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Las reformas de las casas solían ser para hacerlas más habitables. Ahora también son para convertirlas en sets de Lego

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Las reformas de las casas solían ser para hacerlas más habitables. Ahora también son para convertirlas en sets de Lego

A comienzos de octubre contamos que la escasez de espacio en las viviendas modernas o la imposibilidad de coleccionar cantidades de LEGO debido a lo que ocupan había llevado a la creación de un negocio especialmente dirigido a quienes no quieren renunciar a construir nuevos sets, pero no tienen necesidad de conservarlos. Brick Borrow alquila sets de LEGO… que luego se devuelven.

Ocurre que cada vez son más los que directamente están reformando su casa para hacerle hueco a estas joyas.

Utopías domésticas de ladrillos. Lo contaba el fin de semana el Wall Street Journal. En los últimos años, el auge del coleccionismo adulto de Lego ha trasformado espacios domésticos enteros en mundos en miniatura, cuidadosamente diseñados y llenos de detalles, paisajes urbanos, playas con bañistas y parques de atracciones funcionales. 

De entre todos, el caso de Cristie North, en Salt Lake City, es especialmente representativo: ha derribado paredes, reformado su sótano y gastado más de 100.000 dólares en construir y exhibir su ciudad Lego, a la que accede mediante un escáner de huella digital y que está considerando monitorizar con cámaras para observarla cuando viaja. 

El origen. La mujer comenzó como un pasatiempo para combatir el aburrimiento durante la pandemia, pero se convirtió en su refugio emocional, una tarea donde la construcción metódica y la imaginación se combinan en algo que describe como “alimentar el alma”. En su mundo de ladrillos se aprecia una mezcla de dedicación técnica, nostalgia y búsqueda de un espacio personal frente a las rutinas del día a día.

Coleccionismo adulto. Lo cierto es que Lego ha sabido cultivar, especialmente desde 2020, una base creciente de aficionados adultos, muchos de los cuales no pudieron permitirse los sets más ambiciosos durante su infancia, pero hoy cuentan con ingresos y una motivación sentimental para reconstruir aquello que antes era inaccesible

El problema no es solo económico, sino espacial: los sets más grandes pueden ocupar mesas enteras o incluso habitaciones completas, obligando a decisiones de convivencia, como en el caso de Steve Isom, que ha montado más de 275 sets y ha cedido su comedor, oficina y estanterías a naves espaciales suspendidas del techo y modelos monumentales como un Titanic de estantería o una Torre Eiffel de casi metro y medio. Su esposa tolera la afición, pero impone límites claros: el dormitorio queda fuera de la invasión de ladrillos. Esta negociación silenciosa se repite en muchos hogares, donde la pasión por construir choca con la estética compartida, la funcionalidad y el simple espacio disponible.

Arquitectura, interiorismo y adaptación. La transformación del hogar en una galería de piezas Lego ha dado lugar incluso a una demanda específica en arquitectura de interiores. El arquitecto Jeff Pelletier, él mismo aficionado, asegura haber diseñado más de veinte casas con habitaciones dedicadas a Lego, en su mayoría para adultos. Su asesoramiento incluye evitar habitaciones con luz directa para no decolorar las piezas y el uso de vitrinas cerradas para reducir el polvo. 

En otros casos, sugiere integrar pequeñas piezas Lego como acentos decorativos discretos en estanterías, paredes o composiciones artísticas que imiten obras famosas. Estas soluciones buscan equilibrar pasión y estética, preservando la identidad visual de la vivienda sin eliminar el espacio creativo del coleccionista. Incluso en el mercado inmobiliario, agentes como Niko Cejic afirman que las casas con salas Lego pueden resultar más atractivas, aportando carácter y diferenciación frente a la estandarización neutra de tantos interiores contemporáneos.

El hogar como refugio emocional. Más allá del hobby, estas salas Lego reflejan una necesidad afectiva profunda en un contexto de vidas cada vez más aceleradas, trabajos demandantes y estructuras familiares cambiantes. Evan Rubin, por ejemplo, encuentra en su cuarto Lego un oasis de repetición manual y calma visual, un retorno selectivo a una infancia reinterpretada. Muchos propietarios describen estas construcciones como un modo de recuperar creatividad frente a rutinas monótonas, y también como una forma de construir una identidad dentro del hogar. 

Contaban en el Journal que la sustitución de proyectos vitales más tradicionales (como la crianza de hijos en hogares cada vez más reducidos y tardíos) se entrelaza con este fenómeno: mascotas, plantas y Lego aparecen donde antes aparecían cunas. La casa ya no es solo un lugar para vivir, sino un escenario donde reconstruir una versión íntima de uno mismo.

Mundos minúsculos “reales”. En definitiva, las habitaciones Lego, escondidas en sótanos, ampliaciones domésticas o estancias cuidadosamente reservadas, apuntan a ser una (otra) manifestación cultural de un deseo contemporáneo de pertenencia, refugio y control creativo. Si se quiere también, representan una respuesta silenciosa, paciente y manual frente a la velocidad digital, la productividad constante y la presión de la adultez. 

Los mundos construidos con ladrillos no sustituyen el mundo exterior, por supuesto, pero ofrecen continuidad entre el niño que jugaba y el adulto que busca un espacio propio en medio de obligaciones, horarios y exigencias. En definitiva, en esas ciudades en miniatura late una afirmación sencilla y universal: aunque la vida nos empuje a crecer, siempre habrá partes de nosotros que necesitan seguir construyendo.

Imagen | Brickset, PXHere

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Las reformas de las casas solían ser para hacerlas más habitables. Ahora también son para convertirlas en sets de Lego

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por
Miguel Jorge

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​A comienzos de octubre contamos que la escasez de espacio en las viviendas modernas o la imposibilidad de coleccionar cantidades de LEGO debido a lo que ocupan había llevado a la creación de un negocio especialmente dirigido a quienes no quieren renunciar a construir nuevos sets, pero no tienen necesidad de conservarlos. Brick Borrow alquila sets de LEGO… que luego se devuelven.

Ocurre que cada vez son más los que directamente están reformando su casa para hacerle hueco a estas joyas.

Utopías domésticas de ladrillos. Lo contaba el fin de semana el Wall Street Journal. En los últimos años, el auge del coleccionismo adulto de Lego ha trasformado espacios domésticos enteros en mundos en miniatura, cuidadosamente diseñados y llenos de detalles, paisajes urbanos, playas con bañistas y parques de atracciones funcionales. 

De entre todos, el caso de Cristie North, en Salt Lake City, es especialmente representativo: ha derribado paredes, reformado su sótano y gastado más de 100.000 dólares en construir y exhibir su ciudad Lego, a la que accede mediante un escáner de huella digital y que está considerando monitorizar con cámaras para observarla cuando viaja. 

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Coleccionismo adulto. Lo cierto es que Lego ha sabido cultivar, especialmente desde 2020, una base creciente de aficionados adultos, muchos de los cuales no pudieron permitirse los sets más ambiciosos durante su infancia, pero hoy cuentan con ingresos y una motivación sentimental para reconstruir aquello que antes era inaccesible. 

El problema no es solo económico, sino espacial: los sets más grandes pueden ocupar mesas enteras o incluso habitaciones completas, obligando a decisiones de convivencia, como en el caso de Steve Isom, que ha montado más de 275 sets y ha cedido su comedor, oficina y estanterías a naves espaciales suspendidas del techo y modelos monumentales como un Titanic de estantería o una Torre Eiffel de casi metro y medio. Su esposa tolera la afición, pero impone límites claros: el dormitorio queda fuera de la invasión de ladrillos. Esta negociación silenciosa se repite en muchos hogares, donde la pasión por construir choca con la estética compartida, la funcionalidad y el simple espacio disponible.

Arquitectura, interiorismo y adaptación. La transformación del hogar en una galería de piezas Lego ha dado lugar incluso a una demanda específica en arquitectura de interiores. El arquitecto Jeff Pelletier, él mismo aficionado, asegura haber diseñado más de veinte casas con habitaciones dedicadas a Lego, en su mayoría para adultos. Su asesoramiento incluye evitar habitaciones con luz directa para no decolorar las piezas y el uso de vitrinas cerradas para reducir el polvo. 

En otros casos, sugiere integrar pequeñas piezas Lego como acentos decorativos discretos en estanterías, paredes o composiciones artísticas que imiten obras famosas. Estas soluciones buscan equilibrar pasión y estética, preservando la identidad visual de la vivienda sin eliminar el espacio creativo del coleccionista. Incluso en el mercado inmobiliario, agentes como Niko Cejic afirman que las casas con salas Lego pueden resultar más atractivas, aportando carácter y diferenciación frente a la estandarización neutra de tantos interiores contemporáneos.

El hogar como refugio emocional. Más allá del hobby, estas salas Lego reflejan una necesidad afectiva profunda en un contexto de vidas cada vez más aceleradas, trabajos demandantes y estructuras familiares cambiantes. Evan Rubin, por ejemplo, encuentra en su cuarto Lego un oasis de repetición manual y calma visual, un retorno selectivo a una infancia reinterpretada. Muchos propietarios describen estas construcciones como un modo de recuperar creatividad frente a rutinas monótonas, y también como una forma de construir una identidad dentro del hogar. 

Contaban en el Journal que la sustitución de proyectos vitales más tradicionales (como la crianza de hijos en hogares cada vez más reducidos y tardíos) se entrelaza con este fenómeno: mascotas, plantas y Lego aparecen donde antes aparecían cunas. La casa ya no es solo un lugar para vivir, sino un escenario donde reconstruir una versión íntima de uno mismo.

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Los mundos construidos con ladrillos no sustituyen el mundo exterior, por supuesto, pero ofrecen continuidad entre el niño que jugaba y el adulto que busca un espacio propio en medio de obligaciones, horarios y exigencias. En definitiva, en esas ciudades en miniatura late una afirmación sencilla y universal: aunque la vida nos empuje a crecer, siempre habrá partes de nosotros que necesitan seguir construyendo.

Imagen | Brickset, PXHere

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Miguel Jorge

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