Ciencia y Tecnología
Hay un cliente misterioso gastando 10.000 millones en chips de Broadcom. Nadie sabe quién es y eso debería preocuparnos

Charlie Kawwas, presidente de semiconductores de Broadcom, confirmó ayer que OpenAI no es el misterioso cliente que firmó pagar 10.000 millones de dólares en chips personalizados. En septiembre se supo de la existencia de ese enigmático cliente y hubo unanimidad asumiendo que sería OpenAI. Pero resulta que no es OpenAI.
“Me encantaría recibir una orden de compra de 10.000 millones de mi buen amigo Greg”, dijo Kawwas refiriéndose a Greg Brockman, presidente de OpenAI. “Todavía no me la ha dado”.
Por qué es importante. Durante la Guerra Fría se podían contar las instalaciones nucleares desde los satélites. En la carrera de la IA, alguien puede estar construyendo el equivalente computacional a un arsenal nuclear y no tenemos forma de saberlo.
Los chips de IA son las nuevas armas estratégicas. Y a diferencia del uranio enriquecido, viajan discretamente en contenedores comerciales. Una entidad con 10.000 millones para gastar en semiconductores personalizados está construyendo capacidad de IA a una escala bestial.
Los candidatos. El análisis descarta a los sospechosos habituales:
- Meta y Google ya son clientes conocidos de Broadcom.
- Amazon tiene su propia estrategia de chips con AWS.
- Microsoft invierte a través de su socio-amigo-enemigo OpenAI.
Quedan opciones más inquietantes:
- Fondos soberanos del Golfo con ambiciones tecnológicas.
- Entidades gubernamentales estadounidenses (NSA, proyectos clasificados).
- Actores chinos operando mediante intermediarios.
- Apple preparando una jugada importante en IA.
Esta última opción sería el canario en la mina para anticipar la inmersión total de Apple en la IA, pero el periquito Gurman no ha anticipado nada, así que suena a opción muy remota.
El rastro del dinero. Broadcom no anuncia la llegada de este tipo de clientes por casualidad. En septiembre, su CEO Hock Tan mencionó este pedido de 10.000 millones porque cambiaba por completo las proyecciones de ingresos de la empresa para 2025.
Las acciones de Broadcom llevan una subida de más de un 53% en lo que llevamos de año. Y en 2024 ya duplicaron su valor. El mercado siempre valora estos contratos secretos aunque no sepa quién firma el cheque.
En perspectiva. La opacidad en las inversiones de infraestructura de IA se ha convertido en la norma. Las empresas tratan a sus estrategias en componentes como información clasificada.
OpenAI acaba de anunciar 33 gigavatios de capacidad computacional entre acuerdos con NVIDIA, AMD y Broadcom. Un gigavatio puede costar 50.000 millones de dólares. Las cifras son estratosféricas, pero al menos sabemos quién las firma.
La señal de alarma. Cuando 10.000 millones de dólares en tecnología crítica cambian de manos sin identificación, tenemos un problema porque la capacidad computacional de entrenamiento, en la era de la IA, es poder geopolítico.
Este caso, además, es también un mensaje sobre el futuro inmediato: la próxima revolución tecnológica puede estar desarrollándose al margen de cualquier escrutinio público.
Imagen destacada | Xataka
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La noticia
Hay un cliente misterioso gastando 10.000 millones en chips de Broadcom. Nadie sabe quién es y eso debería preocuparnos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Lacort
.
Charlie Kawwas, presidente de semiconductores de Broadcom, confirmó ayer que OpenAI no es el misterioso cliente que firmó pagar 10.000 millones de dólares en chips personalizados. En septiembre se supo de la existencia de ese enigmático cliente y hubo unanimidad asumiendo que sería OpenAI. Pero resulta que no es OpenAI.
“Me encantaría recibir una orden de compra de 10.000 millones de mi buen amigo Greg”, dijo Kawwas refiriéndose a Greg Brockman, presidente de OpenAI. “Todavía no me la ha dado”.
Por qué es importante. Durante la Guerra Fría se podían contar las instalaciones nucleares desde los satélites. En la carrera de la IA, alguien puede estar construyendo el equivalente computacional a un arsenal nuclear y no tenemos forma de saberlo.
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Las acciones de Broadcom llevan una subida de más de un 53% en lo que llevamos de año. Y en 2024 ya duplicaron su valor. El mercado siempre valora estos contratos secretos aunque no sepa quién firma el cheque.
En perspectiva. La opacidad en las inversiones de infraestructura de IA se ha convertido en la norma. Las empresas tratan a sus estrategias en componentes como información clasificada.
OpenAI acaba de anunciar 33 gigavatios de capacidad computacional entre acuerdos con NVIDIA, AMD y Broadcom. Un gigavatio puede costar 50.000 millones de dólares. Las cifras son estratosféricas, pero al menos sabemos quién las firma.
La señal de alarma. Cuando 10.000 millones de dólares en tecnología crítica cambian de manos sin identificación, tenemos un problema porque la capacidad computacional de entrenamiento, en la era de la IA, es poder geopolítico.
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