Ciencia y Tecnología
“El término Romantasy se lo inventan las editoriales”: el género superventas, analizado por sus mejores autoras españolas

La charla sobre Romantasy de la Comic-Con no puso a las multitudes a madrugar a las seis de la mañana (aunque, como todas, hizo llenazo en su sala), pero sí que aglutinó a varias decenas de lectoras y lectores que acudieron a escuchar las interesantes reflexiones de un trío de autoras destacadas del género. Un buen símbolo de lo que representa el propio género del Romantasy: no ocupa titulares, no es el centro de atención de convenciones como esta, pero vende miles y miles de ejemplares fuera del radar de los medios, cautivando por el camino a cada vez más seguidoras.
En la Comic-Con de Málaga tuvimos la ocasión de asistir a una charla con tres de las autoras más importantes del género en España: la jovencísima Lucía Cerezo, autora de la saga ‘Fénix y Dragón’, y a las más experimentadas Iria Parente y Selene Pascual, autoras de una veintena de obras como ‘Pétalos de papel’ o la serie ‘Time Keeper’, casi todas de fantasía pero no todas estrictamente de Romantasy. Juntas plantearon una aproximación algo desmitificadora del género.
Iria lo deja claro al presentarse: “Nosotras llevamos once años escribiendo fantasía, ficción y romance y a veces, ¿por qué no? mezclando todos esos subgéneros”. Y añade: “cuando empezamos a publicar, ya escribíamos fantasía con sus toques de romance. Cuando éramos más niñas y éramos fans de ‘Memorias de Idhun’, nadie lo calificaba de Romantasy, pero claramente si ‘Memorias de Idhun’ se publicara hoy, ¿cómo se le llamaría? Romantasy.”
Con esto dejan claro que la mezcla en partes “más o menos equilibradas” de fantasía y romance, como se acordó en definir al Romantasy en el arranque de la charla, es una etiqueta que define un estilo, pero que siempre ha existido. “Las temáticas no han cambiado, sino la manera como se están nombrando las temáticas”, afirma Selene. Pero también reconoce que los gustos se van tranformando: “Sí que es verdad que ha habido un auge de un tipo de fantasía que pone en el centro de la trama el romance, y a día de hoy se ve más que el romance lleve la trama y que el romance se coma un poco la fantasía”.
Iria Parente rastrea el origen del término y le adjudica un origen completamente industrial: “es una etiqueta que nace desde las editoriales, desde Bloomsbury, que es quien publicó a Sarah J. Maas”. Maniobra comercial o no, todas coinciden en que este nuevo género ha conseguido vibrar en una frecuencia que muchas lectoras buscaban. Iria y Selene lo resumen con su propia experiencia: “nuestro libro que más encaja en el Romantasy es ‘Pétalos de papel’, una historia en la que el romance prima sobre lo demás, de una chica y un chico que viven en mundos distintos y que se comunican por medio de un libro. Era un poco la la alegoría de lo que todos hemos soñado alguna vez al al coger un libro y pensar que nos gustaría formar parte de él.”
También son conscientes de la importancia que las redes han tenido en la difusión del término. Dice Selene que “a raíz de la pandemia, la gente estaba en su casa sin saber qué hacer, y decidió hablar de libros con gente a la que le gustaran los mismos géneros. Se empezó a usar el hastag ‘romantasy’, y fue creciendo hasta adquir categoría propia”. Sin embargo, las redes tienen un lado más oscuro, y es que pone en segundo plano a los autores españoles. Según Iria Parente, “los libros en inglés muchas veces vienen con el marketing ya hecho. Porque cuando ves un nuevo libro en las tiendas, dices, ‘Buah, este lo he visto y lo han recomendado 7000 veces en TikTok y me han salido 7000 vídeos, voy a comprarlo’.”
El problema de las etiquetas, reconocen, es que “las modas cambian cada cierto tiempo”, y las categorías también pueden ser una trampa: Selene afirma que ha notado cierta tendencia a la “tropificación, es decir, que tengo que añadir tres tropos determinados a mi libro o si no no se venderá”. Los géneros siempre han usado clichés, pero hay muchos que “parece que ahora son de obligado cumplimiento. Si la chica no le pone la daga en el cuello al chico, está mal. Si no es un enemy to lovers, no nos interesa”, y eso puede ser más una restricción que una novedad bienvenida.
Pero todas tienen muy claro en qué consiste el atractivo de este género superventas. Afirma Lucía Cerezo que “muchas lectoras buscan evasión, y el Romantasy te proporciona esto, un mundo de fantasía, una historia de amor que, si quieres, te permite leer y evadirte. Pero también, si lo prefieres, puedes hacer una lectura más profunda, normalmente vas a tener un trasfondo político, algo que te hable del mundo real y de todo lo que está pasando y que de alguna manera te dé esperanza”. Y ahí dan en el clavo: “Creo que el Romantasy también tiene esta base de esperanza, de que se puede tener un mundo mejor, y de alguna manera la gente quiere eso”. Y el Romantasy se lo da, más allá de etiquetas.
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La noticia
“El término Romantasy se lo inventan las editoriales”: el género superventas, analizado por sus mejores autoras españolas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
John Tones
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La charla sobre Romantasy de la Comic-Con no puso a las multitudes a madrugar a las seis de la mañana (aunque, como todas, hizo llenazo en su sala), pero sí que aglutinó a varias decenas de lectoras y lectores que acudieron a escuchar las interesantes reflexiones de un trío de autoras destacadas del género. Un buen símbolo de lo que representa el propio género del Romantasy: no ocupa titulares, no es el centro de atención de convenciones como esta, pero vende miles y miles de ejemplares fuera del radar de los medios, cautivando por el camino a cada vez más seguidoras.
En la Comic-Con de Málaga tuvimos la ocasión de asistir a una charla con tres de las autoras más importantes del género en España: la jovencísima Lucía Cerezo, autora de la saga ‘Fénix y Dragón’, y a las más experimentadas Iria Parente y Selene Pascual, autoras de una veintena de obras como ‘Pétalos de papel’ o la serie ‘Time Keeper’, casi todas de fantasía pero no todas estrictamente de Romantasy. Juntas plantearon una aproximación algo desmitificadora del género.
Iria lo deja claro al presentarse: “Nosotras llevamos once años escribiendo fantasía, ficción y romance y a veces, ¿por qué no? mezclando todos esos subgéneros”. Y añade: “cuando empezamos a publicar, ya escribíamos fantasía con sus toques de romance. Cuando éramos más niñas y éramos fans de ‘Memorias de Idhun’, nadie lo calificaba de Romantasy, pero claramente si ‘Memorias de Idhun’ se publicara hoy, ¿cómo se le llamaría? Romantasy.”
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Iria Parente rastrea el origen del término y le adjudica un origen completamente industrial: “es una etiqueta que nace desde las editoriales, desde Bloomsbury, que es quien publicó a Sarah J. Maas”. Maniobra comercial o no, todas coinciden en que este nuevo género ha conseguido vibrar en una frecuencia que muchas lectoras buscaban. Iria y Selene lo resumen con su propia experiencia: “nuestro libro que más encaja en el Romantasy es ‘Pétalos de papel’, una historia en la que el romance prima sobre lo demás, de una chica y un chico que viven en mundos distintos y que se comunican por medio de un libro. Era un poco la la alegoría de lo que todos hemos soñado alguna vez al al coger un libro y pensar que nos gustaría formar parte de él.”
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El problema de las etiquetas, reconocen, es que “las modas cambian cada cierto tiempo”, y las categorías también pueden ser una trampa: Selene afirma que ha notado cierta tendencia a la “tropificación, es decir, que tengo que añadir tres tropos determinados a mi libro o si no no se venderá”. Los géneros siempre han usado clichés, pero hay muchos que “parece que ahora son de obligado cumplimiento. Si la chica no le pone la daga en el cuello al chico, está mal. Si no es un enemy to lovers, no nos interesa”, y eso puede ser más una restricción que una novedad bienvenida.
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