Medio Ambiente

Vivir bajo el aire más contaminado del mundo, una rutina diaria en Nueva Delhi

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<p><strong>Por&colon;<&sol;strong> Lucía Goñi<&sol;p>&NewLine;<p>EL NUEVO DIARIO&comma; NUEVA DELHI&period;- Las mañanas en Nueva Delhi empiezan con una luz imposible&period; No es sol&comma; ni niebla&comma; es una capa que se interpone entre las cosas&comma; que separa árboles&comma; edificios&comma; y hace que las figuras se desvanezcan en la ciudad&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Al abrir la puerta de casa&comma; el aire golpea con un olor denso&comma; entre humo y polvo&period; Es el recordatorio físico —en la garganta&comma; en los ojos— de lo que significa vivir bajo más de 400 microgramos de partículas finas por metro cúbico&comma; ocho veces por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud &lpar;OMS&rpar; considera seguro&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Los científicos lo llaman «la temporada de las mezclas imposibles»&colon; polvo&comma; metales&comma; carbono&comma; hollín&comma; todo suspendido en el aire que respiran más de 30 millones de personas&period;<&sol;p>&NewLine;<p>«En esta época del año&comma; la atmósfera funciona como una tapa&colon; el aire frío impide que las emisiones se dispersen y todo queda atrapado cerca del suelo»&comma; explicó a EFE Mayank Kumar&comma; investigador del Instituto Indio de Tecnología de Delhi &lpar;IIT Delhi&rpar;&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Kumar explica que el problema no proviene de una sola fuente&comma; sino de la coincidencia de varios factores&colon; el humo que llega de la quema agrícola en los estados vecinos&comma; la combustión de biomasa dentro de la ciudad y el tráfico constante en una metrópoli que nunca se detiene&period; «Cuando todo eso ocurre a la vez&comma; la situación se vuelve muy mala»&comma; resumió Kumar&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Mientras la capital intenta respirar&comma; las autoridades recurren cada noviembre a medidas de emergencia como el cierre de escuelas&comma; restricciones al tráfico y&comma; este año&comma; la siembra de nubes para forzar lluvias artificiales&period; «Son acciones necesarias&comma; pero temporales»&comma; explicó a EFE Rajeev Mishra&comma; investigador del IIT Delhi&period; «Reducir un 20 o 30 &percnt; las emisiones no tiene sentido si seguimos respirando aire tóxico»&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Pese a las restricciones&comma; como la vigilancia satelital de la quema de rastrojos y la prohibición del uso de fuegos artificiales durante la principal festividad del país&comma; el Diwali&comma; un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología de la India advierte de que la brecha entre la política y la práctica ciudadana sigue siendo grave&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Esa grieta se hace aún más evidente en Diwali&comma; que marca cada año el inicio de la temporada de contaminación&comma; cuando familias y amigos llenan el cielo de fuegos artificiales durante varios días&period; Este año&comma; por primera vez desde 2018&comma; las autoridades levantaron la prohibición sobre el mercado pirotécnico y autorizaron el uso de los llamados petardos verdes o «green crackers»&comma; que el Gobierno presenta como una solución «menos contaminante»&period;<&sol;p>&NewLine;<p>«Durante el Diwali vemos un aumento muy alto de partículas y metales pesados en el aire&comma; pero es un efecto breve&period; En cuestión de horas&comma; al día siguiente&comma; los niveles vuelven casi al punto anterior»&comma; explica Kumar&comma; que junto a otros expertos del ITT Delhi demostró que durante esa noche los fuegos artificiales llegaron a representar más del 85 &percnt; de la masa elemental del aire&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Según señala Mishra&comma; las partículas ultrafinas emitidas por estos petardos&comma; regulados bajo el gobierno indio&comma; pueden ser incluso más abundantes y peligrosas que las tradicionales&comma; al penetrar directamente en el torrente sanguíneo&period; Aún así&comma; insiste&comma; deberá medirse su impacto real en los estudios comparativos de los próximos meses&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Cada año&comma; la paradoja entre una tradición nacida hace siglos y una ciudad que se asfixia se repite&comma; y lo que comenzó siendo una costumbre traída desde China y adoptada por el Imperio mogol&comma; se ha convertido en una explosión a la que casi nadie parece querer renunciar&period;<&sol;p>&NewLine;<p>La contaminación atmosférica —medida en concentraciones de partículas finas &lpar;PM2&period;5&rpar;— llegó a superar los 500 puntos en octubre&comma; según los datos del portal AQI India&comma; que muestra que no se ha registrado un solo día por debajo de los límites considerados seguros por la OMS en todo lo que va de 2025&period;<&sol;p>&NewLine;<p>Ankit Majumdar&comma; un vecino de Noida&comma; ciudad a las afueras de Delhi&comma; describió a EFE una escena que&comma; dice&comma; resume bien la contradicción&colon; «Vi a alguien encendiendo petardos mientras llevaba una mascarilla N95&period; De algún modo&comma; resumía cómo la celebración de este año combinó las viejas tradiciones con la realidad en las que vivimos»&period;<&sol;p>&NewLine;<p>«Este año hubo mucha más gente lanzando petardos&comma; incluso figuras públicas alentando a hacerlo»&comma; contó&period; «Pero no podemos ignorar que la calidad del aire es un problema enorme&period; Sin tomar partido&comma; creo que hay que reconocerlo&colon; necesitamos pensar en la contaminación»&period;<&sol;p>&NewLine;<p>&ZeroWidthSpace;Por&colon; Lucía Goñi EL NUEVO DIARIO&comma; NUEVA DELHI&period;- Las mañanas en Nueva Delhi empiezan con una luz imposible&period; No es sol&comma; ni niebla&comma; es una capa que se interpone entre las cosas&comma; que separa árboles&comma; edificios&comma; y hace que las figuras se desvanezcan en la ciudad&period; Al abrir la puerta de casa&comma; el aire golpea Medio Ambiente&comma; Portada <&sol;p>&NewLine;<p>&ZeroWidthSpace; <&sol;p>&NewLine;

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