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Ciencia y Tecnología

Un mechón de pelo podría reescribir lo que sabemos sobre la antigua tecnología de cálculo de los incas

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Un plebeyo inca dejó su firma personal con mechones de su propio cabello en un antiguo quipu, desafiando siglos de teorías sobre la comunicación incaica.

​Un plebeyo inca dejó su firma personal con mechones de su propio cabello en un antiguo quipu, desafiando siglos de teorías sobre la comunicación incaica.  

Hace más de cinco siglos, alguien cortó cuidadosamente mechones de su propio cabello y los tejió en un intrincado sistema de cuerdas anudadas. Este acto, en apariencia simple, podría revolucionar nuestra comprensión del Imperio Inca y desafiar todo lo que creíamos saber sobre su sofisticado sistema de comunicación.

Los khipus o quipu –esas fascinantes cuerdas repletas de nudos con las que los incas registraban tributos, censos y otros aspectos de la vida económica y social, y que también pudieron tener funciones narrativas y rituales– han mantenido en silencio uno de sus misterios más profundos durante siglos. La comunidad académica sostenía que únicamente las élites de alto rango del imperio podían crear estos complejos dispositivos de información.

Sin embargo, un nuevo análisis científico publicado en Science Advancesha puesto esta teoría en duda: un equipo internacional dirigido por Sabine Hyland, de la Universidad de St. Andrews, ha estudiado un quipu del año 1498 y sus hallazgos sugieren que la “alfabetización” en quipus podría haber sido mucho más extendida e inclusiva de lo que se pensaba.

El elemento revelador había permanecido oculto a plena vista durante décadas: hebras de cabello humano entretejidas en las cuerdas. Fue Kit Lee, investigador asociado que participó en el estudio, quien hizo el descubrimiento crucial durante el análisis del quipu KH0631. 

“Kit me miró y me dijo: ‘Sabine, este cordón principal es pelo humano'”, recuerda Hyland en una entrevista con NPR. El análisis confirmó que, de forma insólita, el cordón principal estaba hecho enteramente con cabello humano de una sola persona, algo nunca antes documentado en un quipu inca.

El cabello humano entretejido en el cordón principal del khipu pertenecía a una persona de bajo estatus social que consumía principalmente tubérculos y legumbres, según confirmó el análisis isotópico.
El cabello humano entretejido en el cordón principal del khipu pertenecía a una persona de bajo estatus social que consumía principalmente tubérculos y legumbres, según confirmó el análisis isotópico.Imagen: Hyland, School of Divinity, University of St Andrews. Science Advances (2025)

La “firma” personal de los khipu kamayuq

En algunos quipus documentados, los especialistas –conocidos como khipu kamayuq– dejaron su “firma” incorporando mechones de cabello, a veces en el cordón principal y otras en los colgantes. También podían añadir objetos personales, como tiras de una prenda distintiva, para marcar la autoría o la autoridad sobre el registro.

Para los incas, el cabello no era un simple residuo corporal. En su cosmología transportaba la esencia de la persona y conservaba su identidad incluso al separarse del cuerpo. Así, cuando un creador entretejía su cabello en un quipu, estaba impregnando el objeto con su vitalidad.

El cabello del cordón principal medía 104 centímetros de largo; más de ocho años de crecimiento, según los investigadores. Pero lo verdaderamente revelador surgió cuando analizaron los isótopos de carbono, nitrógeno y azufre presentes en el cabello.

Análisis isotópico revela el estatus social del creador

Los resultados demostraron que esta persona tenía la dieta típica de un plebeyo de bajo estatus, basada principalmente en tubérculos como patatas, legumbres y verduras, con muy poca carne o maíz. Una alimentación muy diferente a la que disfrutaban las élites incas, que se deleitaban regularmente con carne y chicha (cerveza de maíz).

“No es realmente posible evitar beberla”, explicó Hyland a NPR sobre la cerveza de maíz. “Incluso hoy en día, en los Andes, cuando participas en rituales, tienes que beber lo que te dan”. La ausencia de esta bebida en la dieta del creador del quipu, según los investigadores, es una prueba casi definitiva de su estatus social.

Este hallazgo trasciende la mera curiosidad científica. Según Lee, tiene implicaciones profundas para nuestra comprensión de la civilización inca, que gobernó aproximadamente entre 1400 y 1532 y que los historiadores han citado frecuentemente como la notable excepción a la regla de que los grandes imperios deben poseer alguna forma de escritura.

El Imperio Inca fue conquistado por los españoles en 1532, y desde entonces solo ha sobrevivido un pequeño porcentaje de los quipus originales. Durante siglos, nuestro conocimiento sobre quiénes fabricaban estos dispositivos se ha fundamentado principalmente en las crónicas redactadas por los conquistadores españoles.

Implicaciones para la escritura y “alfabetización” inca

“Los incas tenían el imperio más grande del Nuevo Mundo en aquella época”, señala Hyland, quien destaca que este descubrimiento sugiere que el conocimiento de los quipus podría haber estado mucho más extendido de lo que se creía.

El análisis también reveló que el creador del quipu vivía en las tierras altas, entre 2.600 y 2.800 metros sobre el nivel del mar, probablemente en el sur de Perú o el norte de Chile.

El equipo internacional liderado por Sabine Hyland demostró que los creadores de khipus pudieron incluir a personas de todas las clases sociales, desafiando las teorías tradicionales sobre la comunicación en el Imperio Inca.
El equipo internacional liderado por Sabine Hyland demostró que los creadores de khipus pudieron incluir a personas de todas las clases sociales, desafiando las teorías tradicionales sobre la comunicación en el Imperio Inca.Imagen: A. Dreyer/dpa/picture alliance

Además, según los investigadores, estos resultados concuerdan con investigaciones recientes y relatos de Felipe Guamán Poma de Ayala, un noble y cronista inca del siglo XVI, según los cuales las mujeres del Imperio Inca también fabricaban quipus, contradiciendo la visión tradicional de que solo los hombres de la élite realizaban esta labor.

Los resultados cobran aún más relevancia cuando se considera que, desde el siglo XIX hasta la actualidad, los quipus modernos han sido fabricados principalmente por personas de clase social baja: trabajadores de haciendas, campesinos y pastores. La continuidad entre los quipus antiguos y modernos había sido controvertida precisamente por la creencia de que los quipus incas eran exclusivos de las élites.

Manny Medrano, investigador de quipus de la Universidad de Harvard entrevistado por NPR, y que no participó en el estudio, considera que, aunque “el KH0631 es solo un quipu” –como reconocen los propios investigadores–, este trabajo es “sin precedentes” y podría inspirar una nueva oleada de investigaciones. Los museos conservan cientos de quipus que nunca han sido estudiados por especialistas, y muchos podrían contener información similar.

“En última instancia, esto nos acerca a la posibilidad de contar la historia de los incas utilizando fuentes incas”, afirma Medrano. “Necesitamos contar una historia de la alfabetización, la escritura y el registro de datos en el Imperio Inca que sea mucho más plural y que incluya a personas que no han sido incluidas en la narrativa estándar”.

Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Science Advances, Science, The Conversation y NPR.

 

​Deutsche Welle: DW.COM – Ciencia y Tecnologia

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