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La guerra de lo ‘cuqui’ entre Mr. Wonderful y Ale-hop tiene un claro ganador: uno factura 250 millones y el otro va a entrar en concurso

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La guerra de lo 'cuqui' entre Mr. Wonderful y Ale-hop tiene un claro ganador: uno factura 250 millones y el otro va a entrar en concurso

Mr. Wonderful recurrió al Supremo contra Ale-hop en enero. Nueve meses después está a punto de entrar en concurso de acreedores. La cronología delata que la batalla judicial nunca fue sobre propiedad intelectual: era el último intento de externalizar un fracaso propio.

Por qué es importante. Dos empresas que venden productos “cuquis” con mensajes positivos han tenido trayectorias opuestas. Una ha estado litigando mientras se hundía. La otra ha ido creciendo sin endeudarse.

Los hechos. Mr. Wonderful demandó a Ale-hop en 2021 por competencia desleal, alegando que copiaba su estilo de objetos animados, frases motivadoras y tonos pastel. En 2022, el Juzgado Mercantil nº 5 de Valencia rechazó la demanda. En 2023, la Audiencia Provincial ratificó el fallo. Y en enero de 2025 envió un recurso al Supremo como última bala.

En octubre de 2025 está a punto de entrar en concurso de acreedores. 

El argumento. Los tribunales han sido claros: el estilo kawaii (objetos con ojos y expresividad) es de dominio público desde los años sesenta. “Los estilos no son objeto de monopolio”, sentenció la Audiencia. Que Mr. Wonderful lo aplicase con éxito inicial (sus primeros años fueron de crecimiento meteórico) no le otorgaba monopolio sobre él.

Además, Ale-hop tenía productos de este estilo en su catálogo de 2010, un año antes de que Mr. Wonderful se constituyera como empresa.

Las cifras. Mientras litigaban, consiguieron resultados financieros muy dispares. Cifras del año 2023 (último ejercicio con las cifras de ambos presentadas):

  • Facturación: Ale-hop, 224 millones de euros (ya son 254). Mr. Wonderful, 26 millones.
  • Número de tiendas: más de 300 en cinco países para Ale-hop. Mr. Wonderful llegó a tener 50 y ahora le quedan 10.
  • Margen: 20% de rentabilidad sobre ingresos para Ale-hop, 7 millones de euros de pérdidas para Mr. Wonderful.

Es una diferencia de modelo, no de escala. Son dos filosofías opuestas.

  1. Ale-hop tiene un catálogo rotatorio de 6.000 referencias que va renovando constantemente. “Obliga” al cliente a volver con frecuencia. Compra directamente a las fábricas en grandes volúmenes (la clave tras sus altos márgenes pese a los precios bajos) y tiene una estricta filosofía contra el endeudamiento.
  2. Mr. Wonderful nació en 2011 como un estudio de diseño especializado en invitaciones de boda personalizadas. Su tono alegre y su estética colorida conectaron con su clientela, y en pocos años se convirtió en un fenómeno. En 2016 alcanzó los 30 millones de facturación. Estaba presente en El Corte Inglés, en Fnac, en papelerías de toda España. Entonces decidió dar el salto a tiendas propias, pero la pandemia llegó justo después y golpeó de lleno un modelo de negocio que dependía del tráfico físico. Las ventas cayeron y comenzaron las pérdidas.

La sentencia. En octubre de 2024, un juez de Barcelona aprobó un plan de reestructuración para Mr. Wonderful. CaixaBank, su principal acreedor financiero con 6,8 millones de deuda (el 45,47% del pasivo), lo impugnó y ahora la justicia le ha dado la razón. 

La sentencia, recogida por Cinco Días, es demoledora:

  • Cuestiona que las previsiones de ventas —un incremento de 10 millones entre 2024 y 2028— sean “razonables” o se basen en “una realidad histórica”.
  • Considera “sorprendente” que la empresa no tuviera durante el proceso judicial cuentas auditadas ni datos actualizados de ventas.
  • Y concluye que las proyecciones “no se pueden justificar objetivamente”.

Es el mismo tipo de argumento que los tribunales usaron contra Mr. Wonderful en el caso Ale-hop: tus números no se sostienen en la realidad. Solo que esta vez no hablaban de si tenían derecho a reclamar un estilo, sino de si la empresa era viable.

La Audiencia añade algo más: dado que Mr. Wonderful ha cerrado tiendas físicas y su principal canal es ahora el online, lo lógico hubiera sido hacer estimaciones cercanas a los resultados de los años previos a la pandemia, cuando ese era su modelo. En lugar de eso, presentó proyecciones que el tribunal considera poco creíbles y basadas en datos provisionales sin auditar.

El timing. Han pasado nueve meses desde el recurso al Supremo hasta el concurso de acreedores. Nueve meses entre señalar a un competidor y admitir el problema interno. Es habitual en las empresas en crisis: externalizar, buscar culpables fuera (la competencia desleal, el plagio) cuando el problema viene de dentro (estrategia, adaptación, modelo de negocio).

Mr. Wonderful ha llegado hasta aquí por un tridente mortal:

  1. Apostar por el retail físico justo antes de la pandemia, abriendo más de 50 tiendas que coincidieron con el COVID, además de invertir demasiado en zonas premium que no darían el retorno esperado.
  2. Endeudarse sin ventajas competitivas sostenibles.
  3. Operar en un mercado donde nunca tuvo moat.

Mr. Wonderful intentó construir su moat sobre un estilo estético que legalmente no podía poseer en exclusiva.

Business Insider publicó un reportaje en noviembre de 2023 en el que aportaba otras claves de esta caída, aludiendo a fuentes internas:

  1. Agotamiento de su core business: el producto fue copiado por otras empresas y los compradores ya no estaban dispuestos a pagar un extra por la marca.
  2. El canal online estaba adulterado con demasiados descuentos y ofertas que generaban conflictos con el resto de canales de venta. Pasó de ser la joya de la corona a estar subcontratado.
  3. Modelo de negocio con alto riesgo estructural: casi la mitad de los ingresos venían de las agendas escolares, las tasas de devolución oscilaban entre el 30% y el 50%, y había dependencia del precio marcado por los algoritmos de Amazon, que nuevamente… suponían un conflicto multicanal.
  4. La crisis logística de septiembre de 2022. Provocó graves retrasos en una época crítica para las ventas (la vuelta al cole) y erosionó la confianza de algunos clientes.

También apuntaban a una sangría de directivos motivada por fuertes discrepancias con el estilo de liderazgo.

El contraste. Ale-hop no ha dado síntomas de temer a su competencia porque sabía que no competían en lo mismo. Grimalt, su fundador, vio una oportunidad simple: productos alegres y baratos, de compra impulsiva, en zonas turísticas. No hizo falta una genialidad revolucionaria, sino una ejecución consistente a lo largo del tiempo.

Mr. Wonderful sí tuvo una gran conexión con su público, mucho más directa. Lo creado por Cabal y Aracil funcionaba de verdad. Pero resultó que la conexión emocional con una marca no se traduce automáticamente en tráfico recurrente a una tienda.

Y ahora qué. El concurso de acreedores no implica un escenario de liquidación. Hay margen para que Mr. Wonderful pueda negociar con sus acreedores un plan más creíble y salga adelante. Pero ya no desde la fuerza de antaño, ni con el argumento “nos copian” como distracción. Ahora solo tiene un camino: redefinir su propuesta en un mercado donde diseñar “cuqui” ya no basta.

La guerra de lo “cuqui” termina donde realmente importa: en el balance. Y ahí la sentencia ya está dictada.

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Imagen destacada | Ale-hop, Mr. Wonderful


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La guerra de lo ‘cuqui’ entre Mr. Wonderful y Ale-hop tiene un claro ganador: uno factura 250 millones y el otro va a entrar en concurso

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por
Javier Lacort

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​Mr. Wonderful recurrió al Supremo contra Ale-hop en enero. Nueve meses después está a punto de entrar en concurso de acreedores. La cronología delata que la batalla judicial nunca fue sobre propiedad intelectual: era el último intento de externalizar un fracaso propio.

Por qué es importante. Dos empresas que venden productos “cuquis” con mensajes positivos han tenido trayectorias opuestas. Una ha estado litigando mientras se hundía. La otra ha ido creciendo sin endeudarse.

Los hechos. Mr. Wonderful demandó a Ale-hop en 2021 por competencia desleal, alegando que copiaba su estilo de objetos animados, frases motivadoras y tonos pastel. En 2022, el Juzgado Mercantil nº 5 de Valencia rechazó la demanda. En 2023, la Audiencia Provincial ratificó el fallo. Y en enero de 2025 envió un recurso al Supremo como última bala.

En octubre de 2025 está a punto de entrar en concurso de acreedores. 

El argumento. Los tribunales han sido claros: el estilo kawaii (objetos con ojos y expresividad) es de dominio público desde los años sesenta. “Los estilos no son objeto de monopolio”, sentenció la Audiencia. Que Mr. Wonderful lo aplicase con éxito inicial (sus primeros años fueron de crecimiento meteórico) no le otorgaba monopolio sobre él.

Además, Ale-hop tenía productos de este estilo en su catálogo de 2010, un año antes de que Mr. Wonderful se constituyera como empresa.

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Las cifras. Mientras litigaban, consiguieron resultados financieros muy dispares. Cifras del año 2023 (último ejercicio con las cifras de ambos presentadas):

Facturación: Ale-hop, 224 millones de euros (ya son 254). Mr. Wonderful, 26 millones.Número de tiendas: más de 300 en cinco países para Ale-hop. Mr. Wonderful llegó a tener 50 y ahora le quedan 10.Margen: 20% de rentabilidad sobre ingresos para Ale-hop, 7 millones de euros de pérdidas para Mr. Wonderful.

Es una diferencia de modelo, no de escala. Son dos filosofías opuestas.

Ale-hop tiene un catálogo rotatorio de 6.000 referencias que va renovando constantemente. “Obliga” al cliente a volver con frecuencia. Compra directamente a las fábricas en grandes volúmenes (la clave tras sus altos márgenes pese a los precios bajos) y tiene una estricta filosofía contra el endeudamiento.Mr. Wonderful nació en 2011 como un estudio de diseño especializado en invitaciones de boda personalizadas. Su tono alegre y su estética colorida conectaron con su clientela, y en pocos años se convirtió en un fenómeno. En 2016 alcanzó los 30 millones de facturación. Estaba presente en El Corte Inglés, en Fnac, en papelerías de toda España. Entonces decidió dar el salto a tiendas propias, pero la pandemia llegó justo después y golpeó de lleno un modelo de negocio que dependía del tráfico físico. Las ventas cayeron y comenzaron las pérdidas.

La sentencia. En octubre de 2024, un juez de Barcelona aprobó un plan de reestructuración para Mr. Wonderful. CaixaBank, su principal acreedor financiero con 6,8 millones de deuda (el 45,47% del pasivo), lo impugnó y ahora la justicia le ha dado la razón. 

La sentencia, recogida por Cinco Días, es demoledora:

Cuestiona que las previsiones de ventas —un incremento de 10 millones entre 2024 y 2028— sean “razonables” o se basen en “una realidad histórica”.Considera “sorprendente” que la empresa no tuviera durante el proceso judicial cuentas auditadas ni datos actualizados de ventas.Y concluye que las proyecciones “no se pueden justificar objetivamente”.

Es el mismo tipo de argumento que los tribunales usaron contra Mr. Wonderful en el caso Ale-hop: tus números no se sostienen en la realidad. Solo que esta vez no hablaban de si tenían derecho a reclamar un estilo, sino de si la empresa era viable.

La Audiencia añade algo más: dado que Mr. Wonderful ha cerrado tiendas físicas y su principal canal es ahora el online, lo lógico hubiera sido hacer estimaciones cercanas a los resultados de los años previos a la pandemia, cuando ese era su modelo. En lugar de eso, presentó proyecciones que el tribunal considera poco creíbles y basadas en datos provisionales sin auditar.

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Mr. Wonderful ha llegado hasta aquí por un tridente mortal:

Apostar por el retail físico justo antes de la pandemia, abriendo más de 50 tiendas que coincidieron con el COVID, además de invertir demasiado en zonas premium que no darían el retorno esperado.Endeudarse sin ventajas competitivas sostenibles.Operar en un mercado donde nunca tuvo moat.

Mr. Wonderful intentó construir su moat sobre un estilo estético que legalmente no podía poseer en exclusiva.

Business Insider publicó un reportaje en noviembre de 2023 en el que aportaba otras claves de esta caída, aludiendo a fuentes internas:

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También apuntaban a una sangría de directivos motivada por fuertes discrepancias con el estilo de liderazgo.

El contraste. Ale-hop no ha dado síntomas de temer a su competencia porque sabía que no competían en lo mismo. Grimalt, su fundador, vio una oportunidad simple: productos alegres y baratos, de compra impulsiva, en zonas turísticas. No hizo falta una genialidad revolucionaria, sino una ejecución consistente a lo largo del tiempo.Mr. Wonderful sí tuvo una gran conexión con su público, mucho más directa. Lo creado por Cabal y Aracil funcionaba de verdad. Pero resultó que la conexión emocional con una marca no se traduce automáticamente en tráfico recurrente a una tienda.Y ahora qué. El concurso de acreedores no implica un escenario de liquidación. Hay margen para que Mr. Wonderful pueda negociar con sus acreedores un plan más creíble y salga adelante. Pero ya no desde la fuerza de antaño, ni con el argumento “nos copian” como distracción. Ahora solo tiene un camino: redefinir su propuesta en un mercado donde diseñar “cuqui” ya no basta.La guerra de lo “cuqui” termina donde realmente importa: en el balance. Y ahí la sentencia ya está dictada.En Xataka | Todos los pisos modernos son el mismo: la decoración AirBnb es el nuevo “pisito de la abuela”Imagen destacada | Ale-hop, Mr. Wonderful

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por
Javier Lacort

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