Ciencia y Tecnología
La mala racha de Starship ha terminado: el vuelo 10 fue un éxito y demostró que el cohete puede lanzar satélites Starlink

Después de tres intentos fallidos y alguna que otra explosión catastrófica, SpaceX puede respirar tranquila. El décimo vuelo de prueba de Starship ha cumplido todos los objetivos que hasta ahora se le habían resistido.
En corto. El cohete más grande del mundo no solo despegó y alcanzó el espacio. También desplegó su primera carga útil, reencendió un motor en el vacío y sobrevivió a una reentrada infernal para amerizar de forma controlada en el océano Índico.
El décimo vuelo de prueba de Starship demuestra que el diseño iterativo de SpaceX todavía funciona. Y aunque la visión de una nave totalmente reutilizable para colonizar Marte aún está lejos, Starship ya puede empezar a lanzar satélites Starlink.
Un arranque prometedor. A la hora prevista, los 33 motores Raptor del propulsor Super Heavy cobraron vida, impulsando con un estruendo ensordecedor la mole de más de 120 metros de altura. Aunque uno de los motores falló a medio camino, no afectó en absoluto a la misión, demostrando la redundancia del sistema.
A medida que quemaba sus 4.900 toneladas de propelente, el enorme cohete Starship superó la fase de mayor estrés aerodinámico y la separación en caliente, encendiendo los motores de la etapa superior antes de separarse. El Super Heavy inició su regreso, pero esta vez no buscaba un aterrizaje suave, sino completar una serie de maniobras arriesgadas.
Un rascacielos flotando en el aire. El Booster 16 realizó con éxito su giro en el aire para cambiar de trayectoria. Tras planear durante unos minutos con sus rejillas aerodinámicas y acercarse al golfo de México, desactivó intencionadamente uno de sus motores centrales para probar si un motor de respaldo podría tomar el relevo.
El momento más increíble llegó justo después, cuando el cohete de 70 metros usó dos motores para sobrevolar el océano en vuelo estacionario antes de apagarse y amerizar. Como dijo un comentarista, “acaban de hacer flotar un edificio de 20 pisos en el aire”. Un hito que demuestra hasta qué punto SpaceX tiene controlada la captura del Super Heavy con la torre de lanzamiento, aunque la reentrada sea dura.
El dispensador PEZ en acción. Mientras el Super Heavy completaba su misión, la nave Starship 37 seguía su camino hacia el espacio. Una vez en su trayectoria suborbital, llegó el momento de dos de las pruebas más esperadas del día.
Primero, la apertura de la bahía de carga y el primer despliegue de una carga útil. Utilizando un mecanismo que recuerda a un dispensador de caramelos PEZ, la nave eyectó uno a uno ocho simuladores de satélites Starlink. Esta prueba es fundamental, ya que el futuro de Starship como vehículo de carga pesada depende de ello.
Todo listo para lanzar Starlinks. SpaceX planea lanzar hasta 60 satélites Starlink V3 en futuras misiones de Starship, añadiendo 60 Tbps de capacidad a la constelación con cada lanzamiento, una cifra más de 20 veces superior a la que puede llevar un Falcon 9 con los actuales v2 mini.
El cohete es capaz de llegar a órbita, desplegar carga (eso sí, le toma un minuto por satélite) y luego desorbitar. El vuelo 10 ha vuelto a demostrar el reencendido de un motor Raptor en el vacío. Esta capacidad es indispensable para frenar el cohete de forma controlada o realizar una inyección translunar para las misiones Artemis de la NASA.
Sobreviviendo al infierno para contarlo. Tras una hora de vuelo, Starship comenzó su reentrada en la atmósfera terrestre a velocidades hipersónicas. Este es el momento en el que las misiones anteriores habían fracasado. En este vuelo, sin embargo, la nave demostró una robustez que recuerda a la de los primeros lanzamientos.
A pesar de que las cámaras a bordo mostraron daños visibles (algunas partes de los alerones se quemaron y la bahía de motores sufrió una pequeña explosión), lo crucial es que Starship mantuvo el control aerodinámico durante todo el descenso. Guiada por sus alerones, surcó el plasma incandescente de la reentrada con total estabilidad.
El vuelo culminó con un amerizaje suave y controlado en el océano Índico. Aunque la nave quedó bastante chamuscada, el simple hecho de haber completado la reentrada y el amerizaje de esta forma después de tres fallos consecutivos es una victoria gigantesca para SpaceX. Es la prueba definitiva de que Starship puede comenzar con os lanzamientos de Starlink.
Imagen | SpaceX
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La noticia
La mala racha de Starship ha terminado: el vuelo 10 fue un éxito y demostró que el cohete puede lanzar satélites Starlink
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
.
Después de tres intentos fallidos y alguna que otra explosión catastrófica, SpaceX puede respirar tranquila. El décimo vuelo de prueba de Starship ha cumplido todos los objetivos que hasta ahora se le habían resistido.
En corto. El cohete más grande del mundo no solo despegó y alcanzó el espacio. También desplegó su primera carga útil, reencendió un motor en el vacío y sobrevivió a una reentrada infernal para amerizar de forma controlada en el océano Índico.
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El décimo vuelo de prueba de Starship demuestra que el diseño iterativo de SpaceX todavía funciona. Y aunque la visión de una nave totalmente reutilizable para colonizar Marte aún está lejos, Starship ya puede empezar a lanzar satélites Starlink.
Un arranque prometedor. A la hora prevista, los 33 motores Raptor del propulsor Super Heavy cobraron vida, impulsando con un estruendo ensordecedor la mole de más de 120 metros de altura. Aunque uno de los motores falló a medio camino, no afectó en absoluto a la misión, demostrando la redundancia del sistema.
A medida que quemaba sus 4.900 toneladas de propelente, el enorme cohete Starship superó la fase de mayor estrés aerodinámico y la separación en caliente, encendiendo los motores de la etapa superior antes de separarse. El Super Heavy inició su regreso, pero esta vez no buscaba un aterrizaje suave, sino completar una serie de maniobras arriesgadas.
Un rascacielos flotando en el aire. El Booster 16 realizó con éxito su giro en el aire para cambiar de trayectoria. Tras planear durante unos minutos con sus rejillas aerodinámicas y acercarse al golfo de México, desactivó intencionadamente uno de sus motores centrales para probar si un motor de respaldo podría tomar el relevo.
El momento más increíble llegó justo después, cuando el cohete de 70 metros usó dos motores para sobrevolar el océano en vuelo estacionario antes de apagarse y amerizar. Como dijo un comentarista, “acaban de hacer flotar un edificio de 20 pisos en el aire”. Un hito que demuestra hasta qué punto SpaceX tiene controlada la captura del Super Heavy con la torre de lanzamiento, aunque la reentrada sea dura.
El dispensador PEZ en acción. Mientras el Super Heavy completaba su misión, la nave Starship 37 seguía su camino hacia el espacio. Una vez en su trayectoria suborbital, llegó el momento de dos de las pruebas más esperadas del día.
Primero, la apertura de la bahía de carga y el primer despliegue de una carga útil. Utilizando un mecanismo que recuerda a un dispensador de caramelos PEZ, la nave eyectó uno a uno ocho simuladores de satélites Starlink. Esta prueba es fundamental, ya que el futuro de Starship como vehículo de carga pesada depende de ello.
Todo listo para lanzar Starlinks. SpaceX planea lanzar hasta 60 satélites Starlink V3 en futuras misiones de Starship, añadiendo 60 Tbps de capacidad a la constelación con cada lanzamiento, una cifra más de 20 veces superior a la que puede llevar un Falcon 9 con los actuales v2 mini.
El cohete es capaz de llegar a órbita, desplegar carga (eso sí, le toma un minuto por satélite) y luego desorbitar. El vuelo 10 ha vuelto a demostrar el reencendido de un motor Raptor en el vacío. Esta capacidad es indispensable para frenar el cohete de forma controlada o realizar una inyección translunar para las misiones Artemis de la NASA.
Sobreviviendo al infierno para contarlo. Tras una hora de vuelo, Starship comenzó su reentrada en la atmósfera terrestre a velocidades hipersónicas. Este es el momento en el que las misiones anteriores habían fracasado. En este vuelo, sin embargo, la nave demostró una robustez que recuerda a la de los primeros lanzamientos.
A pesar de que las cámaras a bordo mostraron daños visibles (algunas partes de los alerones se quemaron y la bahía de motores sufrió una pequeña explosión), lo crucial es que Starship mantuvo el control aerodinámico durante todo el descenso. Guiada por sus alerones, surcó el plasma incandescente de la reentrada con total estabilidad.
El vuelo culminó con un amerizaje suave y controlado en el océano Índico. Aunque la nave quedó bastante chamuscada, el simple hecho de haber completado la reentrada y el amerizaje de esta forma después de tres fallos consecutivos es una victoria gigantesca para SpaceX. Es la prueba definitiva de que Starship puede comenzar con os lanzamientos de Starlink.
Imagen | SpaceX
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por
Matías S. Zavia
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