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Ciencia y Tecnología

China tiene un enorme problema de desempleo juvenil. Tanto, que algunas personas pagan por fingir que trabajan

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China tiene un enorme problema de desempleo juvenil. Tanto, que algunas personas pagan por fingir que trabajan

China y la Unión Europea tienen una cosa en común: la tasa de desempleo juvenil. El 14,5% de los jóvenes chinos no tienen trabajo, mientras que en la Unión Europea la cifra es ligeramente superior, un 14,7%. La diferencia, claro, es que en la Unión Europea viven unos 448 millones de personas, mientras que en China son más 1.400 millones de habitantes.

No encontrar trabajo sienta mal a cualquiera, pero en China la presión tanto familiar como social es enorme. Es un mercado muy competitivo y se espera que el joven, si no encuentra trabajo, haga todo lo posible por encontrarlo: formación, estudios, prácticas, trabajos temporales, lo que sea. No trabajar o peor, no buscar trabajo, tiene un impacto negativo en la percepción social. En ese contexto, casi que tiene sentido el surgimiento de un fenómeno de lo más peculiar: pagar por fingir que trabajas.

Imagen | Marc Mueller

Imagen | Marc Mueller

China y el trabajo. Cuando un estudiante se gradúa, lo que se espera de él es que trabaje, sea útil y no dependa de la familia. Es posible que eso no sea inmediatamente posible. Algunos estudiantes pueden optar por una “transición deliberada” (慢就业), es decir, tomarse un tiempo mientras se forman y exploran opciones de forma activa; otros pueden hacer un posgrado (考研) o estudiar unas oposiciones (考公); y otros, acceder a un empleo temporal, apoyar el negocio familiar, etc., mientras buscan algo más estable.

Se espera, en resumidas cuentas, que la búsqueda de empleo sea activa y proactiva. No hacerlo tiene efectos negativos en la percepción social. Depender de los padres sin estar aportando o buscando nada (啃老, podríamos traducirlo literalmente como “morder a los viejos” o más castellanizado, ser un nini) es algo que está mal visto. Pero las situaciones no siempre son propicias y, ante la presión social, es posible que sea más fácil fingir que trabajas mientras buscas trabajo que dar explicaciones.

Imagen | Xataka

Imagen | Xataka

Trabajar buscando trabajo. Ante esta compleja situación social y laboral, en algunas zonas de China han surgido empresas que alquilan un lugar al que ir a trabajar cuando no tienes trabajo. Una de ellas es Pretend to Work Company, que por 3,5 euros al día permite acceder a una oficina falsa con ordenadores, acceso a Internet, salas de reuniones, etc. Como un coworking, más o menos. Estas empresas se anuncian en redes sociales como Xiaohongshu.

¿Y para qué ir? Motivos hay varios. La BBC se hace eco del testimonio de Shui Zhou, una persona de 30 años que va todos los días a la “oficina” para hacer networking, entrenar su disciplina y, de alguna forma, relajar a sus padres. Ahora mismo está aprovechando para mejorar sus habilidades con la IA.

Otros como Xiaowen Tang, recién graduado de 23 años, se apuntaron porque su universidad tiene una suerte de regla no escrita: si no envías tu contrato o una prueba de que estás haciendo prácticas un año después de graduarte, no te dan el diploma. Se apuntó a la empresa, hizo una foto de la oficina y la usó como prueba.

Trabajadores en una fábrica de smartphones | Imagen: Xataka

Trabajadores en una fábrica de smartphones | Imagen: Xataka

Otra chica cantonesa, cuya identidad permanece en el anonimato, dejó su trabajo en 2024 debido a la presión del mundo financiero, explica a El País. Se apuntó a una oficina falsa porque no se atreve a contarle la verdad a su familia. Empezó yendo a cafeterías, pero por 400 yuanes mensuales puede ir a una oficina de mentira a pasar el día mientras busca trabajo.

Una coraza. “Fingir que se trabaja es un refugio que los jóvenes encuentran para sí mismos, creando una ligera distancia con respecto a la sociedad mayoritaria y dándose un poco de espacio”, asegura a la BBC el Dr. Biao Xiang, director del Instituto Max Planck de Antropología Social en Alemania. Eso mismo piensa el dueño de Pretend to Work Company, un chico de 30 años que afirma que “lo que vendo no es un puesto de trabajo, sino la dignidad de no ser una persona inútil”.

Según relata, el 40% de sus clientes son recién graduados que necesitan probar a sus tutores que están haciendo prácticas. Algunos también van para huir de la presión familiar. Otros son autónomos o nómadas digitales que entienden este espacio como un coworking. La edad media es de 30 años. 

La otra cara de la moneda. La pandemia hizo mella en el empleo juvenil en China, que en 2023, tras años de récord de empleabilidad, se estimó en un 46,5% según Zhang Dandan, profesor de economía de la Universidad de Pekín. Tan desastrosa fue la situación que se dejaron de publicar las estadísticas. El país afronta un 14,5% de desempleo juvenil, cifra que probablemente crezca cuando los 12,2 millones de nuevos graduados intenten entrar al mercado. La presión por conseguir un trabajo es tal que, en los últimos años, ha surgido un movimiento que persigue lo contrario.

En lugar de ser ambicioso, llegar al extremo y hacer del trabajo el eje central de la vida que proponía antaño la jornada 996 (y que ahora parece estar cambiando), el movimiento 躺平, literalmente “tumbarse”, promueve todo lo contrario: críticas a la competencia extrema, trabajar lo justo para cumplir, llevar un ritmo de vida más lento, disfrutar un poco más aunque eso implique un trabajo de menor relevancia o un salario más bajo. Es en China lo que aquí conocimos como la Renuncia Silenciosa.

Imagen de portada | Marc Mueller

En Xataka | Este trabajador se las prometía felices compaginando tres empleos, hasta que cometió un error y en cuestión de horas estaba en paro


La noticia

China tiene un enorme problema de desempleo juvenil. Tanto, que algunas personas pagan por fingir que trabajan

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Jose García

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​China y la Unión Europea tienen una cosa en común: la tasa de desempleo juvenil. El 14,5% de los jóvenes chinos no tienen trabajo, mientras que en la Unión Europea la cifra es ligeramente superior, un 14,7%. La diferencia, claro, es que en la Unión Europea viven unos 448 millones de personas, mientras que en China son más 1.400 millones de habitantes.

No encontrar trabajo sienta mal a cualquiera, pero en China la presión tanto familiar como social es enorme. Es un mercado muy competitivo y se espera que el joven, si no encuentra trabajo, haga todo lo posible por encontrarlo: formación, estudios, prácticas, trabajos temporales, lo que sea. No trabajar o peor, no buscar trabajo, tiene un impacto negativo en la percepción social. En ese contexto, casi que tiene sentido el surgimiento de un fenómeno de lo más peculiar: pagar por fingir que trabajas.

Imagen | Marc Mueller

China y el trabajo. Cuando un estudiante se gradúa, lo que se espera de él es que trabaje, sea útil y no dependa de la familia. Es posible que eso no sea inmediatamente posible. Algunos estudiantes pueden optar por una “transición deliberada” (慢就业), es decir, tomarse un tiempo mientras se forman y exploran opciones de forma activa; otros pueden hacer un posgrado (考研) o estudiar unas oposiciones (考公); y otros, acceder a un empleo temporal, apoyar el negocio familiar, etc., mientras buscan algo más estable.

Se espera, en resumidas cuentas, que la búsqueda de empleo sea activa y proactiva. No hacerlo tiene efectos negativos en la percepción social. Depender de los padres sin estar aportando o buscando nada (啃老, podríamos traducirlo literalmente como “morder a los viejos” o más castellanizado, ser un nini) es algo que está mal visto. Pero las situaciones no siempre son propicias y, ante la presión social, es posible que sea más fácil fingir que trabajas mientras buscas trabajo que dar explicaciones.

Imagen | Xataka

Trabajar buscando trabajo. Ante esta compleja situación social y laboral, en algunas zonas de China han surgido empresas que alquilan un lugar al que ir a trabajar cuando no tienes trabajo. Una de ellas es Pretend to Work Company, que por 3,5 euros al día permite acceder a una oficina falsa con ordenadores, acceso a Internet, salas de reuniones, etc. Como un coworking, más o menos. Estas empresas se anuncian en redes sociales como Xiaohongshu.

¿Y para qué ir? Motivos hay varios. La BBC se hace eco del testimonio de Shui Zhou, una persona de 30 años que va todos los días a la “oficina” para hacer networking, entrenar su disciplina y, de alguna forma, relajar a sus padres. Ahora mismo está aprovechando para mejorar sus habilidades con la IA.

Otros como Xiaowen Tang, recién graduado de 23 años, se apuntaron porque su universidad tiene una suerte de regla no escrita: si no envías tu contrato o una prueba de que estás haciendo prácticas un año después de graduarte, no te dan el diploma. Se apuntó a la empresa, hizo una foto de la oficina y la usó como prueba.

Trabajadores en una fábrica de smartphones | Imagen: Xataka

Otra chica cantonesa, cuya identidad permanece en el anonimato, dejó su trabajo en 2024 debido a la presión del mundo financiero, explica a El País. Se apuntó a una oficina falsa porque no se atreve a contarle la verdad a su familia. Empezó yendo a cafeterías, pero por 400 yuanes mensuales puede ir a una oficina de mentira a pasar el día mientras busca trabajo.

Una coraza. “Fingir que se trabaja es un refugio que los jóvenes encuentran para sí mismos, creando una ligera distancia con respecto a la sociedad mayoritaria y dándose un poco de espacio”, asegura a la BBC el Dr. Biao Xiang, director del Instituto Max Planck de Antropología Social en Alemania. Eso mismo piensa el dueño de Pretend to Work Company, un chico de 30 años que afirma que “lo que vendo no es un puesto de trabajo, sino la dignidad de no ser una persona inútil”.

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Según relata, el 40% de sus clientes son recién graduados que necesitan probar a sus tutores que están haciendo prácticas. Algunos también van para huir de la presión familiar. Otros son autónomos o nómadas digitales que entienden este espacio como un coworking. La edad media es de 30 años. 

La otra cara de la moneda. La pandemia hizo mella en el empleo juvenil en China, que en 2023, tras años de récord de empleabilidad, se estimó en un 46,5% según Zhang Dandan, profesor de economía de la Universidad de Pekín. Tan desastrosa fue la situación que se dejaron de publicar las estadísticas. El país afronta un 14,5% de desempleo juvenil, cifra que probablemente crezca cuando los 12,2 millones de nuevos graduados intenten entrar al mercado. La presión por conseguir un trabajo es tal que, en los últimos años, ha surgido un movimiento que persigue lo contrario.

En lugar de ser ambicioso, llegar al extremo y hacer del trabajo el eje central de la vida que proponía antaño la jornada 996 (y que ahora parece estar cambiando), el movimiento 躺平, literalmente “tumbarse”, promueve todo lo contrario: críticas a la competencia extrema, trabajar lo justo para cumplir, llevar un ritmo de vida más lento, disfrutar un poco más aunque eso implique un trabajo de menor relevancia o un salario más bajo. Es en China lo que aquí conocimos como la Renuncia Silenciosa.

Imagen de portada | Marc Mueller

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China tiene un enorme problema de desempleo juvenil. Tanto, que algunas personas pagan por fingir que trabajan

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Jose García

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