Ciencia y Tecnología
Creíamos que rastrear un iPhone solo ayudaba a su dueño: acabó revelando una red que contrabandeaba miles de móviles

El robo de móviles en Londres se ha convertido en un problema extendido. En la mayoría de los casos, intentar localizarlos sirve solo cuando se han perdido, no cuando han sido robados. Los delincuentes suelen apagarlos al instante y la señal desaparece sin dejar rastro. Pero esta vez ocurrió algo distinto: el seguimiento de un iPhone robado terminó abriendo una investigación que reveló una red que enviaba miles de dispositivos desde el Reino Unido hacia Asia, según los datos publicados por la Policía Metropolitana y medios británicos.
Las cifras oficiales ayudan a entender por qué el robo de móviles ocupa tanto espacio en la agenda de seguridad londinense. En 2024 se registraron cerca de 80.000 denuncias solo en la capital, con un repunte en las áreas más turísticas y comerciales. El fenómeno no se limita a hurtos aislados: muchas de las sustracciones acaban alimentando un mercado negro que mueve miles de dispositivos fuera del país. Ese trasfondo explica el interés de las fuerzas en ir más allá de los pequeños robos y centrarse en las redes que los organizan.
Cómo un intento de rastreo acabó destapando una red internacional
El caso se inició tras el rastreo de un iPhone robado que llevó a la policía hasta un almacén situado en las inmediaciones del aeropuerto de Heathrow. Allí descubrieron un envío con alrededor de mil teléfonos que iban a ser transportados a Hong Kong. A partir de ese hallazgo, la Policía Metropolitana abrió la operación Echosteep, una investigación a gran escala sobre una posible red internacional dedicada al contrabando de móviles sustraídos en Londres.
Una vez iniciada la operación, la investigación creció con rapidez. La Policía Metropolitana sumó unidades expertas en contrabando y robos organizados para seguir el rastro de los envíos. Cada paquete incautado aportaba nuevas pistas: análisis forenses del embalaje, coincidencias en etiquetas y patrones en materiales de precinto. Esas pruebas llevaron a los investigadores a varios puntos de la capital y les permitieron identificar a los primeros sospechosos relacionados con la manipulación y el transporte de los teléfonos robados.
En septiembre la investigación dio un salto decisivo. La Policía Metropolitana detuvo a dos hombres en el noreste de Londres por su presunta implicación en la red y halló en sus propiedades alrededor de 2.000 teléfonos. Poco después, otra operación en Islington terminó con la incautación de unas 40.000 libras —unos 46.800 euros— y varios dispositivos. Durante esas semanas se realizaron más de treinta registros en viviendas y locales de la capital, con un total de 46 arrestos relacionados con el tráfico de móviles robados.
Las cifras finales dimensionan la magnitud del entramado. En un año, la red habría conseguido enviar hasta 40.000 móviles sustraídos a Hong Kong, equivalentes al 40% de los robos denunciados en Londres. Según la Policía Metropolitana, el grupo apuntaba sobre todo a productos Apple por su alto valor en el mercado internacional. Los intermediarios pagaban a los ladrones hasta 300 libras por teléfono y, una vez en Hong Kong, algunos llegaban a revenderse por más de 5.000 dólares.
Por su parte, The Times apunta a que el caso se originó tras el rastreo de un iPhone mediante la aplicación Find My. No hay confirmación oficial de la Policía Metropolitana sobre qué herramienta se utilizó, aunque todo apunta a que fue esa. Tiene sentido: Find My es el sistema integrado de Apple para localizar dispositivos, y permite seguir la pista no solo de teléfonos, sino también de ordenadores, tabletas o accesorios. Sería extraño que se hubiese recurrido a una alternativa, existiendo una herramienta nativa tan útil y extendida.
El caso demuestra que una herramienta de rastreo puede ser algo más que un simple recurso para recuperar un teléfono perdido. En esta ocasión sirvió, según las investigaciones, para conectar un robo cotidiano con una red internacional de contrabando. No resuelve el problema del mercado de móviles robados, pero deja una evidencia difícil de ignorar: cuando la tecnología se aplica con rigor, incluso una señal de ubicación puede abrir una línea de investigación que antes parecía imposible.
Imágenes | Metropolitan Police (1, 2)
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La noticia
Creíamos que rastrear un iPhone solo ayudaba a su dueño: acabó revelando una red que contrabandeaba miles de móviles
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Marquez
.
El robo de móviles en Londres se ha convertido en un problema extendido. En la mayoría de los casos, intentar localizarlos sirve solo cuando se han perdido, no cuando han sido robados. Los delincuentes suelen apagarlos al instante y la señal desaparece sin dejar rastro. Pero esta vez ocurrió algo distinto: el seguimiento de un iPhone robado terminó abriendo una investigación que reveló una red que enviaba miles de dispositivos desde el Reino Unido hacia Asia, según los datos publicados por la Policía Metropolitana y medios británicos.
Las cifras oficiales ayudan a entender por qué el robo de móviles ocupa tanto espacio en la agenda de seguridad londinense. En 2024 se registraron cerca de 80.000 denuncias solo en la capital, con un repunte en las áreas más turísticas y comerciales. El fenómeno no se limita a hurtos aislados: muchas de las sustracciones acaban alimentando un mercado negro que mueve miles de dispositivos fuera del país. Ese trasfondo explica el interés de las fuerzas en ir más allá de los pequeños robos y centrarse en las redes que los organizan.
Cómo un intento de rastreo acabó destapando una red internacional
El caso se inició tras el rastreo de un iPhone robado que llevó a la policía hasta un almacén situado en las inmediaciones del aeropuerto de Heathrow. Allí descubrieron un envío con alrededor de mil teléfonos que iban a ser transportados a Hong Kong. A partir de ese hallazgo, la Policía Metropolitana abrió la operación Echosteep, una investigación a gran escala sobre una posible red internacional dedicada al contrabando de móviles sustraídos en Londres.
Una vez iniciada la operación, la investigación creció con rapidez. La Policía Metropolitana sumó unidades expertas en contrabando y robos organizados para seguir el rastro de los envíos. Cada paquete incautado aportaba nuevas pistas: análisis forenses del embalaje, coincidencias en etiquetas y patrones en materiales de precinto. Esas pruebas llevaron a los investigadores a varios puntos de la capital y les permitieron identificar a los primeros sospechosos relacionados con la manipulación y el transporte de los teléfonos robados.
En septiembre la investigación dio un salto decisivo. La Policía Metropolitana detuvo a dos hombres en el noreste de Londres por su presunta implicación en la red y halló en sus propiedades alrededor de 2.000 teléfonos. Poco después, otra operación en Islington terminó con la incautación de unas 40.000 libras —unos 46.800 euros— y varios dispositivos. Durante esas semanas se realizaron más de treinta registros en viviendas y locales de la capital, con un total de 46 arrestos relacionados con el tráfico de móviles robados.
Las cifras finales dimensionan la magnitud del entramado. En un año, la red habría conseguido enviar hasta 40.000 móviles sustraídos a Hong Kong, equivalentes al 40% de los robos denunciados en Londres. Según la Policía Metropolitana, el grupo apuntaba sobre todo a productos Apple por su alto valor en el mercado internacional. Los intermediarios pagaban a los ladrones hasta 300 libras por teléfono y, una vez en Hong Kong, algunos llegaban a revenderse por más de 5.000 dólares.
Por su parte, The Times apunta a que el caso se originó tras el rastreo de un iPhone mediante la aplicación Find My. No hay confirmación oficial de la Policía Metropolitana sobre qué herramienta se utilizó, aunque todo apunta a que fue esa. Tiene sentido: Find My es el sistema integrado de Apple para localizar dispositivos, y permite seguir la pista no solo de teléfonos, sino también de ordenadores, tabletas o accesorios. Sería extraño que se hubiese recurrido a una alternativa, existiendo una herramienta nativa tan útil y extendida.
En Xataka
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Javier Marquez
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