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Miller: “Aún recuerdo mi primera vez en Phillip Island; supe que quería formar parte de todo esto”

A diferencia de otros grandes campeones australianos, como Wayne Gardner, Mick Doohan o Casey Stoner, Jack Miller nunca ha podido conseguir un título mundial, ni tan siquiera una victoria en casa, en el GP de Australia, en la máxima categoría.
Sin embargo, el chico de Townsville, que el pasado mes de enero cumplió 30 años, ha logrado pasarse la mitad de su vida cumpliendo el sueño que acarició en su primera visita a Phillips Island, en 2009: “Aquel día entendí que quería formar parte de todo esto”, asegura.
Miller llegó al campeonato del mundo en 2011, con apenas 16 años, disputando seis carreras de 125cc. En 2012 completó su primera temporada en Moto3, y en 2013 empezó a dar señales de su talento. Pero no fue hasta 2014 cuando el joven y peculiar Miller explotó como piloto, con KTM y de la mano de Aki Ajo, su mentor y mánager aún hoy en día.
Aquel año, logró ocho poles, seis victorias y 10 podios, unos números que le hubieran convertido en campeón del mundo de Moto3 en nueve de cada diez intentos. Pero aquel año el australiano tuvo que inclinarse ante Alex Márquez, que ganó el título por un punto, logrando la mitad de victorias (3), naciendo una rivalidad que aún dura a día de hoy.
Pese a no lograr el título y aún contando con solo 19 años, Miller sabía a lo que había venido y no quiso seguir la vía del progreso a través de Moto2, ni siquiera un solo año, dando el salto directamente desde la categoría pequeña a la clase reina, en la que debutó en 2015 con una vieja Honda del MarcVDS.
Pese a que nadie entendió las prisas, en su segunda temporada en la clase reina, y con una moto que no funcionaba, logró dejar con la boca abierta a propios y extraños, imponiéndose en el GP de Holanda de 2016, bajo la lluvia, y por delante de, nada menos, Marc Márquez.

Jack Miller, Pramac Racing Yamaha, ocupa actualmente la 18ª posición en al general del campeonato
Foto de: Sonny Tumbelaka / AFP via Getty Images
Aún estuvo un año más con la vieja Honda, pero aquella victoria, su desparpajo y velocidad, abrieron los ojos de Pramac y de Ducati, que le dio la alternativa en 2018 en el equipo de Paolo Campinoti, otro de los grandes avaladores de Jack en el paddock. Ya en el equipo oficial de Bolonia, Miller logró tres victorias y doce podios en dos años, pero un cuarto puesto en el campeonato de 2021 fue su mejor registro.
Nunca el australiano ha podido ganar en casa en la clase reina. Su mejor resultado es un podio, tercero, en 3º en 2019, y dos quintos en 2016 y 2017.
Tras fichar por KTM en 2023, la estrella de Jack se ha ido diluyendo, hasta tener que hacer valer su pasaporte australiano para seguir en el Mundial, de nuevo con Pramac, ahora asociado con Yamaha.
Pese a que Miller llega tras una caída en Indonesia, lo que le llevó a cruzar la meta último y le mantiene 18º de la general del campeonato con solo 60 puntos, la motivación de correr en casa ilumina su mirada. “Tengo muchas ganas de ir a Phillip Island a correr con la Yamaha”, asegura Miller. “Phillip Island es un circuito que debería irle bien a la moto, con muchas curvas rápidas que ayudan a mantener y ganar velocidad, así que deberíamos poder hacer un buen trabajo”, añade.
Pese a que logró una victoria en este circuito en 2014, cuando luchó por el título de Moto3, el gran sueño de ser profeta en su tierra sigue pendiente para el ahora padre de familia.
“Tengo mucha curiosidad por ver qué podemos lograr, además del enorme placer de correr en casa frente a tantos aficionados que vienen a verme. Cruzo los dedos para que podamos ofrecerles un buen espectáculo”, explica el corredor en la previa.
Miller que ha renovado recientemente para alargar un año más su presencia en MotoGP, donde llegará a las 12 temporadas ya el año próximo, desvela dónde descubrió que esa iba a ser su vida, cuando solo tenía 15 años.
“Todavía recuerdo mi primera vez en Phillip Island como aficionado: fue en 2009, y vi a Julián Simón (ahora coach de los pilotos Yamaha) ganar el campeonato de 125cc”, rememora Miller, que pese a su juventud ya era un habilidoso piloto de off road.
“Por aquel entonces, competía principalmente en motocross, pero tras descubrir las carreras de velocidad, ya sabía que quería formar parte de este mundo“, confiesa el australiano.
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