Ciencia y Tecnología
Espejos gigantes en el espacio: el polémico plan para iluminar la Tierra de noche

Cuando el Sol se oculta, una nueva luz podría aparecer en nuestro firmamento. No será estelar ni celestial, sino un destello humano de origen orbital.
Cuando el Sol se oculta, una nueva luz podría aparecer en nuestro firmamento. No será estelar ni celestial, sino un destello humano de origen orbital.
Una startup californiana llamada Reflect Orbital ha lanzado una propuesta tan ambiciosa como polémica: llenar el espacio con satélites espejados capaces de reflejar la luz solar hacia la Tierra después del atardecer.
La idea, según la empresa, podría ampliar el aprovechamiento de la energía solar al permitir que las granjas fotovoltaicas sigan generando electricidad durante la noche. También contempla aplicaciones en situaciones de emergencia e incluso aplicaciones urbanas, como el alumbrado público. Sin embargo, el concepto ha despertado tanto interés como alarma en la comunidad científica.
Satélites espejo: el proyecto EARENDIL-1
Reflect Orbital ya solicitó autorización ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) para lanzar su primer satélite experimental, EARENDIL-1, dotado de un espejo de 18 metros de lado. Según fuentes, el despegue está programado para abril de 2026.
Este sería apenas el inicio de una constelación que podría alcanzar los 4.000 satélites para 2030. Los diseños contemplados van desde espejos de 10×10 metros hasta 54×54 metros, según reportes. Todos orbitarían a unos 625 kilómetros de altitud.
En 2024, Reflect Orbital obtuvo un contrato de 1,25 millones de dólares del programa de innovación SBIR de la Fuerza Aérea de EE. UU. La compañía prevé que sus satélites se desplacen en una órbita sincrónica con el Sol –la misma que sigue la frontera entre el día y la noche–, lo que les permitiría permanecer siempre expuestos a la luz solar.
Viabilidad técnica: ¿cuántos satélites se necesitan?
Los expertos han expresado serias dudas sobre la viabilidad técnica del proyecto. El profesor Michael Brown de la Universidad Monash explica que “si se quisiera reproducir el sol del mediodía, por ejemplo, se necesitaría un espejo que, desde el suelo, pareciera del mismo tamaño que el Sol en el cielo”, según declaró a CBC.
Según cálculos de Brown y Matthew Kenworthy, profesor asociado de Astronomía en la Universidad de Leiden publicados en The Conversation, un solo satélite con un espejo de 54 metros produciría una luz 15.000 veces más tenue que el sol del mediodía. Para alcanzar apenas el 20 % de la intensidad solar –el objetivo declarado por la empresa– se necesitarían unos 3.000 satélites enfocando simultáneamente la misma área.
Otro problema fundamental es que los satélites a una altitud de 625 km se desplazan a 7,5 kilómetros por segundo, lo que significa que cada uno solo estaría en posición para iluminar una ubicación específica durante aproximadamente 3,5 minutos.
El fundador de Reflect Orbital, Ben Nowack, llegó a sugerir la necesidad de desplegar hasta 250.000 satélites para cumplir con sus objetivos. Esta cifra, según Brown y Kenworthy, supera el total de satélites y grandes fragmentos de basura espacial actualmente catalogados.
Antecedentes históricos
La idea de un espejo espacial no es nueva. Según CBC, fue propuesta por primera vez en la década de 1920. El 4 de febrero de 1993, Rusia desplegó Znamya 2, un espejo espacial de 25 metros de diámetro que produjo un punto brillante de cinco kilómetros antes de quemarse sobre Canadá días después.
De acuerdo con el medio canadiense, Estados Unidos y la Agencia Espacial Europea también han presentado propuestas similares, aunque hasta ahora ninguna ha llegado a buen puerto, posiblemente porque no resultan viables técnica o económicamente.
Riesgos para la astronomía y la vida silvestre
Más allá de la viabilidad técnica del proyecto, los expertos advierten posibles efectos colaterales; aves migratorias desorientadas, ciclos biológicos alterados y un cielo nocturno saturado de destellos artificiales figuran entre las posibles consecuencias.
Aaron Boley, astrónomo de la Universidad de Columbia Británica, denunció a CBC la existencia de “malentendidos básicos o tergiversaciones deliberadas” en el sitio web de la empresa, especialmente al sugerir que la luz solar reflejada no constituiría contaminación lumínica.
“La contaminación lumínica altera fundamentalmente el ciclo natural día-noche que ha regido la vida durante miles de millones de años”, advirtió David Smith de BugLife a Space.com.
John Barentine, de Dark Sky Consulting, explicó que los satélites seguirán reflejando luz más allá de su objetivo, creando haces “cuatro veces más brillantes que la luna llena” visibles a cientos de kilómetros. El impacto alcanzaría tanto a la fauna como a los observatorios astronómicos.
Los astrónomos también alertan sobre posibles interferencias radioeléctricas, un problema ya detectado con los satélites Starlink de SpaceX. Según Brown y Kenworthy, en The Conversation, una constelación de espejos como la propuesta sería “devastadora para la astronomía”: los astrónomos advierten que la luz reflejada podría ser tan intensa que, al observarse con telescopios, representaría un riesgo potencial para la vista.
Reflect Orbital no respondió a las solicitudes de comentarios para el artículo de The Conversation. Sin embargo, la empresa declaró recientemente a Bloomberg que planea redirigir la luz solar de forma “breve, predecible y selectiva”, evitando los observatorios y compartiendo la ubicación de los satélites para que los científicos puedan planificar su trabajo.
Queda por ver si el proyecto de Reflect Orbital llegará a concretarse. Aunque la empresa podría lograr lanzar su satélite de prueba, el camino hacia una constelación de miles o cientos de miles de espejos orbitales presenta enormes desafíos técnicos, financieros y regulatorios.
Por ahora, el debate continúa entre quienes ven en esta tecnología un potencial avance energético y quienes advierten sobre sus riesgos para la astronomía, el medio ambiente y el derecho a disfrutar de un cielo nocturno oscuro.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de The Conversation, Space.com, CBC y Bloomberg.
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