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Ciencia y Tecnología

Gran anomalía del campo magnético de la Tierra sigue creciendo

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Un estudio advierte que la Anomalía del Atlántico Sur, una zona de baja intensidad magnética entre Sudamérica y África, sigue expandiéndose desde 2014, lo que podría afectar satélites y misiones espaciales.

​Un estudio advierte que la Anomalía del Atlántico Sur, una zona de baja intensidad magnética entre Sudamérica y África, sigue expandiéndose desde 2014, lo que podría afectar satélites y misiones espaciales.  

Imágenes satelitales revelan que una enorme anomalía en el campo magnético terrestre continúa expandiéndose, según un estudio publicado recientemente en la revista Physics of the Earth and Planetary Interiors.

La Anomalía del Atlántico Sur (AAS), una región del tamaño de Europa situada entre Sudamérica y África, se ha ido agrandando y debilitando su intensidad magnética desde 2014, apuntan los autores.

La AAS cubre ahora un 1 % más de la superficie terrestre que hace una década, una extensión similar a la mitad del territorio de Estados Unidos, rescata el medio especializado IFLScience.

Campo magnético en movimiento constante

Aunque los científicos aún no comprenden del todo su origen, sugieren que la AAS ocurre por inestabilidades en el hierro líquido presente en el núcleo externo de la Tierra, que generan fluctuaciones en el campo magnético planetario.

Estas alteraciones, explican los autores, pueden modificar este campo externo durante años, afectando la intensidad del escudo natural que protege a la Tierra.

¿Qué es el campo magnético de la Tierra?

El campo magnético terrestre se origina por el movimiento de metales líquidos como hierro y níquel a unos 3.000 kilómetros bajo la superficie. Ese flujo convierte la energía cinética en magnética, creando una barrera que desvía partículas solares y radiación cósmica.

Este escudo invisible es esencial para la vida en nuestro planeta, ya que mantiene la atmósfera terrestre y bloquea el ingreso de radiación dañina proveniente del Sol. Durante este evento de protección, se suelen formar las famosas auroras boreales (Polo Norte) y australes (Polo Sur).

El papel de los satélites Swarm

Aunque se sospecha de la existencia de AAS desde los años 60, fue la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), lanzada en 2013, la que permitió medir con precisión las señales magnéticas del núcleo, el manto, la corteza, los océanos y la ionosfera.

“Solo con satélites como Swarm podemos cartografiar completamente esta estructura y ver cómo cambia”, señala el profesor Chris Finlay, experto en geomagnetismo de la Universidad Técnica de Dinamarca, en un comunicado de la ESA.

“Gracias a los datos de Swarm, podemos ver una de estas áreas moviéndose hacia el oeste sobre África, lo que contribuye al debilitamiento de la AAS en esta región”, añade.

Anomalía del Atlántico Sur.
Así se veía la anomalía en 2014.Imagen: ESA

Posibles riesgos para satélites y humanos en altura

Aunque no hay motivo de alarma, la expansión de la AAS plantea desafíos para la seguridad espacial. Los satélites que sobrevuelan la región pueden recibir dosis más altas de radiación, lo que incrementa el riesgo de fallos técnicos o apagones temporales.

Asimismo, astronautas y tripulaciones aéreas que vuelan sobre latitudes elevadas se exponen a una radiación ligeramente mayor en zonas donde el campo magnético es más débil.

Importancia de prever cómo se comporta el campo magnético

“La AAS no es solo un bloque único. Está cambiando de forma diferente hacia África en comparación con la cercana Sudamérica. Algo especial está ocurriendo en esta región que está provocando que el campo se debilite de forma más intensa”, explica Finlay.

Los investigadores aún desconocen la causa exacta de la AAS, pero destacan que comprender sus variaciones es crucial para anticipar cambios en el escudo magnético y en la actividad del núcleo terrestre.

Editado por Jose Urrejola, con información de ESA, Science Alert, IFLScience y Live Science

 

​Deutsche Welle: DW.COM – Ciencia y Tecnologia

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