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La costa de Huelva lleva décadas turistificándose. Ahora una de sus últimas zonas vírgenes se convertirá en una megaurbanización

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La costa de Huelva lleva décadas turistificándose. Ahora una de sus últimas zonas vírgenes se convertirá en una megaurbanización

“Con más de 130 ha junto a los Pinares de Cartaya pretende convertirse en uno de los principales desarrollos urbanísticos de Andalucía, creando un polo residencial y de ocio en uno de los enclaves más singulares del Atlántico andaluz”. La frase es parte de la presentación de ‘Saggita El Rompido Living Club’, un megaproyecto inmobiliario que una promotora vasca está impulsando en la costa de Andalucía, en segunda línea del litoral onubense y donde ahora hay un amplio arbolado.

La iniciativa ya ha despertado el recelo de políticos y ecologistas que advierten que pervertirá una de las escasas zonas vírgenes que quedan en la costa de Huelva.  

¿Qué ha pasado? Que Huelva se prepara para una transformación radical del entorno de El Rompido, en el municipio de Cartaya. Allí la compañía Loiola planea impulsar un macroproyecto urbanístico con cientos de viviendas, villas, un campo de golf, alojamiento hotelero, piscinas y un área comercial. Un amplio desarrollo que se extenderá a lo largo de 130 ha en un entorno que, como presume la propia promotora, supone “un enclave privilegiado entre marismas, océano y pinares”.

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¿Qué quiere hacer? Al proyecto lo han bautizado Saggita, “flecha”, en latín, un guiño a uno de los parajes más característicos de la zona: la Flecha del Rompido, una amplia formación arenosa que se estira a lo largo de unos diez kilómetros en paralelo a la costa. En mente la promotora tiene varias ideas: un campo de golf, varios hoteles, un área comercial y sobre todo generar oferta residencial. 

En concreto en su web habla de dos proyectos: Sagitta Silva, con 128 viviendas (106 pisos plurifamiliares y otras 22 unifamiliares) y Sagitta Navis, un conjunto de 18 casas adosadas con cuatro dormitorios repartidos a lo largo de dos plantas.

¿Hay más? Sí. El Rompido Living Club no se queda ahí. Al promocionar el proyecto sus responsables hablan de un enorme polo residencial y de ocio de 130 hectáreas con 800 viviendas exclusivas (en algunos medios se habla de 1.000), a lo que se añadirán plazas para turistas y piscinas, “uno de los principales desarrollos urbanísticos de Andalucía”. Para completarlo la compañía reivindica que Sagitta Living Club abarcará unos 522.600 metros cuadrados de zonas verdes.

¿Es solo un proyecto? No. En agosto de 2024 Medio Ambiente otorgó la Autorización Ambiental Unificada para “Nuevo Rompido Este” con el fin de urbanizar los terrenos y allanar el camino para que pueda acoger viviendas, hoteles, el campo de golf y el centro comercial. Meses después, en noviembre, Ecologistas en Acción advertía que ya se habían comenzado los trabajos sobre el terreno, con “el desmantelamiento de la rica y variada vegetación del monte mediterráneo” de la zona y excavadoras y camiones retirando arbustos. 

La última noticia sobre el proyecto llegó a principios de verano, cuando Loiola inició la comercialización de las 150 primeras viviendas de su complejo residencial. En las informaciones promocionales publicadas por esas fechas se deslizaba que las obras arrancarían antes de que finalice este año para tenerlas listas en 2027.

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¿Perfecto, no? No todo el mundo lo cree así. El macroproyecto cuenta con el permiso urbanístico de Cartaya y la Junta de Andalucía ha dado también luz verde a la urbanización de 1,3 millones de metros cuadrados. EL complejo incluso se coló en la presentación realizada el año pasado por el Ayuntamiento en FITUR. Eso no quiere decir que Sagitta cuente con un respaldo unánime. Hay quien ha advertido de su impacto en el entorno, tanto a nivel ambiental como social. Por ejemplo, Izquierda Unida tacha el plan de “monstruosidad” y advierte de sus efectos.

¿Y eso, por qué? “Duplicará de golpe la población de El Rompido arrasando un bosque de pinares, sabinas y otra vegetación protegida y exponiendo a una tensión urbanística insostenible este núcleo, que ya sufre problemas graves como cortes periódicos de agua de hasta 24 horas”, insistía hace unos meses David F. Calderón, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Cartaya. En su opinión, el megaproyecto adolece de “serias lagunas legales” y “pone en riesgo el equilibrio ecológico y la capacidad de carga del territorio en una zona de alto valor”.

“El Rompido, uno de los núcleos poblaciones costeros de Andalucía donde más se ha encarecido la vivienda en la última década, no necesita más viviendas de lujo, ni más hoteles, ni más campos de golf, sino vivienda social que permita a la juventud seguir viviendo en su pueblo”, recalcó Calderón. El proyecto pone el foco en el noroeste de El Rompido, en un espacio situado a 800 metros de la playa.

¿Es la única voz crítica? La respuesta vuelve a ser no. Una de las voces más críticas con el proyecto ha sido la de Ecologistas en Acción. Y no solo porque en noviembre alertó de la llegada de la maquinaria a la zona, iniciando “la destrucción de [un] espacio con importantes valores naturales”. Desde entonces ha insistido en que las 130 hectáreas del complejo representan un suelo “de altísima biodiversidad y riqueza ambiental” y que el proyecto en sí es “el mayor ejemplo de urbanismo insostenible, ilegal y depredador de recursos naturales del litoral andaluz”.

De ahí que la asociación ecologista haya presentado un recurso contencioso-administrativo y solicitado la suspensión cautelar. Su principal argumento: el supuesto riesgo de que se cause un daño “gravísimo e irreversible” al territorio. “Las obras implican arrasar una parte sustancial de los valores ambientales de este enclave privilegiado, con graves consecuencias para fauna y taxones protegidos”.

¿Qué dice la promotora? En su publicidad, la compañía resalta que la promoción buscará “la sostenibilidad ambiental, social y económica”, lo que incluye entre otras cuestiones medidas para minimizar el impacto de carbono e hídrico o la preservación de la biodiversidad. Destaca además que el conjunto de Sagitta Living Club incluirá más de 522.000 m2 de zonas verdes, una amplia área que jugará un papel clave en el complejo. La autorización ambiental reconoce de hecho que en el entorno hay plantas protegidas, pero su futuro queda despejado porque se ubicarán en los espacios libres que deje la megaurbanización.

Imágenes | Loiola y Ecologistas en Acción

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La costa de Huelva lleva décadas turistificándose. Ahora una de sus últimas zonas vírgenes se convertirá en una megaurbanización

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por
Carlos Prego

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​”Con más de 130 ha junto a los Pinares de Cartaya pretende convertirse en uno de los principales desarrollos urbanísticos de Andalucía, creando un polo residencial y de ocio en uno de los enclaves más singulares del Atlántico andaluz”. La frase es parte de la presentación de ‘Saggita El Rompido Living Club’, un megaproyecto inmobiliario que una promotora vasca está impulsando en la costa de Andalucía, en segunda línea del litoral onubense y donde ahora hay un amplio arbolado.La iniciativa ya ha despertado el recelo de políticos y ecologistas que advierten que pervertirá una de las escasas zonas vírgenes que quedan en la costa de Huelva.  ¿Qué ha pasado? Que Huelva se prepara para una transformación radical del entorno de El Rompido, en el municipio de Cartaya. Allí la compañía Loiola planea impulsar un macroproyecto urbanístico con cientos de viviendas, villas, un campo de golf, alojamiento hotelero, piscinas y un área comercial. Un amplio desarrollo que se extenderá a lo largo de 130 ha en un entorno que, como presume la propia promotora, supone “un enclave privilegiado entre marismas, océano y pinares”.

¿Qué quiere hacer? Al proyecto lo han bautizado Saggita, “flecha”, en latín, un guiño a uno de los parajes más característicos de la zona: la Flecha del Rompido, una amplia formación arenosa que se estira a lo largo de unos diez kilómetros en paralelo a la costa. En mente la promotora tiene varias ideas: un campo de golf, varios hoteles, un área comercial y sobre todo generar oferta residencial. En concreto en su web habla de dos proyectos: Sagitta Silva, con 128 viviendas (106 pisos plurifamiliares y otras 22 unifamiliares) y Sagitta Navis, un conjunto de 18 casas adosadas con cuatro dormitorios repartidos a lo largo de dos plantas.¿Hay más? Sí. El Rompido Living Club no se queda ahí. Al promocionar el proyecto sus responsables hablan de un enorme polo residencial y de ocio de 130 hectáreas con 800 viviendas exclusivas (en algunos medios se habla de 1.000), a lo que se añadirán plazas para turistas y piscinas, “uno de los principales desarrollos urbanísticos de Andalucía”. Para completarlo la compañía reivindica que Sagitta Living Club abarcará unos 522.600 metros cuadrados de zonas verdes.¿Es solo un proyecto? No. En agosto de 2024 Medio Ambiente otorgó la Autorización Ambiental Unificada para “Nuevo Rompido Este” con el fin de urbanizar los terrenos y allanar el camino para que pueda acoger viviendas, hoteles, el campo de golf y el centro comercial. Meses después, en noviembre, Ecologistas en Acción advertía que ya se habían comenzado los trabajos sobre el terreno, con “el desmantelamiento de la rica y variada vegetación del monte mediterráneo” de la zona y excavadoras y camiones retirando arbustos. La última noticia sobre el proyecto llegó a principios de verano, cuando Loiola inició la comercialización de las 150 primeras viviendas de su complejo residencial. En las informaciones promocionales publicadas por esas fechas se deslizaba que las obras arrancarían antes de que finalice este año para tenerlas listas en 2027.

¿Perfecto, no? No todo el mundo lo cree así. El macroproyecto cuenta con el permiso urbanístico de Cartaya y la Junta de Andalucía ha dado también luz verde a la urbanización de 1,3 millones de metros cuadrados. EL complejo incluso se coló en la presentación realizada el año pasado por el Ayuntamiento en FITUR. Eso no quiere decir que Sagitta cuente con un respaldo unánime. Hay quien ha advertido de su impacto en el entorno, tanto a nivel ambiental como social. Por ejemplo, Izquierda Unida tacha el plan de “monstruosidad” y advierte de sus efectos.

¿Y eso, por qué? “Duplicará de golpe la población de El Rompido arrasando un bosque de pinares, sabinas y otra vegetación protegida y exponiendo a una tensión urbanística insostenible este núcleo, que ya sufre problemas graves como cortes periódicos de agua de hasta 24 horas”, insistía hace unos meses David F. Calderón, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Cartaya. En su opinión, el megaproyecto adolece de “serias lagunas legales” y “pone en riesgo el equilibrio ecológico y la capacidad de carga del territorio en una zona de alto valor”.

“El Rompido, uno de los núcleos poblaciones costeros de Andalucía donde más se ha encarecido la vivienda en la última década, no necesita más viviendas de lujo, ni más hoteles, ni más campos de golf, sino vivienda social que permita a la juventud seguir viviendo en su pueblo”, recalcó Calderón. El proyecto pone el foco en el noroeste de El Rompido, en un espacio situado a 800 metros de la playa.

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De ahí que la asociación ecologista haya presentado un recurso contencioso-administrativo y solicitado la suspensión cautelar. Su principal argumento: el supuesto riesgo de que se cause un daño “gravísimo e irreversible” al territorio. “Las obras implican arrasar una parte sustancial de los valores ambientales de este enclave privilegiado, con graves consecuencias para fauna y taxones protegidos”.

¿Qué dice la promotora? En su publicidad, la compañía resalta que la promoción buscará “la sostenibilidad ambiental, social y económica”, lo que incluye entre otras cuestiones medidas para minimizar el impacto de carbono e hídrico o la preservación de la biodiversidad. Destaca además que el conjunto de Sagitta Living Club incluirá más de 522.000 m2 de zonas verdes, una amplia área que jugará un papel clave en el complejo. La autorización ambiental reconoce de hecho que en el entorno hay plantas protegidas, pero su futuro queda despejado porque se ubicarán en los espacios libres que deje la megaurbanización.Imágenes | Loiola y Ecologistas en AcciónEn Xataka | Hay una playa virgen en Cádiz que ha esquivado a turistas, chiringuitos y urbanizaciones. Y nadie sabe muy bien cómo

– La noticia

La costa de Huelva lleva décadas turistificándose. Ahora una de sus últimas zonas vírgenes se convertirá en una megaurbanización

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Carlos Prego

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