Connect with us

Ciencia y Tecnología

Cada vez hay menos soldados en la guerra de Ucrania. No hacen falta: las máquinas se coordinan y deciden cuando atacar

Published

on

Cada vez hay menos soldados en la guerra de Ucrania. No hacen falta: las máquinas se coordinan y deciden cuando atacar

La escena tuvo lugar hace pocas semanas y fue un hecho sin precedentes en la historia militar. Las fuerzas ucranianas anunciaron que habían logrado capturar a soldados rusos sin emplear infantería humana. En efecto, aquello no era un farol. Por primera vez en la historia, se habían utilizado exclusivamente drones aéreos y plataformas robóticas terrestres, máquinas que fueron los receptores inmediatos de la rendición, un suceso que hasta ahora pertenecía al ámbito de la ciencia ficción. De hecho, las máquinas prácticamente no necesitan al soldado.

La IA se hace fuerte. En el frente ucraniano se ha confirmado el uso rutinario de enjambres de drones coordinados mediante inteligencia artificial, un salto tecnológico que durante años fue visto como profecía y que hoy se convierte en realidad. Bajo software desarrollado por la empresa local Swarmer, pequeños grupos de UAV son capaces de comunicarse entre sí, asignar funciones, decidir cuál ataca primero o adaptarse si uno falla, todo a partir de un objetivo marcado por el operador humano. 

Esta capacidad de “autonomía compartida” reduce de nueve a tres el número de personas necesarias para una misión y permite a un solo piloto manejar varios aparatos, lo que ayuda a Ucrania a compensar la inferioridad de personal frente a Rusia. Aunque aún lejos de un enjambre de cientos de drones, como algunos teóricos anticipaban, se trata de la primera utilización constante de esta tecnología en combate.

De la teoría a la práctica. El ejército ucraniano ha empleado el sistema más de un centenar de veces, según fuentes militares, normalmente en combinaciones de tres drones (uno de reconocimiento y dos bombarderos) para atacar trincheras, posiciones de artillería o equipos rusos. El dron de exploración traza la ruta y detecta el blanco, mientras los otros dos se reparten el ataque de manera autónoma. 

La proximidad entre aparatos reduce la vulnerabilidad al jamming ruso, al no depender tanto de enlaces remotos fácilmente interferibles. Swarmer ya ha probado enjambres de hasta 25 drones y se prepara para experimentar con más de 100, en línea con desarrollos paralelos de Estados Unidos, China, Francia o Corea del Sur. A diferencia de ejercicios anteriores (como los enjambres lanzados por cazas estadounidenses en 2016 o pruebas puntuales de Israel en Gaza), lo novedoso es la persistencia: Ucrania integra estas operaciones como rutina en un conflicto de alta intensidad.

Desafíos técnicos y coste. Contaba el Wall Street Journal que el camino no ha estado libre de problemas. En fases tempranas, los drones intercambiaban demasiada información y saturaban la red, obligando a refinar los protocolos de comunicación. Además, la incorporación de IA encarece cada aparato en un país que ya produce más de 1,5 millones de drones al año y que asume que muchos serán consumibles en el campo de batalla. 

La gestión de datos, la fiabilidad de los enlaces y la escalabilidad a enjambres más grandes siguen siendo retos. Con todo, incluso con grupos pequeños, la ventaja es palpable: rapidez en la ejecución, ahorro de personal y capacidad para atacar de forma simultánea y flexible en múltiples puntos.

El nuevo paradigma. La entrada en escena de enjambres autónomos plantea cuestiones estratégicas y éticas de alcance global. En el plano militar, la posibilidad de lanzar decenas o cientos de drones coordinados podría saturar defensas aéreas y transformar la lógica de la disuasión: un único blanco, desde un buque de guerra hasta una infraestructura crítica, puede verse abrumado por un volumen de amenazas imposible de interceptar una a una. Ya ocurrió con Spiderweb, de hecho.

En el plano político, la proliferación de software como el de Swarmer marca un antes y un después: una empresa que trabaja en un garaje suburbano, financiada con capital estadounidense, produce una capacidad bélica con implicaciones internacionales.

La dimensión ética. Plus: la autonomía creciente de las armas genera un debate profundo: ¿hasta qué punto se delega en algoritmos la decisión de atacar y matar? Swarmer afirmaba al WSJ que un humano sigue autorizando el disparo final, pero el proceso intermedio (localización, asignación de objetivos y coordinación) ya está en manos de máquinas. 

De hecho, Naciones Unidas ha pedido regulación sobre armas autónomas letales, mientras que Washington y sus aliados mantienen la exigencia de que haya un operador humano en la “cadena de muerte”. Aun así, el precedente ucraniano acelera el dilema: cuanto más eficaces se muestran estos sistemas, mayor es la tentación de reducir la supervisión humana para maximizar velocidad y sorpresa.

Una frontera para redefinir. En resumen, la conjunción de drones y algoritmos inaugura un terreno en el que la cantidad y la inteligencia artificial pesan más que la sofisticación individual. Ucrania, obligada a innovar por necesidad, se coloca a la vanguardia de un cambio histórico en el arte de la guerra, con implicaciones que alcanzan a las grandes potencias y a la ética de los conflictos futuros. 

Si se quiere también, el “enjambre” ha dejado de ser un concepto de laboratorio para convertirse en una herramienta real de combate, transformando no solo la táctica en el frente, sino también la reflexión mundial sobre hasta dónde debe llegar la autonomía de las máquinas en decisiones de vida o muerte.

Imagen | Ministry of Strategic Industries of Ukraine

En Xataka | Habíamos visto hacer de todo a los drones en Ucrania, pero esto es nuevo: están llegando perdidos a países ajenos a la guerra 

En Xataka | Ucrania ha entrado en una fase tan desquiciada con los drones que sus drones se están derribando a sí mismos


La noticia

Cada vez hay menos soldados en la guerra de Ucrania. No hacen falta: las máquinas se coordinan y deciden cuando atacar

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Miguel Jorge

.

​La escena tuvo lugar hace pocas semanas y fue un hecho sin precedentes en la historia militar. Las fuerzas ucranianas anunciaron que habían logrado capturar a soldados rusos sin emplear infantería humana. En efecto, aquello no era un farol. Por primera vez en la historia, se habían utilizado exclusivamente drones aéreos y plataformas robóticas terrestres, máquinas que fueron los receptores inmediatos de la rendición, un suceso que hasta ahora pertenecía al ámbito de la ciencia ficción. De hecho, las máquinas prácticamente no necesitan al soldado.La IA se hace fuerte. En el frente ucraniano se ha confirmado el uso rutinario de enjambres de drones coordinados mediante inteligencia artificial, un salto tecnológico que durante años fue visto como profecía y que hoy se convierte en realidad. Bajo software desarrollado por la empresa local Swarmer, pequeños grupos de UAV son capaces de comunicarse entre sí, asignar funciones, decidir cuál ataca primero o adaptarse si uno falla, todo a partir de un objetivo marcado por el operador humano. Esta capacidad de “autonomía compartida” reduce de nueve a tres el número de personas necesarias para una misión y permite a un solo piloto manejar varios aparatos, lo que ayuda a Ucrania a compensar la inferioridad de personal frente a Rusia. Aunque aún lejos de un enjambre de cientos de drones, como algunos teóricos anticipaban, se trata de la primera utilización constante de esta tecnología en combate.

En Xataka

Ucrania acaba de abrir los tanques utilizados por Rusia. La sorpresa es mayúscula: los ha fabricado Occidente

De la teoría a la práctica. El ejército ucraniano ha empleado el sistema más de un centenar de veces, según fuentes militares, normalmente en combinaciones de tres drones (uno de reconocimiento y dos bombarderos) para atacar trincheras, posiciones de artillería o equipos rusos. El dron de exploración traza la ruta y detecta el blanco, mientras los otros dos se reparten el ataque de manera autónoma. La proximidad entre aparatos reduce la vulnerabilidad al jamming ruso, al no depender tanto de enlaces remotos fácilmente interferibles. Swarmer ya ha probado enjambres de hasta 25 drones y se prepara para experimentar con más de 100, en línea con desarrollos paralelos de Estados Unidos, China, Francia o Corea del Sur. A diferencia de ejercicios anteriores (como los enjambres lanzados por cazas estadounidenses en 2016 o pruebas puntuales de Israel en Gaza), lo novedoso es la persistencia: Ucrania integra estas operaciones como rutina en un conflicto de alta intensidad.Desafíos técnicos y coste. Contaba el Wall Street Journal que el camino no ha estado libre de problemas. En fases tempranas, los drones intercambiaban demasiada información y saturaban la red, obligando a refinar los protocolos de comunicación. Además, la incorporación de IA encarece cada aparato en un país que ya produce más de 1,5 millones de drones al año y que asume que muchos serán consumibles en el campo de batalla. La gestión de datos, la fiabilidad de los enlaces y la escalabilidad a enjambres más grandes siguen siendo retos. Con todo, incluso con grupos pequeños, la ventaja es palpable: rapidez en la ejecución, ahorro de personal y capacidad para atacar de forma simultánea y flexible en múltiples puntos.El nuevo paradigma. La entrada en escena de enjambres autónomos plantea cuestiones estratégicas y éticas de alcance global. En el plano militar, la posibilidad de lanzar decenas o cientos de drones coordinados podría saturar defensas aéreas y transformar la lógica de la disuasión: un único blanco, desde un buque de guerra hasta una infraestructura crítica, puede verse abrumado por un volumen de amenazas imposible de interceptar una a una. Ya ocurrió con Spiderweb, de hecho.En el plano político, la proliferación de software como el de Swarmer marca un antes y un después: una empresa que trabaja en un garaje suburbano, financiada con capital estadounidense, produce una capacidad bélica con implicaciones internacionales.

La dimensión ética. Plus: la autonomía creciente de las armas genera un debate profundo: ¿hasta qué punto se delega en algoritmos la decisión de atacar y matar? Swarmer afirmaba al WSJ que un humano sigue autorizando el disparo final, pero el proceso intermedio (localización, asignación de objetivos y coordinación) ya está en manos de máquinas. De hecho, Naciones Unidas ha pedido regulación sobre armas autónomas letales, mientras que Washington y sus aliados mantienen la exigencia de que haya un operador humano en la “cadena de muerte”. Aun así, el precedente ucraniano acelera el dilema: cuanto más eficaces se muestran estos sistemas, mayor es la tentación de reducir la supervisión humana para maximizar velocidad y sorpresa.

En Directo al Paladar

El árbol más viejo de España es un olivo catalán que aún da frutos y fue plantado hace 1.700 años en la época romana

Una frontera para redefinir. En resumen, la conjunción de drones y algoritmos inaugura un terreno en el que la cantidad y la inteligencia artificial pesan más que la sofisticación individual. Ucrania, obligada a innovar por necesidad, se coloca a la vanguardia de un cambio histórico en el arte de la guerra, con implicaciones que alcanzan a las grandes potencias y a la ética de los conflictos futuros. Si se quiere también, el “enjambre” ha dejado de ser un concepto de laboratorio para convertirse en una herramienta real de combate, transformando no solo la táctica en el frente, sino también la reflexión mundial sobre hasta dónde debe llegar la autonomía de las máquinas en decisiones de vida o muerte.Imagen | Ministry of Strategic Industries of UkraineEn Xataka | Habíamos visto hacer de todo a los drones en Ucrania, pero esto es nuevo: están llegando perdidos a países ajenos a la guerra En Xataka | Ucrania ha entrado en una fase tan desquiciada con los drones que sus drones se están derribando a sí mismos

– La noticia

Cada vez hay menos soldados en la guerra de Ucrania. No hacen falta: las máquinas se coordinan y deciden cuando atacar

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Miguel Jorge

.   

​   

​ 

Continue Reading
Click to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *