Ciencia y Tecnología
Un siglo de herbívoros a sus anchas estaba acabando con Yellowstone. La salvación era lógica: llamar al lobo

‘Jurassic Park’ tiene momentos memorables, pero quizá una frase es la que más me caló en su día: “la vida se abre camino”. El problema es que la mano del hombre ejerce demasiada influencia en la naturaleza, y el parque de Yellowstone es un ejemplo excelente de cómo un ecosistema que se regulaba a la perfección se fue torciendo debido a una decisión tomada hace 100 años: erradicar a los lobos. ¿Consecuencia? Que el parque se quedara sin árboles.
Y para dar la vuelta a la tortilla, los investigadores tuvieron una idea: volver a repoblar Yellowstone con lobos.
Yellowstone en corto. La llegada de los colonos europeos al oeste norteamericano provocó la expansión de la agricultura y, sobre todo, la ganadería (con el pastoreo y los vascos llevando las riendas). El enemigo del ganado era el lobo, ya que era una amenaza directa y, debido a su papel vital para la economía local, se empezaron a realizar campañas de exterminio. El resultado fue que, hacia 1930, los lobos (así como otros depredadores como pumas, coyotes y osos) prácticamente desaparecieron de algunas zonas como Yellowstone. Incluso el ejército se implicó.
Si desaparecen los depredadores, las que eran sus presas tienen campo libre para reproducirse sin control, y eso provocó que alces y ciervos proliferaran, creando un desequilibrio enorme en la población de herbívoros y, por tanto, en la flora del parque. Al final, el sobrepastoreo y una sobrepoblación de herbívoros salvajes ocasionó que los árboles fueran desapareciendo de Yellowstone.
Lobos, a currar. Los árboles que preocupaban eran los álamos temblones y no es cuestión de que los alces se queden sin comida. Como podemos leer en Oregon State University, son elementos vitales para aves que anidan en ellos y para los castores, entre otras especies. Así, en 1995 se tomó la decisión de volver a incorporar esos depredadores al ecosistema.
Lobos, osos y pumas, otro depredador prácticamente extirpado de la zona, volvieron al lugar que nunca debieron abandonar, y los resultados no han tardado en aparecer.
Resultados. Luke Painter, profesor de ecología y conservación en la Facultad de Ciencias Agrícolas de la universidad de Oregon, comenta que “la reintroducción de grandes carnívoros ha iniciado un proceso de recuperación que había estado paralizado durante décadas”. En su estudio, detallan que el “precio” es la disminución sostenida de población del Cervus canadensis, permitiendo que los álamos temblones experimentaran un crecimiento excepcional.
Esta “cascada trófica” examinó 87 rodales de álamos en el norte de Yellowstone, encontrando que el 43% de los mismos presentaban una nueva población de pequeños árboles de entre cinco y diez centímetros de diámetro, siendo el primer recuento positivo desde la década de 1940.
Comentan que la densidad del pastoreo sigue siendo el factor dominante para la regeneración del álamo, pero que esa introducción de los depredadores ha aliviado la carga que los herbívoros ejercen en el ecosistema. Además, el estudio descarta cambios en el clima como causa principal de esa recuperación, volviendo a incidir en la importancia de la reintroducción del lobo como el elemento que ha provocado “cambios en la distribución del alce, dando lugar a la recuperación”.
El lobo como palanca. No todos están en ese barco. Un estudio anterior por parte de investigadores de la Universidad Estatal de Utah y de la Universidad de Wisconsin Stevens Point puso sobre la mesa que, si bien el papel del lobo había sido importante para la recuperación del álamo, su papel se exageró debido a la forma en la que se realizaron mediciones anteriores.
Pero eso que ha ocurrido en Yellowstone no es una historia aislada. Esa persecución del lobo se ha vivido en otras zonas y, en Europa, debido a su impacto en la ganadería, también se promulgaron leyes para su exterminio. Las consecuencias ecológicas son similares a las vistas en Yellowstone y, en Escocia, hay una sobrepoblación de ciervos rojos que están acabando con los bosques locales. En un momento en el que necesitamos árboles para que atrapen CO₂, ya se está planteando soltar más de 150 lobos en las ‘Highlands’ escocesas para que controlen a los ciervos y salven los bosques.
Mientras unos los liberan… Pero como estamos condenados a repetir la historia, a finales de 2024, el Comité Permanente del Convenio de Berna votó a favor de rebajar el estatus de protección del lobo. Esto hace que pase de “estrictamente protegido” a “protegido”, lo que abre la puerta a un deseo por parte de ciertos parlamentarios, ganaderos y cazadores: que puedan abatir al lobo. Y no con bolas de pintura, como en Países Bajos.
En Xataka | Rusia ha encontrado un lobo congelado hace 44.000 años “en perfecto estado”. Primera decisión: abrirlo
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La noticia
Un siglo de herbívoros a sus anchas estaba acabando con Yellowstone. La salvación era lógica: llamar al lobo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
.
’Jurassic Park’ tiene momentos memorables, pero quizá una frase es la que más me caló en su día: “la vida se abre camino”. El problema es que la mano del hombre ejerce demasiada influencia en la naturaleza, y el parque de Yellowstone es un ejemplo excelente de cómo un ecosistema que se regulaba a la perfección se fue torciendo debido a una decisión tomada hace 100 años: erradicar a los lobos. ¿Consecuencia? Que el parque se quedara sin árboles.
Y para dar la vuelta a la tortilla, los investigadores tuvieron una idea: volver a repoblar Yellowstone con lobos.
Yellowstone en corto. La llegada de los colonos europeos al oeste norteamericano provocó la expansión de la agricultura y, sobre todo, la ganadería (con el pastoreo y los vascos llevando las riendas). El enemigo del ganado era el lobo, ya que era una amenaza directa y, debido a su papel vital para la economía local, se empezaron a realizar campañas de exterminio. El resultado fue que, hacia 1930, los lobos (así como otros depredadores como pumas, coyotes y osos) prácticamente desaparecieron de algunas zonas como Yellowstone. Incluso el ejército se implicó.
Si desaparecen los depredadores, las que eran sus presas tienen campo libre para reproducirse sin control, y eso provocó que alces y ciervos proliferaran, creando un desequilibrio enorme en la población de herbívoros y, por tanto, en la flora del parque. Al final, el sobrepastoreo y una sobrepoblación de herbívoros salvajes ocasionó que los árboles fueran desapareciendo de Yellowstone.
En Xataka
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Lobos, osos y pumas, otro depredador prácticamente extirpado de la zona, volvieron al lugar que nunca debieron abandonar, y los resultados no han tardado en aparecer.
Resultados. Luke Painter, profesor de ecología y conservación en la Facultad de Ciencias Agrícolas de la universidad de Oregon, comenta que “la reintroducción de grandes carnívoros ha iniciado un proceso de recuperación que había estado paralizado durante décadas”. En su estudio, detallan que el “precio” es la disminución sostenida de población del Cervus canadensis, permitiendo que los álamos temblones experimentaran un crecimiento excepcional.
Esta “cascada trófica” examinó 87 rodales de álamos en el norte de Yellowstone, encontrando que el 43% de los mismos presentaban una nueva población de pequeños árboles de entre cinco y diez centímetros de diámetro, siendo el primer recuento positivo desde la década de 1940.
Comentan que la densidad del pastoreo sigue siendo el factor dominante para la regeneración del álamo, pero que esa introducción de los depredadores ha aliviado la carga que los herbívoros ejercen en el ecosistema. Además, el estudio descarta cambios en el clima como causa principal de esa recuperación, volviendo a incidir en la importancia de la reintroducción del lobo como el elemento que ha provocado “cambios en la distribución del alce, dando lugar a la recuperación”.
El lobo como palanca. No todos están en ese barco. Un estudio anterior por parte de investigadores de la Universidad Estatal de Utah y de la Universidad de Wisconsin Stevens Point puso sobre la mesa que, si bien el papel del lobo había sido importante para la recuperación del álamo, su papel se exageró debido a la forma en la que se realizaron mediciones anteriores.
Pero eso que ha ocurrido en Yellowstone no es una historia aislada. Esa persecución del lobo se ha vivido en otras zonas y, en Europa, debido a su impacto en la ganadería, también se promulgaron leyes para su exterminio. Las consecuencias ecológicas son similares a las vistas en Yellowstone y, en Escocia, hay una sobrepoblación de ciervos rojos que están acabando con los bosques locales. En un momento en el que necesitamos árboles para que atrapen CO₂, ya se está planteando soltar más de 150 lobos en las ‘Highlands’ escocesas para que controlen a los ciervos y salven los bosques.
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