Ciencia y Tecnología
La siguiente evolución de los tuppers son los envases orgánicos. El motivo es muy sencillo: disruptores endocrinos
El plástico revolucionó el envasado y el almacenamiento de alimentos en las últimas décadas, pero hoy su uso masivo representa uno de los mayores retos ambientales y también sanitarios a nivel global. El gran protagonista en este caso son los microplásticos y las sustancias tóxicas que migran hacia nuestro organismo y que se denominan disruptores endocrinos al alterar el sistema de intercambio de información del cuerpo.
Cada vez más preocupación. Los disruptores endocrinos cada vez está en bocas de más personas y no es para menos, ya que pueden estar presente en muchos sitios como por ejemplo las cápsulas de café al someterse a las altas temperaturas. Y es muy importante tenerlos en cuenta porque estos disruptores no son más que sustancias químicas que alteran el sistema hormonal haciéndose pasar por una hormona o llegando a bloquear el efecto que tienen las hormonas naturales de nuestro cuerpo.
Y esto es algo fatal. La literatura científica apunta a que pueden tener diferentes efectos sobre nuestra salud, al tener alteraciones reproductivas como infertilidad o pubertad precoz, problemas neurológicos o incluso enfermedades metabólicas importantes o cáncer.
Pero el verdadero problema llega cuando se combinan diferentes disruptores endocrinos, provocando el efecto ‘cóctel’ que de manera crónica si que puede suponer un gran problema para nuestro estado de salud.
Estamos rodeados. Y ante algo tan peligroso lo lógico es preguntarse dónde está. La pregunta es que lo podemos ver en muchos sitios diferentes como en la propia comida ultraprocesada, pero también en los envases que usamos a diario como los famosos táperes.
Los plásticos convencionales, fabricados a partir de materias primas derivadas del petróleo, suelen contener miles de compuestos químicos como apuntan diferentes estudios, muchos de los cuales no están unidos químicamente al polímero y pueden filtrarse o migrar al alimento, aunque se ha visto que es algo mucho más común cuando se aplica calor (como al calentar comida o echar café caliente en una botella).
Por ejemplo, bisfenoles y ftalatos, conocidos disruptores endocrinos, se han detectado en numerosos productos y su impacto en la salud es significativo. Por si fuera poco, la generación y persistencia de micro y nanoplásticos en el entorno, e incluso en nuestro cuerpo, representan otro problema sanitario emergente.
Pero no se queda en estos envases, sino también en productos de plástico que usamos para cocinar con el calor y que provoca también esta liberación de diferentes sustancias que vamos a ingerir.
La solución. Ante este problema tan importante, hay que buscar alternativas como por ejemplo pueden ser los envases de vídrio para hacer el almacenaje. Pero para quien quiere apostar por el plástico, la ciencia ya centra su esfuerzo en el desarrollo de bioplásticos derivados de fuentes naturales y no del petróleo.
Almidón, ácido poliláctico, PHA o incluso materiales a base de algas son algunas de las opciones que ahora mismo se están planteando por ser biodegradables y no liberar sustancias dañinas en los alimentos.
En este caso donde nos encontramos sobre todo inmersos es en los bioplásticos con propiedades mejoradas, con nuevos compuestos que tienen mejor resistencia mecánica y barreras a gases y humedad, sin comprometer su biodegradabilidad y sin liberar sustancias químicas peligrosas como ya apuntan diferentes estudios científicos.
Innovaciones que marcan la diferencia. Además de nuevos materiales, tecnologías como los envases comestibles hechos con polisacáridos y proteínas vegetales están ganando terreno, ofreciendo una solución sorprendente: consumir junto con el alimento el propio envase, eliminando residuos y posibles contaminaciones. También se exploran recubrimientos ecológicos y métodos de bioconversión para transformar residuos plásticos en productos útiles, cerrando el ciclo y reduciendo la huella ambiental.
Regulación. A nivel europeo, nuevas directivas orientan a los fabricantes hacia envases que son más seguros y reciclables, estableciendo límites estrictos para las sustancias migratorias y promoviendo materiales que no contribuyan a la contaminación por microplásticos. España y otros países ya están alineando sus normativas para fomentar el cambio en la industria.
El protagonista en este caso es el Reglamento (UE) 2025/40 que señala el camino para reducir la generación de residuos y garantizar que los nuevos envases sean reutilizables o reciclables. Un marco legal, que entró en vigor en febrero de 2025 y será plenamente aplicable a partir de agosto de 2026, establece un conjunto de obligaciones para empresas de todo tipo y tamaño que producen, distribuyen o usan envases en la Unión Europea.
Lo que más interesa en este caso es el punto que hace referencia a la necesidad de controlar las sustancias peligrosas que hay en los envases como las sustancias perfluoroalquiladas y los metales pesados.
Qué esperar en el futuro. Viendo la nueva regulación impuesta por la UE a todos los países y los avances que tiene la ciencia, el futuro inmediato parece que pasa por una mayor presencia de envases biodegradables en supermercados y también en los restaurantes. Pero esto es algo que no solo responde a la obligación legal, sino también a la demanda social por estos productos.
Imágenes | César Badilla Miranda Kate Trifo
–
La noticia
La siguiente evolución de los tuppers son los envases orgánicos. El motivo es muy sencillo: disruptores endocrinos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
José A. Lizana
.
El plástico revolucionó el envasado y el almacenamiento de alimentos en las últimas décadas, pero hoy su uso masivo representa uno de los mayores retos ambientales y también sanitarios a nivel global. El gran protagonista en este caso son los microplásticos y las sustancias tóxicas que migran hacia nuestro organismo y que se denominan disruptores endocrinos al alterar el sistema de intercambio de información del cuerpo.
Cada vez más preocupación. Los disruptores endocrinos cada vez está en bocas de más personas y no es para menos, ya que pueden estar presente en muchos sitios como por ejemplo las cápsulas de café al someterse a las altas temperaturas. Y es muy importante tenerlos en cuenta porque estos disruptores no son más que sustancias químicas que alteran el sistema hormonal haciéndose pasar por una hormona o llegando a bloquear el efecto que tienen las hormonas naturales de nuestro cuerpo.
Y esto es algo fatal. La literatura científica apunta a que pueden tener diferentes efectos sobre nuestra salud, al tener alteraciones reproductivas como infertilidad o pubertad precoz, problemas neurológicos o incluso enfermedades metabólicas importantes o cáncer.
Pero el verdadero problema llega cuando se combinan diferentes disruptores endocrinos, provocando el efecto ‘cóctel’ que de manera crónica si que puede suponer un gran problema para nuestro estado de salud.
En Xataka
Te limpian la sangre de microplásticos por 11.500 euros: la startup que capitaliza nuestro miedo a un enemigo invisible
Estamos rodeados. Y ante algo tan peligroso lo lógico es preguntarse dónde está. La pregunta es que lo podemos ver en muchos sitios diferentes como en la propia comida ultraprocesada, pero también en los envases que usamos a diario como los famosos táperes.
Los plásticos convencionales, fabricados a partir de materias primas derivadas del petróleo, suelen contener miles de compuestos químicos como apuntan diferentes estudios, muchos de los cuales no están unidos químicamente al polímero y pueden filtrarse o migrar al alimento, aunque se ha visto que es algo mucho más común cuando se aplica calor (como al calentar comida o echar café caliente en una botella).
Por ejemplo, bisfenoles y ftalatos, conocidos disruptores endocrinos, se han detectado en numerosos productos y su impacto en la salud es significativo. Por si fuera poco, la generación y persistencia de micro y nanoplásticos en el entorno, e incluso en nuestro cuerpo, representan otro problema sanitario emergente.
Pero no se queda en estos envases, sino también en productos de plástico que usamos para cocinar con el calor y que provoca también esta liberación de diferentes sustancias que vamos a ingerir.
La solución. Ante este problema tan importante, hay que buscar alternativas como por ejemplo pueden ser los envases de vídrio para hacer el almacenaje. Pero para quien quiere apostar por el plástico, la ciencia ya centra su esfuerzo en el desarrollo de bioplásticos derivados de fuentes naturales y no del petróleo.
Almidón, ácido poliláctico, PHA o incluso materiales a base de algas son algunas de las opciones que ahora mismo se están planteando por ser biodegradables y no liberar sustancias dañinas en los alimentos.
En este caso donde nos encontramos sobre todo inmersos es en los bioplásticos con propiedades mejoradas, con nuevos compuestos que tienen mejor resistencia mecánica y barreras a gases y humedad, sin comprometer su biodegradabilidad y sin liberar sustancias químicas peligrosas como ya apuntan diferentes estudios científicos.
Innovaciones que marcan la diferencia. Además de nuevos materiales, tecnologías como los envases comestibles hechos con polisacáridos y proteínas vegetales están ganando terreno, ofreciendo una solución sorprendente: consumir junto con el alimento el propio envase, eliminando residuos y posibles contaminaciones. También se exploran recubrimientos ecológicos y métodos de bioconversión para transformar residuos plásticos en productos útiles, cerrando el ciclo y reduciendo la huella ambiental.
Regulación. A nivel europeo, nuevas directivas orientan a los fabricantes hacia envases que son más seguros y reciclables, estableciendo límites estrictos para las sustancias migratorias y promoviendo materiales que no contribuyan a la contaminación por microplásticos. España y otros países ya están alineando sus normativas para fomentar el cambio en la industria.
En Xataka
Reutilizar botellas no es el problema: la ciencia dice que el peligro real está en cómo lo hacemos
El protagonista en este caso es el Reglamento (UE) 2025/40 que señala el camino para reducir la generación de residuos y garantizar que los nuevos envases sean reutilizables o reciclables. Un marco legal, que entró en vigor en febrero de 2025 y será plenamente aplicable a partir de agosto de 2026, establece un conjunto de obligaciones para empresas de todo tipo y tamaño que producen, distribuyen o usan envases en la Unión Europea.
Lo que más interesa en este caso es el punto que hace referencia a la necesidad de controlar las sustancias peligrosas que hay en los envases como las sustancias perfluoroalquiladas y los metales pesados.
Qué esperar en el futuro. Viendo la nueva regulación impuesta por la UE a todos los países y los avances que tiene la ciencia, el futuro inmediato parece que pasa por una mayor presencia de envases biodegradables en supermercados y también en los restaurantes. Pero esto es algo que no solo responde a la obligación legal, sino también a la demanda social por estos productos.
Imágenes | César Badilla Miranda Kate Trifo
En Xataka | Si queremos tener más hijos, un investigador tiene claro qué hacer: limpiar nuestras eyaculaciones de microplásticos
– La noticia
La siguiente evolución de los tuppers son los envases orgánicos. El motivo es muy sencillo: disruptores endocrinos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
José A. Lizana
.


