Vallecas volvió a desnudar al grande. En el barrio hay que correr, jugar y sufrir para ganar, porque el Rayo es un equipo bien hecho que no regala nada. Ya lo sintió el Barça en sus carnes. Tropezó el Madrid, como en los tres años anteriores, dejando sensación de estancamiento, de involución. Con poca energía para rebelarse contra el pinchazo. No le sirve como excusa el mayor número de ocasiones que su rival, ni el penalti no pitado. Alargó las dudas de Anfield, subrayadas en Huijsen, y reincidió en algunos vicios de la pasada temporada. Como la tendencia a partirse en cuanto el rival busca la contra. El parón se va a hacer largo.
El partido respondió a lo que se esperaba. El Madrid no estuvo cómodo en Vallecas. No lo está nunca. Y menos ante un Rayo con carácter, colocación y fútbol, que conoce y explota la singularidad de su estadio. Tras recibir el primer disparo, de Güler desde la frontal, Batalla fue un ejemplo de cómo sacar provecho del campo pequeño en el primer tiempo. Convocó a la presión blanca y trazó dos pases de 50 metros estupendos a sus puntas, estilo Kroos. No lo aprovecharon por las vigilancias blancas.
Tampoco sorprendió que el Madrid acusara el bajonazo de Anfield. Le costó generar juego, agobiado por la disciplina rayista. Con Camavinga en el eje, Brahim de extremo derecho y Asencio por el fatigado Militao, empezó sufriendo por la izquierda, con Ratiu creciendo en el partido. Empezó sujetándose para controlar a Vini, pero cuando se soltó hizo daño con una colada que superó a Carreras y tuvo que desviar Courtois, de negro riguroso.
A pesar de la falta de fluidez en el juego, sumó dos ocasiones claras el Madrid a fuerza de talento. El de Vinicius para buscar el desborde, centro de Mbappé, cabezazo de Bellingham forzado por un placaje y remate final del 7, que era gol o gol de no tirarse antes Batalla por si sonaba la flauta. En la siguiente, cerró un centro precioso Brahim desde la zurda que superó a la defensa y Asencio, solo, cabeceó fuera.
Nótese lo del placaje porque es misión del árbitro de VAR calibrar la importancia de los agarrones. El de Chavarría impidió rematar a Bellingham, que había ganado la posición. Material para Tiempo de Revisión, aunque ya hubo quien dijo que no era nada. Pues vale. El caso es que fue creciendo el Rayo en la misma medida en que fue menguando Huijsen, inseguro con balón y sin él. Perdió pases, vio la amarilla por llegar tarde a un balón y no vio la segunda de milagro, por evitar un saque rápido de banda. Tan claro era el riesgo de expulsión que Xabi Alonso le sustituyó al descanso.
No apareció Mbappé en todo el primer acto. Tampoco se vio mucho a Bellingham. Hubo poca presión alta del Madrid, pese a que quien debía acusar más la semana europea debía ser el Rayo, que jugó el jueves. Se juntó el equipo de Iñigo para desplegarse a la contra. El primer aviso fue rayista, con una colada del Pacha, relevo del lesionado Pedro Díaz, que De Frutos pudo embocar desde cerca. Y respondió el Madrid por triplicado, con un remate de Güler junto al palo, un pie de Batalla al disparo de Bellingham y un tiro cruzado de Mbappé, cerca del palo. A ráfagas, sin continuidad, sin esa intervención táctica que mostró Alonso al llegar al Bernabéu, su equipo empezó a partirse, facilitando las contras del Rayo. En una llegó Ratiu y sirvió atrás para Álvaro García. Estaba en buena posición, liberado, pero se le fue arriba.
Entró Ceballos por Brahim y pasó Camavinga al extremo derecho. Como en Anfield. Y salió igual. Ocho minutos más tarde, entró Rodrygo por el francés, deshaciendo el entuerto. Venía tocado desde minutos antes Valverde, tras una volea que sacó Batalla con mérito. Quiso aguantar pero no pudo y tuvo que agotar los cambios Alonso, metiendo a Trent. También Iñigo buscó frescura con los cambios, relevando el ataque y los mediapuntas. Apretó el Madrid, escaso de ideas, y buscó la sorpresa el Rayo con los balones de Batalla desde su área. Como en una que casi pesca Espino. Corrigió casi siempre Asencio, el mejor de un Madrid repleto de estrellas. Se escaparon los minutos hasta la prolongación, donde pudo pasar de todo. Entre Óscar Valentín y Alemao casi aprovechan una salida de Courtois. Y Arda regaló el jugadón de la tarde dentro del área que sacó Ciss a córner. En el lanzamiento, Chavarría volvió a agarrar a Mbappé que, al girarse para buscar el balón, abrió el brazo. Por supuesto, Martínez Munuera pitó falta del atacante. Los agarrones en el área salen gratis.

