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Ciencia y Tecnología

La desigualdad social provoca cambios en el cerebro infantil

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Un estudio internacional revela que crecer en sociedades con fuertes brechas económicas altera la estructura cerebral de los niños y aumenta el riesgo de problemas de salud mental en la adolescencia.

​Un estudio internacional revela que crecer en sociedades con fuertes brechas económicas altera la estructura cerebral de los niños y aumenta el riesgo de problemas de salud mental en la adolescencia.  

La desigualdad social provoca cambios estructurales en el cerebro de los niños, quienes, con los años, experimentan una peor salud mental, según un estudio internacional liderado por científicos del King’s College de Londres (Reino Unido).

Según el estudio, cuyos detalles se han publicado este martes (30.09.2025) en la revista Nature Mental Health, la distribución desigual de la riqueza en la sociedad está asociada con conexiones alteradas y una superficie cerebral reducida en los cerebros infantiles, y esos cambios empeoran la salud mental de los niños.

Aunque había evidencia de que la riqueza individual afecta al desarrollo cerebral, es la primera vez que la desigualdad social se vincula a cambios en el cerebro en desarrollo.

“No se trata solo del ingreso familiar individual; se trata de cómo se distribuye el ingreso en la sociedad. Tanto los niños de familias ricas como los de familias de bajos ingresos mostraron un neurodesarrollo alterado y establecimos que esto tiene un impacto duradero en el bienestar”, apunta Divyangana Rakesh, del Instituto de Psiquiatría, Psicología & Neurociencia, King’s College.

El estudio concluye que vivir en una sociedad desigual aumenta la sensación de ansiedad por el estatus y la comparación social, altera los niveles de cortisol -una hormona relacionada con el estrés-, y eleva la tensión en el cerebro y en otros órganos, lo que podría explicar los cambios en el neurodesarrollo.

Midiendo la desigualdad

Para hacer el estudio, los autores utilizaron datos de más de 10.000 niños de 9 a 10 años de los Estados Unidos recogidos en el Estudio de Desarrollo Neuroimagen del Cerebro Adolescente, un banco de recursos de neuroimagenes.

Midieron la desigualdad dando una puntuación de 0 para la ‘igualdad perfecta’, donde todos tienen el mismo ingreso, y 1 para la desigualdad, donde una persona tiene todo el ingreso y todos los demás no tienen nada. La mayoría de los estados y países se encuentran en algún punto entre estos valores.

Los estados con mayor desigualdad incluyeron Nueva York, Connecticut, California y Florida. Por el contrario, Utah, Wisconsin, Minnesota y Vermont fueron de los más igualitarios, con brechas de ingresos más estrechas.

Analizaron las resonancias magnéticas para estudiar el área superficial y el grosor de las regiones en la corteza, incluidas las involucradas en funciones cognitivas superiores como la memoria, la atención, la emoción y el lenguaje.

También examinaron las conexiones entre diferentes regiones del cerebro utilizando resonancias magnéticas, donde los cambios en el flujo sanguíneo indican la actividad cerebral.

Los escáneres mostraron que los niños que viven en áreas con mayores niveles de desigualdad social están asociados con una superficie reducida de la corteza y conexiones alteradas entre múltiples regiones del cerebro.

Resonancias de más de 10.000 niños en EE. UU. confirman que las brechas sociales afectan al neurodesarrollo y elevan el riesgo de depresión y ansiedad en la niñez y la adolescencia.
Resonancias de más de 10.000 niños en EE. UU. confirman que las brechas sociales afectan al neurodesarrollo y elevan el riesgo de depresión y ansiedad en la niñez y la adolescencia.Imagen: Ramos-Cabrer et al., Nature Metabolism, 2025

Estos hallazgos proporcionan evidencia de un neurodesarrollo afectado, que podría relacionarse con la salud mental y la función cognitiva futuras, defienden los autores.

Impacto en la salud mental 

Después, los investigadores investigaron cómo estos cambios en el neurodesarrollo podrían impactar la salud mental.

Para ello, analizaron datos de cuestionarios dirigidos a revelar síntomas de salud mental como la depresión y la ansiedad, a las edades de 10 y 11 años, seis y dieciocho meses después de que se realizaron las resonancias magnéticas.

Los resultados fueron significativamente peores para aquellos que habían vivido en una sociedad con distribuciones desiguales de riqueza.

Los investigadores encontraron que algunas de las alteraciones cerebrales sirvieron como una vía que enlaza la desigualdad y la salud mental posterior. Además, la desigualdad se asoció con alteraciones estructurales y funcionales en el cerebro que, a su vez, se asociaron con una peor salud mental.

El equipo cree que la implementación de políticas para reducir la desigualdad social podría ayudar a promover un neurodesarrollo saludable.

ee (efe, Nature Mental Health, The Guardian)

 

​Deutsche Welle: DW.COM – Ciencia y Tecnologia

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