Ciencia y Tecnología
Europa necesita wolframio para su futuro eléctrico. Una minera sueca sabe donde encontrarlo: Ourense

En la parroquia de Pentes, en el municipio ourensano de A Gudiña, las excavadoras ya han comenzado a remover tierra. Allí, en una ladera donde hasta hace poco solo se escuchaba el viento de la montaña, la minera sueca Eurobattery Minerals AB ha puesto en marcha los trabajos para extraer wolframio —también conocido como tungsteno—, un metal estratégico para la transición energética y tecnológica europea. Galicia se incorpora así al reducido grupo de regiones del continente con explotaciones activas de este mineral crítico.
Una mina estratégica para Europa. La empresa, a través de su filial gallega Tungsten San Juan, ha puesto en marcha su proyecto San Juan mientras prepara su solicitud para la segunda convocatoria de Proyectos Estratégicos bajo el Reglamento Europeo de Materias Primas Críticas (CRMA), que se abrirá en enero de 2026.
Los primeros movimientos de tierra y la construcción de una nave de servicios ya son visibles en la zona, como ha confirmado el Faro de Vigo. Cuando esté a pleno rendimiento, esta será la segunda explotación activa de wolframio en España, junto con la de Barruecopardo, en Salamanca.
Más en profundidad. El proyecto San Juan será una mina a cielo abierto con una meta que va más allá de la producción local: aportar wolframio europeo al nuevo ecosistema industrial del continente. La empresa ha comenzado con la mejora de infraestructuras y la construcción de una planta piloto con tecnología gravimétrica, mientras estima unas reservas de 60.000 toneladas de mineral con una ley del 1,3 % de WO₃. Son cifras modestas a escala global, pero significativas para una Europa que busca reducir su dependencia de las importaciones chinas de este metal crítico.
No ha sido un camino corto. Las tramitaciones arrancaron en 2016 con estudios geológicos, sondeos y la construcción de accesos, todo bajo la supervisión de la Xunta de Galicia. “Nuestro objetivo es producir tungsteno de forma responsable y eficiente dentro de Europa”, explica Agne Ahlenius, director general de Tungsten San Juan y antiguo responsable de la mina de Barruecopardo. “Con este proyecto, Galicia y España refuerzan su papel en la cadena europea de suministro de materias primas críticas”.
El metal que sostiene la transición energética. Pocos materiales concentran tanto valor estratégico como el wolframio. Su densidad, su resistencia y su altísimo punto de fusión lo convierten en un recurso clave para la industria moderna: desde las turbinas eólicas hasta la defensa, pasando por los semiconductores y los coches eléctricos. Pero detrás de su brillo técnico hay un conflicto global. China controla más del 80 % de la producción y, en los últimos meses, ha limitado aún más sus exportaciones. El resultado: precios disparados, incertidumbre en los mercados y un nuevo recordatorio de lo dependiente que sigue siendo Europa.
Para romper ese ciclo, Bruselas ha lanzado el Critical Raw Materials Act (CRMA), un plan para garantizar el acceso a minerales críticos dentro del territorio europeo. Según la Comisión Europea, estas iniciativas no solo buscan estabilidad económica: también apuntan a reforzar la autonomía industrial del continente y reducir su vulnerabilidad frente a las tensiones geopolíticas.
España, una ventana minera. El arranque del proyecto San Juan no es un hecho aislado. Forma parte de un movimiento mayor: el redescubrimiento del potencial minero de España. El país cuenta con proyectos de cobre, wolframio, vanadio, grafito y cobalto, además de nuevos yacimientos de tierras raras en Extremadura y Gran Canaria.
La Unión Europea se ha marcado metas claras. Quiere dejar de depender de terceros países para su suministro de materias primas, y el nuevo Reglamento de Materias Primas Críticas (CRMA) marca el camino: para 2030, al menos el 10 % de los minerales críticos deberán extraerse dentro de Europa, el 40 % procesarse en suelo comunitario y el 15 % proceder del reciclaje. Además, ningún país externo podrá concentrar más del 65 % del suministro. En ese mapa, España aparece como una pieza clave: con Galicia, Castilla y León, Andalucía y Extremadura a la cabeza, el país podría convertirse en una de las puertas de entrada a la nueva reindustrialización verde europea.
La autonomía europea está en Galicia. El rugido de las excavadoras en A Gudiña no solo marca el inicio de una nueva mina, sino el símbolo de un cambio de era. Europa quiere dejar atrás décadas de dependencia y construir una industria más soberana y sostenible.
Desde una ladera gallega, una pequeña mina de wolframio se ha convertido en parte de esa estrategia. Lo que empieza en Pentes puede ser, en el fondo, una pieza más del nuevo mapa energético y tecnológico de Europa.
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Xataka
por
Alba Otero
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En la parroquia de Pentes, en el municipio ourensano de A Gudiña, las excavadoras ya han comenzado a remover tierra. Allí, en una ladera donde hasta hace poco solo se escuchaba el viento de la montaña, la minera sueca Eurobattery Minerals AB ha puesto en marcha los trabajos para extraer wolframio —también conocido como tungsteno—, un metal estratégico para la transición energética y tecnológica europea. Galicia se incorpora así al reducido grupo de regiones del continente con explotaciones activas de este mineral crítico.
Una mina estratégica para Europa. La empresa, a través de su filial gallega Tungsten San Juan, ha puesto en marcha su proyecto San Juan mientras prepara su solicitud para la segunda convocatoria de Proyectos Estratégicos bajo el Reglamento Europeo de Materias Primas Críticas (CRMA), que se abrirá en enero de 2026.
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Desde una ladera gallega, una pequeña mina de wolframio se ha convertido en parte de esa estrategia. Lo que empieza en Pentes puede ser, en el fondo, una pieza más del nuevo mapa energético y tecnológico de Europa.
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Alba Otero
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