Ciencia y Tecnología
Australia ha decidido hacer una aportación a la carrera lunar de la forma más australiana posible: con una araña gigante

La nueva carrera lunar no consiste solo en volver a la Luna, sino en quedarse. Y para eso hacen falta infraestructuras. La NASA quiere casas de hormigón lunar para 2040, la ESA ya ha encontrado un método para pavimentar carreteras a partir del regolito, y China confía en que la impresión 3D acelere sus planes de crear una gran base lunar. Ahora una empresa australiana ha puesto sobre la mesa su propia apuesta, una que no podía ser más australiana: una araña robot.
Una araña robot gigante que imprime casas. Se llama Charlotte, y es un robot hexápodo (ya me perdonarán los entomólogos) que despliega sus seis patas para convertirse en una enorme impresora 3D capaz de desplazarse por el terreno a medida que va construyendo una casa.
Presentada durante el 76º Congreso Internacional de Astronáutica en Sídney, esta creación de las empresas australianas Crest Robotics y Earthbuilt Technology ha sido diseñada para un doble propósito: solucionar la crisis de vivienda en la Tierra y, de paso, prepararse para construir las primeras bases en la Luna, algo que Australia podría aportar como socia del programa Artemis.
Construye a la velocidad de 100 albañiles. Aunque lo más llamativo de Charlotte sea el diseño de inspiración artrópoda, su verdadera magia reside en la combinación de robótica avanzada con un sistema de impresión 3D muy particular, que puede tener una ventaja clave en la Luna.
En lugar de depender de pórticos masivos, como otras impresoras 3D de construcción, Charlotte promete colocarse a horcajadas sobre los muros que va creando y caminar con sus seis patas para desplazarse a medida que añade capas al edificio. Esto le da una agilidad y portabilidad que las impresoras tradicionales no tienen. Según sus creadores, podrá construir una casa de 200 metros cuadrados en 24 horas, por lo que trabajará a la velocidad de 100 albañiles.
En la Luna todo el suelo es hormigón. Sobre el papel, Charlotte cumple con varios de los requisitos para fabricar en la Luna: es ligera, puede plegar sus patas para ocupar mucho menos espacio en un cohete, y está diseñada para recoger los materiales disponibles localmente.
En la Tierra, promete fabricar casas con arena, tierra o ladrillo triturado. En la Luna, el plan es recoger regolito del suelo, comprimirlo en un depósito flexible y usar el material compactado para ir formando las capas de los muros con técnicas ya probadas de impresión 3D. Es una versión industrial y automatizada de la técnica de construcción con sacos de tierra.
El regolito, el fino y abrasivo polvo que cubre la superficie lunar, es a la vez un problema y una solución. Fue una pesadilla para las misiones Apolo, adhiriéndose a los trajes y equipos, pero es también la materia prima fundamental para cualquier proyecto de construcción lunar. Si algún día hay personas viviendo en la Luna, tal vez lo hagan en casas construidas de la forma más australiana posible: con una gigantesca araña (perdón, hexápodo) robot.
Imagen | Crest Robotics
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La noticia
Australia ha decidido hacer una aportación a la carrera lunar de la forma más australiana posible: con una araña gigante
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
.
La nueva carrera lunar no consiste solo en volver a la Luna, sino en quedarse. Y para eso hacen falta infraestructuras. La NASA quiere casas de hormigón lunar para 2040, la ESA ya ha encontrado un método para pavimentar carreteras a partir del regolito, y China confía en que la impresión 3D acelere sus planes de crear una gran base lunar. Ahora una empresa australiana ha puesto sobre la mesa su propia apuesta, una que no podía ser más australiana: una araña robot.
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En lugar de depender de pórticos masivos, como otras impresoras 3D de construcción, Charlotte promete colocarse a horcajadas sobre los muros que va creando y caminar con sus seis patas para desplazarse a medida que añade capas al edificio. Esto le da una agilidad y portabilidad que las impresoras tradicionales no tienen. Según sus creadores, podrá construir una casa de 200 metros cuadrados en 24 horas, por lo que trabajará a la velocidad de 100 albañiles.
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En la Tierra, promete fabricar casas con arena, tierra o ladrillo triturado. En la Luna, el plan es recoger regolito del suelo, comprimirlo en un depósito flexible y usar el material compactado para ir formando las capas de los muros con técnicas ya probadas de impresión 3D. Es una versión industrial y automatizada de la técnica de construcción con sacos de tierra.
El regolito, el fino y abrasivo polvo que cubre la superficie lunar, es a la vez un problema y una solución. Fue una pesadilla para las misiones Apolo, adhiriéndose a los trajes y equipos, pero es también la materia prima fundamental para cualquier proyecto de construcción lunar. Si algún día hay personas viviendo en la Luna, tal vez lo hagan en casas construidas de la forma más australiana posible: con una gigantesca araña (perdón, hexápodo) robot.Imagen | Crest RoboticsEn Xataka | Olvida el “pequeño paso para el hombre”. La nueva carrera a la Luna no es por la gloria, es por el control de sus recursos
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