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Ciencia y Tecnología

Estamos descubriendo algo sorprendente con la IA: quienes menos la entienden terminan siendo sus mayores entusiastas

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Estamos descubriendo algo sorprendente con la IA: quienes menos la entienden terminan siendo sus mayores entusiastas

Imagina que pides a ChatGPT o Gemini un poema, una receta o un resumen y la respuesta aparece pulida en tu pantalla en cuestión de segundos. Ahora pregúntate qué ocurre detrás: modelos entrenados con millones de datos, procesos de inferencia en tiempo real. Quienes comprenden ese mecanismo suelen mirar la IA con más escepticismo; quienes no lo entienden tan bien tienden a verla con mayor fascinación. Un estudio reciente sugiere que esa diferencia de comprensión ayuda a explicar quiénes la adoptan con más entusiasmo.

Lo habitual con las nuevas tecnologías es que los primeros en adoptarlas sean quienes mejor las entienden. Con la inteligencia artificial ocurre lo contrario. Una investigación publicada en Journal of Marketing por Stephanie Tully, Chiara Longoni y Gil Appel muestra que las personas con menor alfabetización en IA suelen ser las más entusiastas a la hora de usarla. El hallazgo se repite en distintos contextos y países: cuanto menos se comprende cómo funciona, más fascinación genera y mayor es la disposición a incorporarla en el día a día.

Cuando entender menos significa entusiasmarse más

Como apunta WSJ, para llegar a estas conclusiones, los autores desplegaron una batería de estudios en varias fases, con encuestas y experimentos realizados en 27 países. Además de evaluar tareas concretas, midieron la alfabetización en IA con instrumentos propios, como un cuestionario de 25 preguntas, y con una prueba de 17 preguntas elaborada con dos sistemas de IA. En uno de los experimentos, 234 estudiantes universitarios indicaron si usarían una herramienta gratuita para trabajos académicos que iban desde analizar el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta escribir un poema romántico. El patrón fue consistente: cuanto menor era el conocimiento técnico, mayor la disposición a usarla.

Según los autores, el vínculo entre baja alfabetización y entusiasmo no se explica por creer que la IA es más capaz o menos peligrosa, sino por cómo se interpreta su funcionamiento. Para quienes no conocen los detalles técnicos, ver a un sistema generar contenido creativo puede resultar sorprendente y hasta misterioso. Esa sensación de magia despierta curiosidad y confianza, lo que hace que estas herramientas resulten más atractivas. Los investigadores añaden que esta relación tampoco está vinculada a valoraciones sobre la capacidad de la IA, a juicios éticos ni al miedo a su impacto, sino precisamente a esa aura de “magia”.

El trabajo también subraya que este patrón no significa que la fascinación por la IA sea universal ni que desaparezca al comprender su funcionamiento. Quienes tienen más formación tienden a ver algoritmos donde otros ven magia, lo que no implica desinterés, sino una aproximación más crítica. Además, los resultados reflejan tendencias generales y el entusiasmo puede variar según el contexto, el tipo de tarea y la experiencia previa del usuario. El estudio no pretende simplificar el debate, sino aportar datos sobre cómo percibimos estas tecnologías.

Ia Movil

Los investigadores apuntan que estas conclusiones pueden tener aplicaciones directas para empresas que desarrollan productos basados en IA. Identificar a los usuarios con menos conocimientos técnicos como un público más receptivo puede ayudar a diseñar estrategias de marketing y experiencias de uso más accesibles. Al mismo tiempo, advierten que alimentar el misterio de estas tecnologías puede ser contraproducente: cuanto más opaca es una herramienta, más difícil resulta construir confianza a largo plazo. El reto está en equilibrar la curiosidad con la transparencia sobre cómo funcionan los sistemas.

El estudio sugiere que el asombro es una puerta de entrada eficaz a la inteligencia artificial, pero no sustituye al conocimiento. Aprender cómo funcionan estas tecnologías ayuda a reconocer sus riesgos, valorar sus beneficios y tomar decisiones más informadas sobre su uso. Para los usuarios, familiarizarse con los fundamentos técnicos es una forma de seguir explorando sin dejarse llevar solo por la novedad. La fascinación puede seguir ahí, pero acompañada de criterio, lo que a largo plazo permite una relación más saludable y productiva con la IA.

Imágenes | Xataka con Gemini 2.5 | Solen Feyissa

En Xataka | Europa ya tiene su robot humanoide doméstico para competir con Tesla: Neura será la encargada, llegará en 2026 y ya tiene precio


La noticia

Estamos descubriendo algo sorprendente con la IA: quienes menos la entienden terminan siendo sus mayores entusiastas

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Marquez

.

​Imagina que pides a ChatGPT o Gemini un poema, una receta o un resumen y la respuesta aparece pulida en tu pantalla en cuestión de segundos. Ahora pregúntate qué ocurre detrás: modelos entrenados con millones de datos, procesos de inferencia en tiempo real. Quienes comprenden ese mecanismo suelen mirar la IA con más escepticismo; quienes no lo entienden tan bien tienden a verla con mayor fascinación. Un estudio reciente sugiere que esa diferencia de comprensión ayuda a explicar quiénes la adoptan con más entusiasmo.Lo habitual con las nuevas tecnologías es que los primeros en adoptarlas sean quienes mejor las entienden. Con la inteligencia artificial ocurre lo contrario. Una investigación publicada en Journal of Marketing por Stephanie Tully, Chiara Longoni y Gil Appel muestra que las personas con menor alfabetización en IA suelen ser las más entusiastas a la hora de usarla. El hallazgo se repite en distintos contextos y países: cuanto menos se comprende cómo funciona, más fascinación genera y mayor es la disposición a incorporarla en el día a día.Cuando entender menos significa entusiasmarse másComo apunta WSJ, para llegar a estas conclusiones, los autores desplegaron una batería de estudios en varias fases, con encuestas y experimentos realizados en 27 países. Además de evaluar tareas concretas, midieron la alfabetización en IA con instrumentos propios, como un cuestionario de 25 preguntas, y con una prueba de 17 preguntas elaborada con dos sistemas de IA. En uno de los experimentos, 234 estudiantes universitarios indicaron si usarían una herramienta gratuita para trabajos académicos que iban desde analizar el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta escribir un poema romántico. El patrón fue consistente: cuanto menor era el conocimiento técnico, mayor la disposición a usarla.

Según los autores, el vínculo entre baja alfabetización y entusiasmo no se explica por creer que la IA es más capaz o menos peligrosa, sino por cómo se interpreta su funcionamiento. Para quienes no conocen los detalles técnicos, ver a un sistema generar contenido creativo puede resultar sorprendente y hasta misterioso. Esa sensación de magia despierta curiosidad y confianza, lo que hace que estas herramientas resulten más atractivas. Los investigadores añaden que esta relación tampoco está vinculada a valoraciones sobre la capacidad de la IA, a juicios éticos ni al miedo a su impacto, sino precisamente a esa aura de “magia”.El trabajo también subraya que este patrón no significa que la fascinación por la IA sea universal ni que desaparezca al comprender su funcionamiento. Quienes tienen más formación tienden a ver algoritmos donde otros ven magia, lo que no implica desinterés, sino una aproximación más crítica. Además, los resultados reflejan tendencias generales y el entusiasmo puede variar según el contexto, el tipo de tarea y la experiencia previa del usuario. El estudio no pretende simplificar el debate, sino aportar datos sobre cómo percibimos estas tecnologías.

Los investigadores apuntan que estas conclusiones pueden tener aplicaciones directas para empresas que desarrollan productos basados en IA. Identificar a los usuarios con menos conocimientos técnicos como un público más receptivo puede ayudar a diseñar estrategias de marketing y experiencias de uso más accesibles. Al mismo tiempo, advierten que alimentar el misterio de estas tecnologías puede ser contraproducente: cuanto más opaca es una herramienta, más difícil resulta construir confianza a largo plazo. El reto está en equilibrar la curiosidad con la transparencia sobre cómo funcionan los sistemas.

En Xataka

Había algo que la IA no podía hacer: retocar una foto sin inventársela. Google lo ha logrado y ha ganado 10 millones de usuarios

El estudio sugiere que el asombro es una puerta de entrada eficaz a la inteligencia artificial, pero no sustituye al conocimiento. Aprender cómo funcionan estas tecnologías ayuda a reconocer sus riesgos, valorar sus beneficios y tomar decisiones más informadas sobre su uso. Para los usuarios, familiarizarse con los fundamentos técnicos es una forma de seguir explorando sin dejarse llevar solo por la novedad. La fascinación puede seguir ahí, pero acompañada de criterio, lo que a largo plazo permite una relación más saludable y productiva con la IA.Imágenes | Xataka con Gemini 2.5 | Solen FeyissaEn Xataka | Europa ya tiene su robot humanoide doméstico para competir con Tesla: Neura será la encargada, llegará en 2026 y ya tiene precio

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Javier Marquez

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