mencionado contrato de Vodafone Sol fue de tres millones de euros por cambiar el nombre de la estación entre 2013 y 2016, así como el cambio de nombre en la megafonía de la línea roja. Y, cuando el contrato no se renovó, fue Vodafone la que corrió con los gastos de gestión.
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En el caso de la nave de PlayStation, se han visto reacciones variadas, desde las voces entusiasmadas hasta las que critican esa conversión de la ciudad en un parque de atracciones. Lo cierto es que PlayStation es una compañía que realiza unas campañas de publicidad muy imaginativas en varias ciudades y en España no se había visto algo así de grande.
Reacciones mucho más airadas tuvo otra acción reciente también en el metro, cuando la empresa Uber Eats cambió el nombre de la emblemática estación de Goya por… sí, lo estás adivinando: Gyoza. O el anterior cambio de nombre de la Línea Azul por Stonewashed Blue. Y la futura estación Santiago Bernabéu personalizada por el Real Madrid.
Imágenes | PlayStation España
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– La noticia
Las ciudades se están convirtiendo en parques temáticos. La “nave” que ha aterrizado en Madrid es el último ejemplo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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