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Newey reconoce que aun “no tiene ni idea” de lo que esperar en la F1 en 2026

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Si alguien podía disfrutar de un periodo de gardening leave, ese era Adrian Newey. Mientras otros ingenieros desesperan por no poder trabajar, el genio británico lo aprovechó como si fuera un regalo: tiempo, calma y un objetivo claro. Cuando finalmente pudo ponerse manos a la obra con Aston Martin Racing, en marzo de 2025, el foco no estaba en rescatar un AMR25. Su misión era mucho más grande: crear desde cero el coche de 2026, el mayor cambio reglamentario que ha vivido la Fórmula 1 en dos décadas.

El nuevo reglamento lo cambia absolutamente todo. Los coches serán más pequeños, perderán el efecto suelo, el DRS desaparecerá tal y como la conocemos, y los motores híbridos ganarán un enorme peso en la parte eléctrica. Una tormenta perfecta de variables que hace que el trabajo de Newey —y de todo el equipo técnico de Aston Martin, desde Enrico Cardile hasta Andy Cowell— sea casi un salto al vacío.

Nadie sabe lo que pasará. Ni siquiera él.

“Los coches de Fórmula 1 se han convertido en máquinas muy complicadas como resultado de la era informática”, explica Newey. “El resultado es un coche que consta de más de 15 000 piezas y, si nos fijamos en algo como el coche del año que viene, en el que se producirá un gran cambio normativo para 2026, casi ninguna de esas piezas se mantendrá”.

Ese “casi ninguna” no es una exageración: Aston Martin no podrá reutilizar prácticamente nada del coche actual. Lo que en cualquier otro año habría sido una evolución natural se convierte ahora en una reconstrucción total. Un proyecto que, como dice el propio Newey, es “un ejercicio de diseño e ingeniería gigantesco”.

Y lo cierto es que Aston Martin ha puesto todas las cartas sobre la mesa. Con una fábrica nueva, un túnel de viento de última generación y más de mil personas dedicadas al proyecto, la estructura británica tiene hoy los recursos que siempre soñó cuando era Racing Point o Force India. La diferencia es que ahora tiene también al mejor diseñador de la historia moderna de la Fórmula 1.

Un rompecabezas técnico sin precedentes

“Intentar asegurarnos de que todas funcionan juntas… que tenemos un producto unificado no solo en sus detalles, sino también, y quizás lo que es más importante, en su concepto“, apunta Newey, dejando entrever esa obsesión suya por el conjunto, por la armonía entre aerodinámica, chasis y dinámica del vehículo.

El desafío no está solo en el papel, sino en el vacío de referencias. Nadie sabe qué coche será rápido y qué concepto será el acertado. Lo que Aston Martin dibuja en su túnel de viento o en la libreta de Newey podría ser una obra maestra… o un paso en falso. Lo sabrán cuando vean los demás.

“Si tomamos el ejemplo que tenemos ahora, en el que se produce un gran cambio normativo en 2026, intentamos comprender cuáles son las implicaciones de estos cambios normativos, incluyendo cómo afecta la unidad de potencia, con su parte eléctrica mucho mayor, al diseño del chasis, la dinámica del vehículo, etc. Es una ecuación muy complicada…”, reconoce.

Esa ecuación, además, no tiene aún solución posible, porque nadie dispone de un punto de comparación. Por eso Newey insiste en la importancia del factor humano en esta era dominada por los datos y la simulación: “Depende en gran medida de las ideas humanas y eso es, supongo, la esencia de la Fórmula Uno: la capacidad de conceptualizar, reaccionar rápidamente y ser autocrítico”.

“No tengo ni idea de qué esperar”: la sinceridad brutal de Newey

Adrian Newey, Aston Martin Racing

Foto de: Aston Martinc Racing

A fin de cuentas, Aston Martin puede tener el mejor túnel de viento, el mejor simulador o los mejores ingenieros, pero lo que marcará la diferencia será la visión. Y ahí es donde entra Newey, con su mente inquieta y su capacidad para detectar patrones donde otros solo ven números. “La respuesta sincera es que no tengo ni idea de qué esperar en 2026“, admite el diseñador británico.

“Como equipo, hemos crecido rápidamente… Ahora necesitamos que todo el mundo se calme y trabaje bien en equipo… Si lo conseguimos en 2026, será el primer paso”.

El “primer paso” que menciona no suena a promesa de títulos inmediatos, sino a la semilla de una nueva era. En una F1 donde todos parten de cero, quizá el mayor reto no sea diseñar el coche más rápido, sino el más coherente, el más equilibrado. Y si alguien sabe de equilibrio, de convertir ideas en victorias, ese es Adrian Newey.

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