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Australia ha analizado el teletrabajo desde antes de la pandemia. Sus conclusiones desmontan las razones de la vuelta a la oficina

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Australia ha analizado el teletrabajo desde antes de la pandemia. Sus conclusiones desmontan las razones de la vuelta a la oficina

Pese a que el teletrabajo ya no es la opción preferida por las empresas, o al menos no su variante a tiempo completo, el trabajo en remoto continúa manteniendo unos valores mucho más altos que los que se registraban antes de la pandemia. Eso demuestra que, en cierta forma, el teletrabajo sí llegó para quedarse en contextos muy específicos.

Australia lleva cuatro años observando de cerca el impacto real del teletrabajo y los datos consolidados contradicen viejos prejuicios. “Trabajar desde casa nos hace más felices”, aseguran los autores de un estudio de la Universidad del Sur de Australia, cimentando un nuevo modelo laboral más flexible y productivo.

La flexibilidad horaria: la nueva fruta de la oficina. El estudio australiano resulta especialmente revelador porque se inició antes de la pandemia y el auge del teletrabajo y se ha prolongado durante cuatro años, lo cual deja una foto mucho más definida de cómo el trabajo remoto ha impactado en la forma de trabajar y sus consecuencias.

Según el estudio, la posibilidad de elegir desde dónde trabajar ha permitido mejorar tanto la salud mental como física de los trabajadores, aunque todavía existe una cierta fricción desde la cultura corporativa. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OTI), la flexibilidad que aporta el teletrabajo se equipara ya con el salario emocional con el que las empresas tratan de captar y retener a los mejores empleados, sustituyendo a otros beneficios.

Empleados más satisfechos con su trabajo. Los datos recogidos por el estudio revelan que antes de la pandemia, el trabajador medio australiano empleaba unas 4,5 horas semanales sólo en desplazamientos a la oficina. Esa optimización del tiempo hace que quienes trabajan desde casa disfrutan de “diez días extra de tiempo libre al año frente a quienes van a la oficina”, dedicando el 33% de ese tiempo al ocio, lo que implica “más oportunidades de ser físicamente activo y menos sedentario”. Un factor que también destacaba el estudio académico que se llevó a cabo en España desde la Fundación LaCaixa.

Según los autores, esos datos “suelen ir de la mano de una peor salud mental y con puntuaciones más bajas en la valoración de nuestra propia salud”. Gracias al teletrabajo, los empleados han ganado “horas de descanso para dormir y, por ejemplo, desayunar con más tranquilidad”, lo cual contribuye a reducir los niveles de estrés de la plantilla.

A su vez, este tiempo recuperado también tiene reflejo en hábitos más saludables, como la preparación de comidas en casa o el aumento del consumo de frutas, verduras y lácteos. El resultado ha sido una dieta más variada y saludable, con menor dependencia de alimentos ultraprocesados que requieren menos tiempo de preparación.

Positivo siempre que sea por elección. Si algo nos ha mostrado la experiencia del teletrabajo “forzoso” durante los confinamientos de 2020 es que el teletrabajo no es para todo el mundo. Dado que este estudio permite contrastar la situación de los empleados antes y después de la llegada masiva del teletrabajo, también revela cómo afecta ese cambio de modelo de trabajo en los trabajadores

Los investigadores encontraron que el bienestar y la salud mental mejoraban especialmente cuando el teletrabajo era elegido voluntariamente, mientras que “cuando los empleados trabajan desde casa por obligación, la salud mental y el bienestar tienden a empeorar”.

Productividad en evidencia. Uno de los principales argumentos de las empresas para la vuelta a la oficina ha sido la supuesta caída en la productividad que se asoció al teletrabajo. En este sentido, los investigadores achacan el problema más a una incapacidad en la asignación de tareas y gestión del nuevo modelo que no en una casuística directa del teletrabajo. “En muchos casos, los directivos que afirman que el teletrabajo reduce la productividad responden más a una falta de gestión que a un problema real de rendimiento”, aseguran los investigadores en sus conclusiones.

La conclusión tras cuatro años de seguimiento es inequívoca: el rendimiento laboral y la productividad parecen mantenerse estables o, en la mayoría de los casos, mejorar cuando se trabaja desde casa. Estos resultados coinciden con otras investigaciones que desvinculan el descenso en la productividad de las empresa con el teletrabajo.

La distancia sí afecta a la cohesión de los equipos. Grandes corporaciones como Amazon esgrimieron el argumento de la cohesión de los equipos para imponer la vuelta a la oficina. En ese sentido, el estudio elaborado por los investigadores australianos reconoce que “la conexión con los compañeros es difícil de reproducir a distancia”, admiten los responsables del estudio, y alertan sobre el riesgo de pérdida de cohesión en los equipos de trabajo.

Pero, tal y como se ha demostrado con algunas estrategias de vuelta a la oficina, el problema se puede mitigar facilitando canales de comunicación eficientes. Un estudio reciente publicado en la revista Nature, revelaba que este problema de cohesión de equipos persiste en la actualidad con el modelo de jornada híbrido, siempre que no se establezcan patrones de comunicación coherentes.

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Imagen | Unsplash (Rodeo Project Management Software)


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fue publicada originalmente en

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por
Rubén Andrés

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​Pese a que el teletrabajo ya no es la opción preferida por las empresas, o al menos no su variante a tiempo completo, el trabajo en remoto continúa manteniendo unos valores mucho más altos que los que se registraban antes de la pandemia. Eso demuestra que, en cierta forma, el teletrabajo sí llegó para quedarse en contextos muy específicos.

Australia lleva cuatro años observando de cerca el impacto real del teletrabajo y los datos consolidados contradicen viejos prejuicios. “Trabajar desde casa nos hace más felices”, aseguran los autores de un estudio de la Universidad del Sur de Australia, cimentando un nuevo modelo laboral más flexible y productivo.

La flexibilidad horaria: la nueva fruta de la oficina. El estudio australiano resulta especialmente revelador porque se inició antes de la pandemia y el auge del teletrabajo y se ha prolongado durante cuatro años, lo cual deja una foto mucho más definida de cómo el trabajo remoto ha impactado en la forma de trabajar y sus consecuencias.

Según el estudio, la posibilidad de elegir desde dónde trabajar ha permitido mejorar tanto la salud mental como física de los trabajadores, aunque todavía existe una cierta fricción desde la cultura corporativa. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OTI), la flexibilidad que aporta el teletrabajo se equipara ya con el salario emocional con el que las empresas tratan de captar y retener a los mejores empleados, sustituyendo a otros beneficios.

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Según los autores, esos datos “suelen ir de la mano de una peor salud mental y con puntuaciones más bajas en la valoración de nuestra propia salud”. Gracias al teletrabajo, los empleados han ganado “horas de descanso para dormir y, por ejemplo, desayunar con más tranquilidad”, lo cual contribuye a reducir los niveles de estrés de la plantilla.

A su vez, este tiempo recuperado también tiene reflejo en hábitos más saludables, como la preparación de comidas en casa o el aumento del consumo de frutas, verduras y lácteos. El resultado ha sido una dieta más variada y saludable, con menor dependencia de alimentos ultraprocesados que requieren menos tiempo de preparación.

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La conclusión tras cuatro años de seguimiento es inequívoca: el rendimiento laboral y la productividad parecen mantenerse estables o, en la mayoría de los casos, mejorar cuando se trabaja desde casa. Estos resultados coinciden con otras investigaciones que desvinculan el descenso en la productividad de las empresa con el teletrabajo.

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