Ciencia y Tecnología
‘Titanic’ de Cameron iba a ser un fracaso. Hasta que un trailer que rompió varias normas de Hollywood cambió la narrativa

Dentro de unas semanas se publicarán las memorias póstumas de Jon Landau, productor de ‘Titanic‘ y ‘Avatar‘, y colaborador habitual de James Cameron. Medios como Variety han podido acceder a su contenido, y en ellas se cuenta una maniobra de marketiung magistral: cómo una película que parecía condenada al fracaso, ‘Titanic’, se salvó gracias a un inteligente trailer.
Se hundía. Antes del lanzamiento de ‘Titanic’ en 1997, flotaba cierto pesimismo en Hollywood y en la prensa sobre las posibilidades de éxito de la película. Con un presupuesto por entonces récord de 200 millones de dólares, retrasos constantes durante el rodaje y rumores negativos acerca del desarrollo de la producción, muchos expertos y medios daban por hecho que la película sería un desastre financiero. Landau cuenta que fue famoso un artículo de la revista ‘Time’ en el que se comparaba el posible futuro de la película con el destino real del barco con la onomatopeya “Glub, Glub, Glub…”
Demasiado ruido. Pero como cuenta en las memorias, tituladas ‘The Bigger Picture’, Landau sabía que “la percepción se convierte en realidad”, pese a que las expectativas no eran buenas: el salto de 100 a 200 millones dólares traía a la memoria otro fracaso mayúsculo (y con un componente acuático también muy marcado): ‘Waterworld’ de Kevin Costner. El equipo de marketing de Paramount les propuso un tráiler convencional. Landau lo describió como un “tráiler al estilo John Woo”, es decir, “cortes rápidos y música atronadora, disparos y gritos. Hacía que la película pareciera una película de acción que casualmente tenía lugar en el Titanic”. Cameron y Landau sabían que esa no era su película.
Cuatro minutos y pico. La decisión que tomaron fue aparentemente contraintuitiva: un tráiler excepcionalmente largo, de cuatro minutos y dos segundos. Antes hubo que pelear largamente con los ejecutivos de Paramount, que inicialmente querían un tráiler más corto y orientado únicamente a la acción. Landay y Cameron defendían que un tráiler más largo era necesario para transmitir la magnitud y la narrativa compleja de Titanic. Lo presentaron en el evento ShoWest de Las Vegas, una convención clave para dueños de cines.
A Kurt le gusta. El tráiler causó un efecto inmediato y favorable entre los asistentes, decisivos para la buena distribución de la película. También impactó positivamente a estrellas como Kurt Russell, que ayudó a que comenzara a correrse la voz de que estaban ante una gran película. El actor, sentado en la mesa de Paramount, se puso de pie y exclamó a gritos: “Pagaría diez dólares solo por ver ese tráiler otra vez”. Desde entonces, incluso la prensa inicialmente escéptica empezó a reconsiderar la película, marcando un punto de inflexión en la percepción pública y en la esperanza de éxito comercial.
Cambio en la narativa. El tráiler no solo mostró lo que nadie había visto y cómo funcionaba la película (los recuerdos, el romanticismo, la acción, la escala gigantesca), sino que también redefinió la conversación, que pasó de consistir en rumores de fracaso a plantear la posibilidad de que fuera un éxito. La película se estrenó en diciembre de 1997, se convirtió en la más taquillera de todos los tiempos y ganó 11 Óscar. Otro triunfo para Cameron, aunque con este no las tuvo consigo todo el rato.
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La noticia
‘Titanic’ de Cameron iba a ser un fracaso. Hasta que un trailer que rompió varias normas de Hollywood cambió la narrativa
fue publicada originalmente en
Xataka
por
John Tones
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Dentro de unas semanas se publicarán las memorias póstumas de Jon Landau, productor de ‘Titanic’ y ‘Avatar’, y colaborador habitual de James Cameron. Medios como Variety han podido acceder a su contenido, y en ellas se cuenta una maniobra de marketiung magistral: cómo una película que parecía condenada al fracaso, ‘Titanic’, se salvó gracias a un inteligente trailer.
Se hundía. Antes del lanzamiento de ‘Titanic’ en 1997, flotaba cierto pesimismo en Hollywood y en la prensa sobre las posibilidades de éxito de la película. Con un presupuesto por entonces récord de 200 millones de dólares, retrasos constantes durante el rodaje y rumores negativos acerca del desarrollo de la producción, muchos expertos y medios daban por hecho que la película sería un desastre financiero. Landau cuenta que fue famoso un artículo de la revista ‘Time’ en el que se comparaba el posible futuro de la película con el destino real del barco con la onomatopeya “Glub, Glub, Glub…”
Demasiado ruido. Pero como cuenta en las memorias, tituladas ‘The Bigger Picture’, Landau sabía que “la percepción se convierte en realidad”, pese a que las expectativas no eran buenas: el salto de 100 a 200 millones dólares traía a la memoria otro fracaso mayúsculo (y con un componente acuático también muy marcado): ‘Waterworld’ de Kevin Costner. El equipo de marketing de Paramount les propuso un tráiler convencional. Landau lo describió como un “tráiler al estilo John Woo”, es decir, “cortes rápidos y música atronadora, disparos y gritos. Hacía que la película pareciera una película de acción que casualmente tenía lugar en el Titanic”. Cameron y Landau sabían que esa no era su película.
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A Kurt le gusta. El tráiler causó un efecto inmediato y favorable entre los asistentes, decisivos para la buena distribución de la película. También impactó positivamente a estrellas como Kurt Russell, que ayudó a que comenzara a correrse la voz de que estaban ante una gran película. El actor, sentado en la mesa de Paramount, se puso de pie y exclamó a gritos: “Pagaría diez dólares solo por ver ese tráiler otra vez”. Desde entonces, incluso la prensa inicialmente escéptica empezó a reconsiderar la película, marcando un punto de inflexión en la percepción pública y en la esperanza de éxito comercial.
Cambio en la narativa. El tráiler no solo mostró lo que nadie había visto y cómo funcionaba la película (los recuerdos, el romanticismo, la acción, la escala gigantesca), sino que también redefinió la conversación, que pasó de consistir en rumores de fracaso a plantear la posibilidad de que fuera un éxito. La película se estrenó en diciembre de 1997, se convirtió en la más taquillera de todos los tiempos y ganó 11 Óscar. Otro triunfo para Cameron, aunque con este no las tuvo consigo todo el rato. En Xataka | La categoría “fantasma” de los Oscar: existe pero es tan exigente que nunca ha habido películas que opten a ella
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