Ciencia y Tecnología
Este robot humanoide prometía hacer nuestras tareas domésticas. Por ahora es una marioneta de 20.000 dólares
Neo mide 1,68, pesa 30 kg, está vestido con una especie de mono beige de trabajo y se mueve de forma lenta y torpe. Es uno de los robots humanoides más avanzados del mundo —eso parece en la web oficial, desde luego— y cuesta 20.000 dólares, pero a pesar de todo ello tiene un gran problema: en realidad no es autónomo, y lo controla otro ser humano, como si fuera una marioneta ultramoderna.
Del dicho al hecho hay mucho trecho. Hablamos de Neo hace un año. La empresa que lo desarrolla, 1X, presumió de comenzar a probarlo en el mundo real. La versión que usaban entonces, Neo Beta, contaba con una autonomía de hasta cuatro horas y contaba con sensores que permitían impulsar su sistema de “aprendizaje incorporado”. Ya entonces se indicaba que un teleoperador se conectaba al robot para demostrarle cómo hacer algo.
Robot-marioneta. En realidad el teleoperador es la clave de todo, porque ese robot, como su versión actual, no funcionan de forma autónoma, sino que está controlado remotamente por un operador humano. Dicho operador se pone unas gafas de realidad mixta y usa unos mandos para poder realizar ese control. En The Wall Street Journal han tenido la oportunidad de probarlo y de comprobar cómo ese futuro que nos pintan las empresas de robótica parece estar aún muy lejos.
Un robot torpe y lento. En el vídeo que acompaña al artículo se ve claramente cómo los movimientos del robot son erráticos y lentos. Tardó una eternidad en abrir la nevera para coger una botella de agua y logró colocar dos vasos (de plástico) en el lavavajillas, pero tardó también mucho en conseguirlo. Doblar un jersey le llevó dos minutos. Todas estas operaciones demuestran que la destreza de estos robots está aún muy lejos de igualar la humana, sobre todo en lo que se refiere a emular nuestras manos.
Y encima, privacidad. Durante las pruebas quedó claro que uno de los problemas de usar este robot es que el usuario sacrifica parte de su privacidad, porque debe dar permiso para que el teleoperador pueda ver a través de las cámaras del robot para completar sus tareas. Y eso significa “meterse en nuestra casa”. El CEO de 1X, Bernt Børnich, explicaba en WSJ que Neo “no es para todo el mundo. Si compras este producto, es porque estás de acuerdo con el acuerdo social. Si no tenemos tus datos, no podemos mejorar el producto”. Aun así, aseguran sus responsables, “siempre tendrás el control” y por ejemplo podrás establecer zonas prohibidas o desenfocar caras en la transmisión.
Ver para aprender. Precisamente necesitan todos esos datos visuales: para que el sistema de red neuronal del Neo pueda aprender al intentar completar esas tareas domésticas y, a partir de ahí, las resuelva con más precisión. Es algo similar a lo que ocurre con la flota de coches de Tesla, que también “aprende” gracias a todos esos kilómetros que los coches recorren para perfeccionar su sistema de conducción autónoma.
“Probablemente seguro”. Otro de los elementos clave de estos robots es el de la seguridad que ofrecen en un entorno tan privado como nuestro hogar. No es especialmente pesado, lo que ayuda a minimizar riesgos, y en 1X afirman que Neo es “probablemente seguro”.
En 2026 será bastante más autónomo. La promesa de Børnich es que Neo “hará muchas de las tareas del hogar de forma autónoma”, aunque admitió que la calidad con la que se completan esas tareas será algo pobre inicialmente. Comparaba la situación con la de las primeras imágenes y vídeos que generaba la IA: ahora esas imágenes y vídeos son prácticamente indistinguibles de la realidad, y algo similar ocurrirá según él con Neo.
La promesa podría no cumplirse jamás. Neo es el último ejemplo de cómo el segmento de la robótica es el otro gran vendedor de expectativas (junto a la IA) de cara al futuro. Aquí el reto es igual de enorme, pero el hecho de que Neo no sea realmente autónomo es decepcionante, como ya lo fue lo que ocurrió con los Optimus de Tesla o las recientes noticias de los robots de las tiendas japonesas. Yann LeCun, uno de los máximos responsables de IA en Meta, indicaba en una conferencia reciente en el MIT que estos robots podrían acabar no llegando a ningún lado. Según él, las empresas que están invirtiendo miles de millones de dólares en robots humanoides “no tienen ni idea” de cómo hacer que estas máquinas “sean lo suficientemente inteligentes para ser útiles en general”.
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La noticia
Este robot humanoide prometía hacer nuestras tareas domésticas. Por ahora es una marioneta de 20.000 dólares
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Pastor
.
Neo mide 1,68, pesa 30 kg, está vestido con una especie de mono beige de trabajo y se mueve de forma lenta y torpe. Es uno de los robots humanoides más avanzados del mundo —eso parece en la web oficial, desde luego— y cuesta 20.000 dólares, pero a pesar de todo ello tiene un gran problema: en realidad no es autónomo, y lo controla otro ser humano, como si fuera una marioneta ultramoderna.
Del dicho al hecho hay mucho trecho. Hablamos de Neo hace un año. La empresa que lo desarrolla, 1X, presumió de comenzar a probarlo en el mundo real. La versión que usaban entonces, Neo Beta, contaba con una autonomía de hasta cuatro horas y contaba con sensores que permitían impulsar su sistema de “aprendizaje incorporado”. Ya entonces se indicaba que un teleoperador se conectaba al robot para demostrarle cómo hacer algo.
En Xataka
No necesitamos robots forzosamente humanoides. Necesitamos máquinas que hagan lo que ni siquiera podemos imaginar
Robot-marioneta. En realidad el teleoperador es la clave de todo, porque ese robot, como su versión actual, no funcionan de forma autónoma, sino que está controlado remotamente por un operador humano. Dicho operador se pone unas gafas de realidad mixta y usa unos mandos para poder realizar ese control. En The Wall Street Journal han tenido la oportunidad de probarlo y de comprobar cómo ese futuro que nos pintan las empresas de robótica parece estar aún muy lejos.
Un robot torpe y lento. En el vídeo que acompaña al artículo se ve claramente cómo los movimientos del robot son erráticos y lentos. Tardó una eternidad en abrir la nevera para coger una botella de agua y logró colocar dos vasos (de plástico) en el lavavajillas, pero tardó también mucho en conseguirlo. Doblar un jersey le llevó dos minutos. Todas estas operaciones demuestran que la destreza de estos robots está aún muy lejos de igualar la humana, sobre todo en lo que se refiere a emular nuestras manos.
Y encima, privacidad. Durante las pruebas quedó claro que uno de los problemas de usar este robot es que el usuario sacrifica parte de su privacidad, porque debe dar permiso para que el teleoperador pueda ver a través de las cámaras del robot para completar sus tareas. Y eso significa “meterse en nuestra casa”. El CEO de 1X, Bernt Børnich, explicaba en WSJ que Neo “no es para todo el mundo. Si compras este producto, es porque estás de acuerdo con el acuerdo social. Si no tenemos tus datos, no podemos mejorar el producto”. Aun así, aseguran sus responsables, “siempre tendrás el control” y por ejemplo podrás establecer zonas prohibidas o desenfocar caras en la transmisión.
Ver para aprender. Precisamente necesitan todos esos datos visuales: para que el sistema de red neuronal del Neo pueda aprender al intentar completar esas tareas domésticas y, a partir de ahí, las resuelva con más precisión. Es algo similar a lo que ocurre con la flota de coches de Tesla, que también “aprende” gracias a todos esos kilómetros que los coches recorren para perfeccionar su sistema de conducción autónoma.
“Probablemente seguro”. Otro de los elementos clave de estos robots es el de la seguridad que ofrecen en un entorno tan privado como nuestro hogar. No es especialmente pesado, lo que ayuda a minimizar riesgos, y en 1X afirman que Neo es “probablemente seguro”.
En 2026 será bastante más autónomo. La promesa de Børnich es que Neo “hará muchas de las tareas del hogar de forma autónoma”, aunque admitió que la calidad con la que se completan esas tareas será algo pobre inicialmente. Comparaba la situación con la de las primeras imágenes y vídeos que generaba la IA: ahora esas imágenes y vídeos son prácticamente indistinguibles de la realidad, y algo similar ocurrirá según él con Neo.
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La promesa podría no cumplirse jamás. Neo es el último ejemplo de cómo el segmento de la robótica es el otro gran vendedor de expectativas (junto a la IA) de cara al futuro. Aquí el reto es igual de enorme, pero el hecho de que Neo no sea realmente autónomo es decepcionante, como ya lo fue lo que ocurrió con los Optimus de Tesla o las recientes noticias de los robots de las tiendas japonesas. Yann LeCun, uno de los máximos responsables de IA en Meta, indicaba en una conferencia reciente en el MIT que estos robots podrían acabar no llegando a ningún lado. Según él, las empresas que están invirtiendo miles de millones de dólares en robots humanoides “no tienen ni idea” de cómo hacer que estas máquinas “sean lo suficientemente inteligentes para ser útiles en general”.
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– La noticia
Este robot humanoide prometía hacer nuestras tareas domésticas. Por ahora es una marioneta de 20.000 dólares
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Xataka
por
Javier Pastor
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