Ciencia y Tecnología
Medicamentos: efectos secundarios peligrosos debido al calor

El cuerpo reacciona de forma distinta a los medicamentos con altas temperaturas. Para evitar una sobredosis, el médico ajusta la dosis de manera individual. Faltan directrices internacionales vinculantes de dosificación.
El cuerpo reacciona de forma distinta a los medicamentos con altas temperaturas. Para evitar una sobredosis, el médico ajusta la dosis de manera individual. Faltan directrices internacionales vinculantes de dosificación.
Un médico de cabecera prescribe a un hombre de 70 años con insuficiencia cardíaca crónica y arritmias 50 mg de un betabloqueador dos veces al día. Normalmente, con eso el paciente está bien tratado. Pero ¿qué ocurre cuando afuera hay casi 40 grados?
La temperatura exterior juega un papel importante en la dosificación. Para mantener constante la temperatura corporal central, el organismo reacciona al calor intenso con mayor sudoración, dilatación de los vasos sanguíneos y un incremento de la irrigación de la piel. Si esta regulación falla, pueden aparecer problemas circulatorios, cansancio, mareos, dolores de cabeza, calambres musculares, arritmias, infartos o un golpe de calor.
Quienes toman medicamentos deben beber especialmente mucho líquido durante el calor. La pérdida de líquidos puede potenciar el efecto de los fármacos y agravar drásticamente los efectos secundarios.
Esto aplica en particular a los betabloqueadores, explica la profesora Julia Stingl, directora médica del Departamento de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de Heidelberg. La llamada “tabla de calor de Heidelberg” es una referencia importante para ajustar las dosis de medicamentos durante los periodos de calor.
Pero también se ven afectados los diuréticos y laxantes, que favorecen una mayor pérdida de agua, los psicofármacos y antidepresivos, los anticolinérgicos, antihistamínicos o incluso analgésicos de uso común como la aspirina o el ibuprofeno.
Para evitar una sobredosis, la dosis debe ajustarse —en la mayoría de los casos reducirse— de forma individual cuando hace mucho calor. Sin embargo, muchas personas no lo saben, también porque en los prospectos suelen faltar advertencias al respecto.
¿Más muertes a causa del calor?
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo mueren cada año unas 490.000 personas como consecuencia de altas temperaturas, con una tendencia al alza en las últimas décadas.
Que tantas personas fallezcan en olas de calor también se debe al cambio en la eficacia y al incremento de los efectos secundarios de los medicamentos bajo temperaturas extremas, afirma Stingl a DW.
“Está claro, lo vemos en la farmacología clínica: el cambio climático conduce a más muertes, sobre todo entre personas mayores que toman muchos medicamentos”, dice la farmacóloga. “Los efectos secundarios más intensos provocan trastornos del equilibrio, mareos, problemas de coordinación e incluso confusión. Vemos claramente más caídas y más ingresos en urgencias por caídas de personas mayores en periodos de calor veraniego”.
Como “muertes directas por calor” se consideran a menudo solo aquellas en las que, por ejemplo, se determina golpe de calor o fallo orgánico agudo en días muy calurosos. En cambio, otras estimaciones basadas en el exceso de mortalidad —como las de la OMS— incluyen la mortalidad total durante las olas de calor. Así se contabilizan también infartos, derrames cerebrales u otros eventos vinculados con episodios de calor como “muertes indirectas por calor”.
En Europa, en 2023, hubo más de 47.000 muertes atribuibles al calor, según análisis de grupos de investigación encabezados por el Barcelona Institute for Global Health y con base en datos de Eurostat. En los últimos años, las cifras oscilaron entre 30.000 y 70.000 fallecidos, dependiendo de la intensidad de las olas de calor.
Los más afectados fueron Grecia, Bulgaria, Italia y España. En Alemania, se registraron en 2024 entre 2.800 y 3.000 muertes relacionadas con el calor.
Evaluación caso por caso, no reglas generales
El equilibrio entre riesgos y beneficios en la dosificación es complejo, señala Soko Setoguchi, profesora de Medicina y Epidemiología en la Universidad Rutgers (EE. UU.). Suspender un medicamento o cambiar su dosis puede tener consecuencias graves. “Tales decisiones requieren un proceso compartido entre pacientes y médicos, teniendo en cuenta las circunstancias clínicas individuales y sin aplicar cambios de dosis de manera generalizada”, dice Setoguchi a DW.
Dar recomendaciones universales de dosis en caso de calor es muy difícil, subraya también el profesor Bernhard Kuch, director de la Clínica de Medicina Interna del hospital Stiftungskrankenhaus Nördlingen. “También aquí, en mi opinión, lo esencial es fomentar la concienciación entre los médicos, el sistema de salud y, por supuesto, los pacientes, para permitir dosis ajustadas de manera individual en las zonas o episodios de riesgo”, explica Kuch en entrevista con DW.
Ajustar las directrices a las nuevas condiciones climáticas
En general, los efectos del calor extremo sobre la tolerancia a los medicamentos deben considerarse más seriamente, coinciden los expertos. Esto aplica sobre todo a regiones donde el clima está cambiando drásticamente. Por ejemplo, en países del sur de Europa o en el norte de África, donde el cambio climático provoca “olas de calor cada vez más intensas, con más de 50 grados en ciudades sin árboles”, señala Stingl.
Los estudios actuales y los procesos de aprobación armonizados garantizan que los pacientes de todo el mundo puedan acceder lo más rápido y ampliamente posible a los medicamentos, recuerda Setoguchi. Pero, “como con el cambio climático cabe esperar un aumento del calor extremo, quizás los procesos regulatorios deban replantearse”, advierte la profesora.
Su previsión: “En un futuro próximo, podrían ser necesarios estudios específicos por región o por población, sobre todo en zonas donde el calor extremo se convierta en la norma, especialmente en ciertas áreas de Oriente Medio, África del Norte, África, el sur de Asia y Sudamérica”.
(gg/rml)
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