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Ciencia y Tecnología

El secreto en los Llanos de Mojos de la Amazonía boliviana

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Nuevos hallazgos arqueológicos revelan antiguos paisajes culturales y una agricultura adaptada a las inundaciones de los Llanos de Mojos, que desmienten el mito amazónico de la selva virgen.

​Nuevos hallazgos arqueológicos revelan antiguos paisajes culturales y una agricultura adaptada a las inundaciones de los Llanos de Mojos, que desmienten el mito amazónico de la selva virgen.  

Las infinitas extensiones de la cuenca amazónica se contemplaban desde hace generaciones como bastiones de una naturaleza intacta. Sin embargo, nuevas investigaciones arqueológicas y modernos escaneos aéreos desmienten la imagen de una selva virgen.

Entre sabanas y paisajes de inundaciones periódicas se oculta, en los Llanos de Mojos, un paisaje cultural milenario que revoluciona la comprensión histórica sobre la selva tropical.

Las inundaciones dificultan la vida en los Llanos de Mojos

Durante mucho tiempo, la ciencia asumió que, en tiempos precolombinos, solo unas pocas sociedades de cazadores y recolectores habitaban los Llanos de Mojos. Esto se debía a que la región que se encuentra en el norteste de las tierras bajas de Bolivia, no parecía adecuada para asentamientos. Cada año, en esta zona de sabana, de 100.000 kilómetros cuadrados, se producen inundaciones periódicas y los suelos son pobres en nutrientes.

Pero, hace unos 100 años, el etnólogo sueco Erland Nordenskiöld y más tarde el geógrafo estadounidense William Denevan hallaron rastros humanos en los Llanos de Mojos: indicios de un paisaje moldeado por la mano humana y habitado desde hace más de mil años, con canales de agua, campos agrícolas y vestigios de asentamientos.

Hoy, proyectos colaborativos de investigación entre Alemania y Bolivia han confirmado la hipótesis de la ocupación humana en la región amazónica. Gracias a la tecnología LiDAR, se reveló la verdadera dimensión del paisaje cultural: ciudades con fortificaciones, plataformas piramidales y centros rituales, integrados en un sistema de riego inteligente.

Una imagen de LiDAR muestra topografía alterada por civilizaciones antiguas.
Estudio científico sobre civilizaciones antiguas en el Amazonas de Bolivia: imagen LiDAR del sitio de Cotoca.Imagen: Heiko Prümers/DAI

La técnica LiDAR se utiliza para crear mapas detallados. Un helicóptero o avión con un láser instalado, escanea el territorio cubierto de vegetación. Los pulsos atraviesan incluso la vegetación más densa y llegan a la superficie terrestre, lo que permite obtener una representación de alta resolución topográfica.

LiDAR revela la civilización oculta

Los hallazgos en los escaneos motivaron en 2021 una expedición multidisciplinaria, dirigida por la arqueóloga boliviana Carla Jaimes Betancourt, de la Universidad de Bonn, a la poco estudiada región de los Llanos de Mojos. El centro de la expedición fueron los grandes lagos Rogaguado y Ginebra, que forman parte de los humedales reconocidos como patrimonio internacional de la UNESCO y que pasan por el río Yata.

Bajo praderas y bajo el agua, el equipo descubrió restos de campos elevados, complejos sistemas de canales y abundantes depósitos de cerámica: testimonios de un paisaje cultural creado y mantenido por generaciones.

Bolivia Jasschaja 2021 | Excavación arqueológica en un sitio prehistórico en el suroeste de la Amazonía de Bolivia.
Excavación arqueológica en un sitio prehistórico en el suroeste de la Amazonía de Bolivia.Imagen: C. Jaimes

Mediciones de radiocarbono y análisis botánicos evidencian que pueblos originarios tenían una dieta variada con maíz, legumbres y diversas especies de palmeras, complementada con caza y pesca. Entre las especies predominaban las nutrias, pavones o tucunarés y peces pulmonados sudamericanos. Además, habitaban reptiles como caimanes y tortugas, y mamíferos como capibaras, pacas y armadillos. Los escaneos LiDAR y datos de radiocarbono confirman ocupaciones sucesivas entre aproximadamente 600 y 1400 d.C.

Durante siglos, los habitantes aprovecharon la dinámica estacional del Amazonas para crear paisajes productivos. “En lugar de dominar la naturaleza, los antiguos pobladores trabajaron con sus estaciones y usaron las inundaciones periódicas como oportunidades”, escribe Jaimes Betancourt en la revista Frontiers in Environmental Archaeology.

Pueblos Cayubaba y Movima: guardianes del patrimonio biocultural

Hoy en día, las comunidades Cayubaba y Movima siguen habitando este paisaje cultural. Cultivan arroz, yuca, plátano, caña de azúcar y otras frutas, además de criar ganado. Su presencia y conocimiento preservan un patrimonio biocultural único, donde la diversidad ecológica y cultural se ha desarrollado conjuntamente durante siglos, señala Jaimes Betancourt.

“En una época en que la deforestación, la agricultura industrial y el cambio climático amenazan la integridad del Amazonas, los paisajes de Rogaguado y Ginebra ofrecen más que hallazgos arqueológicos: ofrecen lecciones de sostenibilidad”.

Arqueóloga Carla Jaimes Betancourt junto a investigador en un trabajo de campo en la selva amazónica de Bolivia.
Carla Jaimes Betancourt (izq.) durante el trabajo de campo en proyecto conjunto del Instituto Alemán de Arqueología, la Universidad de Bonn, la Universidad de Exeter y el Ministerio de Planificación del Estado Plurinacional de Bolivia.Imagen: H. Prümers/DAI

Jaimes Betancourt no se refiere solo a los habitantes de los Llanos de Mojos. En muchas zonas de la cuenca amazónica, comunidades y pueblos están gravemente amenazados por la expansión agrícola, la deforestación y el cambio climático. Esto afecta tanto a pueblos conocidos como a unos 180 grupos aislados que, según organizaciones como Survival International, existen únicamente en la Amazonía brasileña.

Adaptación en lugar de explotación: lo que el pasado nos enseña

Los hallazgos arqueológicos en los Llanos de Mojos no solo revelan restos del pasado, sostienen un continuo biocultural basado en la interacción armoniosa entre humanos, plantas y animales, afirma Jaimes Betancourt.

Estas sociedades comprendieron la dinámica de las inundaciones periódicas y la aprovecharon mediante sistemas de conducción de agua y una diversidad de estrategias agrícolas. Su conocimiento nos recuerda, dice Jaimes Betancourt, que la resiliencia surge de la diversidad: de distintas formas de vida, especies y perspectivas. Quien quiera conservar la selva, debe también proteger la memoria cultural y los derechos de sus guardianes.

(ms)

 

​Deutsche Welle: DW.COM – Ciencia y Tecnologia

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