Ciencia y Tecnología
George R.R. Martin le pidió a ChatGPT que escribiera ‘Juego de Tronos’. Lo hizo tan bien que va a terminar ante el juez
El debate sobre los límites de uso de la IA y cómo esta va a afectar en realidad a los creadores es complejísimo, y no ha hecho más que empezar. Desde discernir hasta qué punto va a seguir creciendo la capacidad de la IA de crear obras al margen de los humanos hasta las lógicas preocupaciones éticas y legales que aparecen en torno a una herramienta que, desde su misma definición, está en una zona completamente inexplorada. De momento, George R.R. Martin y otros autores están dando pasos en busca de una regulación más exigente.
Qué ha pasado. Un juez federal de Manhattan ha dado luz verde para que continúe la demanda presentada por George R.R. Martin y otros autores contra OpenAI y Microsoft por presunta violación de derechos de autor. El creador de ‘Juego de Tronos’ y sus compañeros acusan a estas compañías de utilizar sus obras sin autorización para entrenar ChatGPT. Según el fallo emitido el 27 de octubre de 2025, hay razones para que el caso siga adelante, puesto que la propuesta de ChatGPT para una secuela de la saga era sustancialmente similar a la obra de Martin ya protegida por derechos de autor.
La prueba determinante. Llegó cuando los abogados pidieron a ChatGPT que creara una continuación ficticia de ‘Choque de Reyes’. El chatbot generó de inmediato una novela llamada ‘Danza de Sombras’, una secuela que incluía una nueva heredera Targaryen llamada Lady Elara, una secta rebelde de los Hijos del Bosque y una misteriosa forma de antigua magia relacionada con dragones. Esta capacidad para recrear elementos propios del universo de Martin dejó clara la cuestión: ¿cómo podría la IA conocer con tanto detalle su obra sin haberse alimentado de ella?
Los precedentes. Los orígenes de este conflicto legal se remontan a septiembre de 2023, cuando Martin, acompañado de 17 autores más (entre ellos, gente como Michael Chabon, Ta-Nehisi Coates, Jia Tolentino, John Grisham, Jonathan Franzen y Sarah Silverman) alzó la voz contra lo que consideraba una explotación sistemática de su obra. El caso fue presentado por el sindicato Authors Guild, en una demanda que hablaba de “robo sistemático a escala masiva”, argumentando que la herramienta hace uso de sus trabajos sin pagar derechos de autor y sin consentimiento de los escritores.
La carta. Meses antes de la demanda, estos autores y muchos otros, como Margaret Atwood o Nora Roberts, habían dirigido una carta a las grandes compañías tecnológicas transmitiendo su preocupación sobre las tecnologías de IA generativa. En ese documento advertían sobre “la injusticia inherente a la explotación de nuestras obras como parte de sus sistemas de IA sin nuestro consentimiento, crédito o compensación”. La acusación estaba clara: ChatGPT no solo había aprendido de sus libros; ahora podía replicarlos.
Otras embestidas. Estamos en un momento clave para determinar las implicaciones legales de la IA generativa. A principios de 2025, por ejemplo, se dirimió en los jurados una disputa similar contra Anthropic, que concluyó con un acuerdo extrajudicial: la compañía pagó 1.500 millones de dólares a autores cuyas obras fueron utilizadas sin permiso. Este precedente muestra que las empresas tecnológicas están dispuestas a negociar para evitar fallos judiciales que podrían sentar jurisprudencia vinculante.
En Inglaterra, por el contrario, el Tribunal Superior de Inglaterra determinó que Stability AI no violó derechos de autor al entrenar su modelo con imágenes de Getty, es decir, una decisión en dirección literalmente contraria, lo que ha generado alarma entre los creadores europeos. En todos estos casos sale siempre a flote el debate sobre el “uso justo” o fair use: las tecnológicas argumentan que el entrenamiento de sus modelos constituye un uso transformativo de las obras, similar a cuando los motores de búsqueda indexan contenido. Los creadores replican que se trata de una apropiación masiva que sustituye, no complementa, el trabajo original. Y como fondo, un choque que no ha hecho sino empezar.
Cabecera |Gage Skidmore
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La noticia
George R.R. Martin le pidió a ChatGPT que escribiera ‘Juego de Tronos’. Lo hizo tan bien que va a terminar ante el juez
fue publicada originalmente en
Xataka
por
John Tones
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El debate sobre los límites de uso de la IA y cómo esta va a afectar en realidad a los creadores es complejísimo, y no ha hecho más que empezar. Desde discernir hasta qué punto va a seguir creciendo la capacidad de la IA de crear obras al margen de los humanos hasta las lógicas preocupaciones éticas y legales que aparecen en torno a una herramienta que, desde su misma definición, está en una zona completamente inexplorada. De momento, George R.R. Martin y otros autores están dando pasos en busca de una regulación más exigente.
Qué ha pasado. Un juez federal de Manhattan ha dado luz verde para que continúe la demanda presentada por George R.R. Martin y otros autores contra OpenAI y Microsoft por presunta violación de derechos de autor. El creador de ‘Juego de Tronos’ y sus compañeros acusan a estas compañías de utilizar sus obras sin autorización para entrenar ChatGPT. Según el fallo emitido el 27 de octubre de 2025, hay razones para que el caso siga adelante, puesto que la propuesta de ChatGPT para una secuela de la saga era sustancialmente similar a la obra de Martin ya protegida por derechos de autor.
La prueba determinante. Llegó cuando los abogados pidieron a ChatGPT que creara una continuación ficticia de ‘Choque de Reyes’. El chatbot generó de inmediato una novela llamada ‘Danza de Sombras’, una secuela que incluía una nueva heredera Targaryen llamada Lady Elara, una secta rebelde de los Hijos del Bosque y una misteriosa forma de antigua magia relacionada con dragones. Esta capacidad para recrear elementos propios del universo de Martin dejó clara la cuestión: ¿cómo podría la IA conocer con tanto detalle su obra sin haberse alimentado de ella?
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Todas las grandes IA han ignorado las leyes del copyright. Lo alucinante es que sigue sin haber consecuencias
Los precedentes. Los orígenes de este conflicto legal se remontan a septiembre de 2023, cuando Martin, acompañado de 17 autores más (entre ellos, gente como Michael Chabon, Ta-Nehisi Coates, Jia Tolentino, John Grisham, Jonathan Franzen y Sarah Silverman) alzó la voz contra lo que consideraba una explotación sistemática de su obra. El caso fue presentado por el sindicato Authors Guild, en una demanda que hablaba de “robo sistemático a escala masiva”, argumentando que la herramienta hace uso de sus trabajos sin pagar derechos de autor y sin consentimiento de los escritores.
La carta. Meses antes de la demanda, estos autores y muchos otros, como Margaret Atwood o Nora Roberts, habían dirigido una carta a las grandes compañías tecnológicas transmitiendo su preocupación sobre las tecnologías de IA generativa. En ese documento advertían sobre “la injusticia inherente a la explotación de nuestras obras como parte de sus sistemas de IA sin nuestro consentimiento, crédito o compensación”. La acusación estaba clara: ChatGPT no solo había aprendido de sus libros; ahora podía replicarlos.
Otras embestidas. Estamos en un momento clave para determinar las implicaciones legales de la IA generativa. A principios de 2025, por ejemplo, se dirimió en los jurados una disputa similar contra Anthropic, que concluyó con un acuerdo extrajudicial: la compañía pagó 1.500 millones de dólares a autores cuyas obras fueron utilizadas sin permiso. Este precedente muestra que las empresas tecnológicas están dispuestas a negociar para evitar fallos judiciales que podrían sentar jurisprudencia vinculante.
En Inglaterra, por el contrario, el Tribunal Superior de Inglaterra determinó que Stability AI no violó derechos de autor al entrenar su modelo con imágenes de Getty, es decir, una decisión en dirección literalmente contraria, lo que ha generado alarma entre los creadores europeos. En todos estos casos sale siempre a flote el debate sobre el “uso justo” o fair use: las tecnológicas argumentan que el entrenamiento de sus modelos constituye un uso transformativo de las obras, similar a cuando los motores de búsqueda indexan contenido. Los creadores replican que se trata de una apropiación masiva que sustituye, no complementa, el trabajo original. Y como fondo, un choque que no ha hecho sino empezar.
Cabecera |Gage Skidmore
– La noticia
George R.R. Martin le pidió a ChatGPT que escribiera ‘Juego de Tronos’. Lo hizo tan bien que va a terminar ante el juez
fue publicada originalmente en
Xataka
por
John Tones
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