Ciencia y Tecnología
¿Cómo se explican el ‘hobbit’ y el tamaño de nuestras muelas del juicio y cerebros?

Un secreto del “hobbit” podría afectar nuestro crecimiento hasta hoy: probablemente se trate de una deficiencia de la hormona del crecimiento que ya afectaba a los ‘Homo floresiensis’.
Un secreto del “hobbit” podría afectar nuestro crecimiento hasta hoy: probablemente se trate de una deficiencia de la hormona del crecimiento que ya afectaba a los ‘Homo floresiensis’.
Una de las reglas de oro más aceptadas para explicar la evolución humana es la que afirma que nuestros cerebros se agrandaron con el tiempo.
Sin embargo, el descubrimiento, en 2004, de una especie de homínido en miniatura llamada Homo floresiensis, a los que se les conoce también popularmente como “hobbits”, desconcertó a los paleontólogos, rompiendo con esta regla.
Un cerebro equivalente al de un chimpancé
Los hobbits habrían vivido en la isla indonesia de Flores hasta hace unos 60.000 años (aunque antes se pensó que la habían habitado hasta hace unos 18.000 años).
A pesar de coexistir con homínidos de cerebros grandes como nuestros antepasados los neandertalesy como nosotros mismos, los Homo sapiens, el H. floresiensis tenía un volumen endocraneal de aproximadamente un tercio del nuestro, lo que significa que su cerebro era prácticamente equivalente al de un chimpancé, explica el portal IFL Science.
Antes de este descubrimiento, los investigadores creían que la evolución de nuestra inteligencia estaba relacionada en gran medida con un aumento del tamaño cerebral; sin embargo, los hobbits y sus diminutas cabezas aparentemente eran capaces de fabricar herramientas y usar fuego, agrega el sitio de divulgación científica.
Extraña correlación entre cerebro y muelas del juicio
Para comprender mejor estas anomalías, los investigadores han estado estudiando los dientes de diversos grupos o taxones de homínidos. Y, aunque parezca extraño, existe una clara correlación entre el tamaño del tercer molar y el del cerebro. A lo largo de la evolución humana, este diente en particular se ha encogido al mismo ritmo que el cerebro ha aumentado de tamaño, resume IFL Science.
Así una nueva investigación de investigadores del Departamento de Antropología de la Western Washington University, publicada en Annals of Human Biology evalúa la relación fenotípica entre la longitud relativa del tercer molar (cordal o muela del juicio), el volumen endocraneal, la masa corporal y otras métricas dentales de 15 diferentes homínidos.
Comparados con neandertales y humanos modernos
Los científicos muestran que las muelas del juicio de los hobbits eran pequeñas, de tamaño similar a las de los neandertales. De modo que sus cerebros también deberían ser más o menos neandertales, aunque, por alguna razón, son mucho más pequeños.
Según los autores del estudio, los dientes se desarrollan en las primeras etapas de la gestación, por lo que las pequeñas muelas de los hobbits sugieren que, como fetos, estos extraños homínidos extintos estaban en vías de desarrollar cerebros grandes. Esto, a su vez, implica que los procesos que detuvieron este crecimiento debieron ocurrir después del nacimiento y no en el útero.
Para esclarecer estos mecanismos, los investigadores analizaron a humanos modernos con retraso del crecimiento, como personas con síndrome de Laron, que suelen tener cuerpos bajos y cabezas proporcionalmente pequeñas, por una deficiencia de un factor de crecimiento específico llamado IGF-1.
El hecho de que las muelas del juicio no se vean afectadas por su condición, sugiere que el impacto del bajo nivel de IGF-1 en el crecimiento tiene efecto después del nacimiento, concluyen los autores.
“Enanismo insular” posnatal
En el caso de los hobbits o H. floresiensis, así como en el de los H. luzonensis, otra de las poblaciones estudiadas, la disminución del tamaño corporal general probablemente representa un fenómeno denominado “enanismo insular”, en el que la disponibilidad limitada de recursos y la ausencia de grandes depredadores en los hábitats insulares favorecen una reducción de la estatura, concluyen.
Según los autores del estudio, el hecho de que esta reducción del crecimiento se produzca posnatalmente sugiere que el proceso podría estar mediado por niveles bajos de IGF-1. Esto, dicen, habría provocado que H. floresiensis desarrollara cuerpos y cerebros en miniatura sin afectar sus capacidades cognitivas, resolviendo así el enigma de cómo los hobbits se volvieron tan pequeños, rompiendo una de las reglas de oro más aceptadas para explicar nuestra evolución como especie.
Editado por Rosa Muñoz Lima, con información de Annals of Human Biology, IFL Science.
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