Ciencia y Tecnología
Hay gente comprando tierras, granjas y explotaciones de porcino en España. Y esa gente son fondos de inversión

Si esto no fuera un artículo de Xataka, si fuera una novela de Michael Ende: la historia empezaría con un plano cenital de los campos del Segrià. Veríamos granjas y más granjas, campos de cereal, huertas de regadío, carreteras, el Segre serpenteando por la llanura. Y, conforme nos acercáramos al suelo, veríamos una marea de hombrecillos grises con maletines llenos de dinero.
El argumento sería obvio: el campo está en venta y los fondos han salido a comprar.
34 millones de cabezas de cerdo. Eso es España: la líder indiscutible del porcino europeo, el tercer productor a nivel mundial. Un gigante, valga la metáfora por manida que esté, con los pies de barro.
Y es que el campo español tiene muchos problemas, pero el más preocupante (porque no tiene solución — ni fácil, ni difícil) es su exasperante falta de relevo generacional. Miles de explotaciones agropecuarias están al borde de la desaparición sencillamente porque nadie quiere hacerse cargo de ellas toda vez que el dueño se jubile.
¿Y ese “nadie” no incluye a los fondos? Hasta hace bien poco, no. La agricultura era un sector poco sexy para el capital financiero, pero ahora la situación ha cambiado. Lo hemos visto con la agricultura: una gestión agresiva del campo puede generar muchos ingresos (aunque sea a costa de grandes externalidades negativas).
Ahora, además, hoy dos grandes factores se han sumado a la fiesta del capital: el primero es que la masa de explotaciones sin relevo es enorme. El segundo es que los procesos de integración de las granjas con la industria cárnica han llegado a un punto de no retorno — ya “el campo” y “la industria” son casi sinónimos.
Un mar lleno de tiburones. Pero es que, por si fuera poco, la presión de los acuíferos y la volatilidad internacional están convirtiendo el mundo agrícola en un sitio difícil para pequeñas explotaciones. Solo grandes corporaciones tienen el pulmón para bucear por unos mercados tan duros.
¿Esto es mala noticia? Si miramos los movimientos españoles desde una perspectiva más internacional, me temo que sí. El caso californiano es todo un aviso para navegantes: los grandes fondos están comprando fincas solo y exclusivamente por sus derechos de agua. Y eso, como se ha visto en la última sequía, es un problema enorme.
Un problema que se suma a los conflictos medioambientales, a la captura de rentas, a los cambios agrícolas, a la desarticulación industrial de la España vaciada.
Un futuro extraño. Como decía antes, España es la gran potencia agrícola del continente. De hecho, poco a poco, se ha convertido en una de las grandes potencias mundiales en comercialización de productos agropecuarios. Pero no va a ser fácil seguir ahí, los fondos financieros son el mejor ejemplo y el problema es que todo parece indicar que, en el camino, a la España que conocemos no la va a reconocer “ni la madre que la parió”.
Imagen | Annie Spratt | Markus Winkler
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La noticia
Hay gente comprando tierras, granjas y explotaciones de porcino en España. Y esa gente son fondos de inversión
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.
Si esto no fuera un artículo de Xataka, si fuera una novela de Michael Ende: la historia empezaría con un plano cenital de los campos del Segrià. Veríamos granjas y más granjas, campos de cereal, huertas de regadío, carreteras, el Segre serpenteando por la llanura. Y, conforme nos acercáramos al suelo, veríamos una marea de hombrecillos grises con maletines llenos de dinero.
El argumento sería obvio: el campo está en venta y los fondos han salido a comprar.
34 millones de cabezas de cerdo. Eso es España: la líder indiscutible del porcino europeo, el tercer productor a nivel mundial. Un gigante, valga la metáfora por manida que esté, con los pies de barro.
Y es que el campo español tiene muchos problemas, pero el más preocupante (porque no tiene solución — ni fácil, ni difícil) es su exasperante falta de relevo generacional. Miles de explotaciones agropecuarias están al borde de la desaparición sencillamente porque nadie quiere hacerse cargo de ellas toda vez que el dueño se jubile.
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Si España quiere salvar su campo, ya sabe lo que tiene que hacer: abrazar la agricultura de precisión
¿Y ese “nadie” no incluye a los fondos? Hasta hace bien poco, no. La agricultura era un sector poco sexy para el capital financiero, pero ahora la situación ha cambiado. Lo hemos visto con la agricultura: una gestión agresiva del campo puede generar muchos ingresos (aunque sea a costa de grandes externalidades negativas).
Ahora, además, hoy dos grandes factores se han sumado a la fiesta del capital: el primero es que la masa de explotaciones sin relevo es enorme. El segundo es que los procesos de integración de las granjas con la industria cárnica han llegado a un punto de no retorno — ya “el campo” y “la industria” son casi sinónimos.
Un mar lleno de tiburones. Pero es que, por si fuera poco, la presión de los acuíferos y la volatilidad internacional están convirtiendo el mundo agrícola en un sitio difícil para pequeñas explotaciones. Solo grandes corporaciones tienen el pulmón para bucear por unos mercados tan duros.
¿Esto es mala noticia? Si miramos los movimientos españoles desde una perspectiva más internacional, me temo que sí. El caso californiano es todo un aviso para navegantes: los grandes fondos están comprando fincas solo y exclusivamente por sus derechos de agua. Y eso, como se ha visto en la última sequía, es un problema enorme.Un problema que se suma a los conflictos medioambientales, a la captura de rentas, a los cambios agrícolas, a la desarticulación industrial de la España vaciada.Un futuro extraño. Como decía antes, España es la gran potencia agrícola del continente. De hecho, poco a poco, se ha convertido en una de las grandes potencias mundiales en comercialización de productos agropecuarios. Pero no va a ser fácil seguir ahí, los fondos financieros son el mejor ejemplo y el problema es que todo parece indicar que, en el camino, a la España que conocemos no la va a reconocer “ni la madre que la parió”.Imagen | Annie Spratt | Markus WinklerEn Xataka | La gran paradoja del aceite de oliva español: pese a que crece un 15% al año, más de 500 almazaras cerrarán en la próxima década
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Hay gente comprando tierras, granjas y explotaciones de porcino en España. Y esa gente son fondos de inversión
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por
Javier Jiménez
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