Ciencia y Tecnología
India ha bombardeado las nubes para mejorar su pésima calidad de aire. Han tirado 400.000 dólares
El cielo de Nueva Delhi es un cuadro. Mientras medio mundo está enfocado en reducir sus emisiones y mejorar la calidad del aire (algo que gigantes ultracontaminados como China están poniendo en práctica con éxito), la otra mitad continúa con políticas poco eficientes en materia de descarbonización. India es uno de ellos, y la llegada del invierno no ayuda. Para combatir su pésima calidad del aire, el país ha “sembrado sus nubes” sobre Nueva Delhi.
Y hay voces que apuntan que se han gastado un dineral y no ha valido para nada.
Crisis. La situación de las grandes ciudades de India, con el foco puesto en una capital que tiene más de 28 millones de habitantes en su área metropolitana y una densidad de casi 6.000 habitantes por km², es realmente complicada. Las emisiones de vehículos suponen el 40% de las emisiones en la ciudad, pero hay otras fuentes como el polvo de la construcción, los aerosoles inorgánicos o las propias actividades industriales que aportan muchísima ‘suciedad’ al aire de la ciudad.
La calidad no es buena en ningún momento del año, pero en la temporada postmonzónica, entre octubre y noviembre, la situación se vuelve crítica. Es cuando se quema una gran cantidad de rastrojos de arroz y otros residuos, lo que, unido al resto de fuentes de partículas y a que la llegada del aire frío atrapa los contaminantes cerca del suelo, hace que la cantidad de partículas se dispare. Y no es una broma: se estima que entre 2009 y 2019 se dieron cerca de cuatro millones de muertes en India vinculadas a la mala calidad del aire.
Cifras. Para medir esa “suciedad” del aire, recurrimos a los PM2.5. Es una medida de la cantidad de partículas finas que se encuentran suspendidas en el aire, específicamente las que tienen un diámetro igual o inferior a 2,5 micrómetros. Son tan pequeñas que pueden penetrar profundamente en los pulmones, alcanzando el sistema sanguíneo y representando un grave riesgo para la salud.
Dicho esto, los niveles PM2.5 en Delhi son de entre 140 y 170 µg/m³, casi 12 veces más altos que los niveles seguros marcados por la OMS, de 15 µg/m³. Petter Ljungman, investigador del instituto Karolinska de Suecia, analizó el papel de estas partículas y determinó que “cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico en la concentración de PM2.5 condice a un aumento de un 8,6% de la mortalidad”.

Bombardeando a las nubes. Ante crisis así, se pueden hacer dos cosas: tomar conciencia y replantear la estrategia del país o recurrir a medidas desesperadas. Como leemos en Reuters, parece que el Gobierno ha optado por lo segundo. El pasado 28 de octubre, el gobierno de Delhi en colaboración con el Instituto Indio de Tecnología de Kanpur realizó las primeras pruebas de siembra de nubes. Se trata del primer intento de India en esta técnica y no se trata de “crear nubes”, sino de hacer que las que hay suelten agua.
Usando una serie de catalizadores lanzados desde aviones, se puede hacer que las gotas de agua que contiene una nube se fusionen en gotas más grandes y pesadas. De este modo, y por su propio peso, caen al suelo en forma de lluvia. No es algo novedoso porque, aunque parezca algo sacado de la ciencia ficción, llevamos medio siglo “sembrando” nubes.
Resultados… negativos. El problema es que cada vez hemos tenido más y más evidencias de que es algo que sirve de poco. Si las nubes son buenas candidatas, sí, se generan chubascos, pero el gran problema es que es una práctica muy cara para los resultados que se obtienen y es el motivo por el que cada vez más países han abandonado sus proyectos relacionados con esta “creación” de lluvia.
En el caso del experimento indio, el coste ha sido de unos 400.000 dólares para poner en funcionamiento los aviones que dispersaron cloruro de sodio y yoduro de plata sobre varios distritos al norte de la capital. Cada uno de los vuelos costó unos 70.000 dólares y quien ha dicho que no sirvió de mucho no ha sido un ente externo o alguien crítico con el Gobierno: ha sido el propio director del IIT Kanpur.
Manindra Agarwal admitió que los resultados “no fueron los deseados” debido a que los niveles de humedad en las nubes eran extremadamente bajos. Fue un error crucial porque se estima que el mínimo para condensar esas gotitas de las nubes es de un 50% y las escogidas presentaban niveles de entre el 15 y el 20%. A pesar de esto, Agarwal comentó que se observó una reducción de entre el 6% y el 18% en ciertos parámetros de medición de partículas, pero fueron en momentos muy localizados y de corta duración.
Oídos sordos. Y claro, ante la inversión de semejante dineral sin resultados, no han tardado en llover las voces que esgrimen el “te lo dije”. Lo dijeron activistas climáticos, pero también otros dos órganos oficiales: el Departamento de Meteorología de India y la Comisión para la Gestión de la Calidad del Aire. Los dos organismos indicaron que la técnica requiere nubes específicas que están ausentes durante el frío y seco invierno de Delhi.
Recomendaciones. Al final, lo que demuestra esta acción es que, ante situaciones desesperadas, las medidas desesperadas no funcionan más que para ser un pozo de fondos. Las soluciones deben plantearse más a medio y corto plazo y esto es algo en lo que China ha servido de ejemplo. En el caso de India, lo que se plantea es un control en la quema de rastrojos en esta época otoñal, una mejor gestión de los residuos y unas regulaciones industriales más estrictas.
Por otro lado, el país ha dado pasos de gigante en los últimos años en lo que a la electrificación del transporte se refiere, pero también se deben dar avances en la mejora de la forestación urbana que “atrape” la contaminación y en el uso de energías renovables a gran escala.
Mientras no hagan eso, los casi 30 millones de habitantes de Nueva Delhi respirarán un aire equivalente al que inhalarían si fumaran siete cigarrillos al día.
Imágenes | Naomi E Tesla, Sumitmpsd
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La noticia
India ha bombardeado las nubes para mejorar su pésima calidad de aire. Han tirado 400.000 dólares
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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El cielo de Nueva Delhi es un cuadro. Mientras medio mundo está enfocado en reducir sus emisiones y mejorar la calidad del aire (algo que gigantes ultracontaminados como China están poniendo en práctica con éxito), la otra mitad continúa con políticas poco eficientes en materia de descarbonización. India es uno de ellos, y la llegada del invierno no ayuda. Para combatir su pésima calidad del aire, el país ha “sembrado sus nubes” sobre Nueva Delhi.
Y hay voces que apuntan que se han gastado un dineral y no ha valido para nada.
Crisis. La situación de las grandes ciudades de India, con el foco puesto en una capital que tiene más de 28 millones de habitantes en su área metropolitana y una densidad de casi 6.000 habitantes por km², es realmente complicada. Las emisiones de vehículos suponen el 40% de las emisiones en la ciudad, pero hay otras fuentes como el polvo de la construcción, los aerosoles inorgánicos o las propias actividades industriales que aportan muchísima ‘suciedad’ al aire de la ciudad.
La calidad no es buena en ningún momento del año, pero en la temporada postmonzónica, entre octubre y noviembre, la situación se vuelve crítica. Es cuando se quema una gran cantidad de rastrojos de arroz y otros residuos, lo que, unido al resto de fuentes de partículas y a que la llegada del aire frío atrapa los contaminantes cerca del suelo, hace que la cantidad de partículas se dispare. Y no es una broma: se estima que entre 2009 y 2019 se dieron cerca de cuatro millones de muertes en India vinculadas a la mala calidad del aire.
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Dicho esto, los niveles PM2.5 en Delhi son de entre 140 y 170 µg/m³, casi 12 veces más altos que los niveles seguros marcados por la OMS, de 15 µg/m³. Petter Ljungman, investigador del instituto Karolinska de Suecia, analizó el papel de estas partículas y determinó que “cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico en la concentración de PM2.5 condice a un aumento de un 8,6% de la mortalidad”.
Bombardeando a las nubes. Ante crisis así, se pueden hacer dos cosas: tomar conciencia y replantear la estrategia del país o recurrir a medidas desesperadas. Como leemos en Reuters, parece que el Gobierno ha optado por lo segundo. El pasado 28 de octubre, el gobierno de Delhi en colaboración con el Instituto Indio de Tecnología de Kanpur realizó las primeras pruebas de siembra de nubes. Se trata del primer intento de India en esta técnica y no se trata de “crear nubes”, sino de hacer que las que hay suelten agua.
Usando una serie de catalizadores lanzados desde aviones, se puede hacer que las gotas de agua que contiene una nube se fusionen en gotas más grandes y pesadas. De este modo, y por su propio peso, caen al suelo en forma de lluvia. No es algo novedoso porque, aunque parezca algo sacado de la ciencia ficción, llevamos medio siglo “sembrando” nubes.
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En el caso del experimento indio, el coste ha sido de unos 400.000 dólares para poner en funcionamiento los aviones que dispersaron cloruro de sodio y yoduro de plata sobre varios distritos al norte de la capital. Cada uno de los vuelos costó unos 70.000 dólares y quien ha dicho que no sirvió de mucho no ha sido un ente externo o alguien crítico con el Gobierno: ha sido el propio director del IIT Kanpur.
Manindra Agarwal admitió que los resultados “no fueron los deseados” debido a que los niveles de humedad en las nubes eran extremadamente bajos. Fue un error crucial porque se estima que el mínimo para condensar esas gotitas de las nubes es de un 50% y las escogidas presentaban niveles de entre el 15 y el 20%. A pesar de esto, Agarwal comentó que se observó una reducción de entre el 6% y el 18% en ciertos parámetros de medición de partículas, pero fueron en momentos muy localizados y de corta duración.
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Alejandro Alcolea
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