Ciencia y Tecnología
Hace 24 años, la Tierra era simétrica. Ahora el hemisferio norte es “inequívocamente” más oscuro que el hemisferio sur
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 <img src="https://i.blogs.es/b3b582/abifulldiscindex/1024_2000.jpeg" alt='Hace 24 años, la Tierra era simétrica. Ahora el hemisferio norte es "inequívocamente" más oscuro que el hemisferio sur'>
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<p>Los últimos 24 años de datos satelitales de la NASA revelan una tendencia &#8220;inequívoca&#8221;: la Tierra ha perdido su equilibrio, y ahora el hemisferio norte refleja menos luz que el hemisferio sur.</p>
<p><strong>¿Cómo es eso?</strong> Hasta hace unos años, nuestro planeta mantuvo una simetría casi perfecta en lo que se refiere a su albedo: su reflectividad desde la perspectiva de un observador en la órbita terrestre.</p>
<p>A pesar de sus diferencias evidentes (el norte dominado por masas terrestres y el sur por océanos), ambos hemisferios reflejaban prácticamente la misma cantidad de luz solar al espacio exterior. Ahora eso ya no ocurre. El hemisferio norte está absorbiendo más energía solar que el hemisferio sur, rompiendo el equilibrio que se había mantenido durante mucho tiempo.</p>
<p><strong>En cifras.</strong> El nuevo estudio, publicado en <a rel="noopener, noreferrer" href="https://www.pnas.org/doi/full/10.1073/pnas.2511595122">Proceedings of the National Academy of Sciences</a>, cuantifica esta divergencia en 0,34 Wm−2 por década. Es un valor estadísticamente significativo que apunta a un cambio profundo en el motor energético de nuestro planeta.</p>
<p><strong>¿Y por qué?</strong> El estudio, dirigido por Norman Loeb, del Centro de Investigación Langley de la NASA, apunta a una combinación de factores; el primero de ellos, un tanto paradójico. Según Loeb, el principal motor de la creciente asimetría son los aerosoles, las diminutas partículas suspendidas en la atmósfera contra las que llevamos tiempo luchando.</p>
<p>Gracias a las medidas de protección medioambiental, la contaminación por partículas finas ha disminuido notablemente en Europa, Estados Unidos y China en los últimos años. Menos contaminación significa un aire más limpio y, por tanto, menos partículas que reflejen la luz solar. El resultado es que más radiación llega a la superficie y es absorbida.</p>
<p>En el hemisferio sur ha ocurrido justo lo contrario. Eventos masivos, como los incendios forestales de Australia de 2019-2020 o la erupción del volcán Hunga Tonga en 2022, inyectaron enormes cantidades de aerosoles a la atmósfera, aumentando temporalmente la reflectividad.</p>
<p><strong>Hay algo más.</strong> A los aerosoles hay que sumar el cambio en el albedo de la propia superficie. El hemisferio norte está perdiendo nieve y hielo marino a un ritmo acelerado, en este caso a causa del calentamiento global. Si se reemplazan superficies blancas y brillantes (que reflejan la luz) por agua y terrenos oscuros (que la absorben), el hemisferio se oscurece aún más.</p>
<p><strong>Faltan nubes.</strong> Lo que más ha desconcertado a los científicos es el papel de las nubes. Durante mucho tiempo se teorizó que las nubes actuarían como un mecanismo compensatorio natural para este fenómeno: si un hemisferio se oscurecía por factores externos, la circulación atmosférica ajustaría la nubosidad para reflejar más luz y restaurar el equilibrio.</p>
<p>Sin embargo, los datos muestran que eso no es lo que está pasando. El estudio concluye que la contribución de las nubes a la diferencia de reflectividad entre hemisferios es sorprendentemente pequeña. La razón es compleja: parece que los cambios en las nubes de los trópicos se están cancelando con los cambios en las latitudes más altas, poniendo en entredicho una de las hipótesis fundamentales sobre la autorregulación del clima terrestre.</p>
<p><strong>Un problema.</strong> Que un hemisferio se caliente más que el otro no es una simple curiosidad académica. El balance energético de la Tierra es el motor que impulsa la circulación atmosférica y oceánica; es decir, nuestro clima y nuestros patrones meteorológicos. Este desequilibrio ya está teniendo consecuencias.</p>
<p>El hemisferio norte no solo se calienta más rápido que el sur, sino que también está viendo un aumento de las precipitaciones en las latitudes tropicales. Si la Zona de Convergencia Intertropical, el cinturón de lluvias de la Tierra, se desplaza hacia el norte, las consecuencias serán duras para miles de millones de personas.</p>
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<p> &#8211; <br /> La noticia<br />
 <a href="https://www.xataka.com/espacio/hace-24-anos-tierra-era-simetrica-ahora-hemisferio-norte-inequivocamente-oscuro-que-hemisferio-sur?utm_source=feedburner&;utm_medium=feed&;utm_campaign=01_Oct_2025"><br />
 <em> Hace 24 años, la Tierra era simétrica. Ahora el hemisferio norte es &#8220;inequívocamente&#8221; más oscuro que el hemisferio sur </em><br />
 </a><br />
 fue publicada originalmente en<br />
 <a href="https://www.xataka.com/?utm_source=feedburner&;utm_medium=feed&;utm_campaign=01_Oct_2025"><br />
 <strong> Xataka </strong><br />
 </a><br />
 por <a href="https://www.xataka.com/autor/matias-s-zavia?utm_source=feedburner&;utm_medium=feed&;utm_campaign=01_Oct_2025"><br />
 Matías S. Zavia<br />
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<p>​Los últimos 24 años de datos satelitales de la NASA revelan una tendencia &#8220;inequívoca&#8221;: la Tierra ha perdido su equilibrio, y ahora el hemisferio norte refleja menos luz que el hemisferio sur.¿Cómo es eso? Hasta hace unos años, nuestro planeta mantuvo una simetría casi perfecta en lo que se refiere a su albedo: su reflectividad desde la perspectiva de un observador en la órbita terrestre.A pesar de sus diferencias evidentes (el norte dominado por masas terrestres y el sur por océanos), ambos hemisferios reflejaban prácticamente la misma cantidad de luz solar al espacio exterior. Ahora eso ya no ocurre. El hemisferio norte está absorbiendo más energía solar que el hemisferio sur, rompiendo el equilibrio que se había mantenido durante mucho tiempo.En cifras. El nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, cuantifica esta divergencia en 0,34 Wm−2 por década. Es un valor estadísticamente significativo que apunta a un cambio profundo en el motor energético de nuestro planeta.¿Y por qué? El estudio, dirigido por Norman Loeb, del Centro de Investigación Langley de la NASA, apunta a una combinación de factores; el primero de ellos, un tanto paradójico. Según Loeb, el principal motor de la creciente asimetría son los aerosoles, las diminutas partículas suspendidas en la atmósfera contra las que llevamos tiempo luchando.Gracias a las medidas de protección medioambiental, la contaminación por partículas finas ha disminuido notablemente en Europa, Estados Unidos y China en los últimos años. Menos contaminación significa un aire más limpio y, por tanto, menos partículas que reflejen la luz solar. El resultado es que más radiación llega a la superficie y es absorbida.En el hemisferio sur ha ocurrido justo lo contrario. Eventos masivos, como los incendios forestales de Australia de 2019-2020 o la erupción del volcán Hunga Tonga en 2022, inyectaron enormes cantidades de aerosoles a la atmósfera, aumentando temporalmente la reflectividad.Hay algo más. A los aerosoles hay que sumar el cambio en el albedo de la propia superficie. El hemisferio norte está perdiendo nieve y hielo marino a un ritmo acelerado, en este caso a causa del calentamiento global. Si se reemplazan superficies blancas y brillantes (que reflejan la luz) por agua y terrenos oscuros (que la absorben), el hemisferio se oscurece aún más.Faltan nubes. Lo que más ha desconcertado a los científicos es el papel de las nubes. Durante mucho tiempo se teorizó que las nubes actuarían como un mecanismo compensatorio natural para este fenómeno: si un hemisferio se oscurecía por factores externos, la circulación atmosférica ajustaría la nubosidad para reflejar más luz y restaurar el equilibrio.Sin embargo, los datos muestran que eso no es lo que está pasando. El estudio concluye que la contribución de las nubes a la diferencia de reflectividad entre hemisferios es sorprendentemente pequeña. La razón es compleja: parece que los cambios en las nubes de los trópicos se están cancelando con los cambios en las latitudes más altas, poniendo en entredicho una de las hipótesis fundamentales sobre la autorregulación del clima terrestre.Un problema. Que un hemisferio se caliente más que el otro no es una simple curiosidad académica. El balance energético de la Tierra es el motor que impulsa la circulación atmosférica y oceánica; es decir, nuestro clima y nuestros patrones meteorológicos. Este desequilibrio ya está teniendo consecuencias.El hemisferio norte no solo se calienta más rápido que el sur, sino que también está viendo un aumento de las precipitaciones en las latitudes tropicales. Si la Zona de Convergencia Intertropical, el cinturón de lluvias de la Tierra, se desplaza hacia el norte, las consecuencias serán duras para miles de millones de personas.</p>
<p> &#8211; La noticia</p>
<p> Hace 24 años, la Tierra era simétrica. Ahora el hemisferio norte es &#8220;inequívocamente&#8221; más oscuro que el hemisferio sur </p>
<p> fue publicada originalmente en</p>
<p> Xataka </p>
<p> por<br />
 Matías S. Zavia</p>
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