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Los mares de España se están “tropicalizando”: las especies venenosas que llegan a las costas son el canario en la mina

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Los mares de España se están "tropicalizando": las especies venenosas que llegan a las costas son el canario en la mina

Hace unos días nos preguntábamos si la estabilización de la temperatura del Mediterráneo respondía a una tendencia a largo plazo o si era más bien un evento transitorio, un breve enfriamiento capaz solo de templar las aguas de un mar que se encuentra más de un grado por encima de su promedio para estas fechas del año. Los últimos datos nos recuerdan que estamos ante un problema de largo plazo.

Mares tropicalizándose. Los mares de nuestro entorno, como el Mediterráneo o el Cantábrico, están inmersos en un proceso que algunos denominan ya de “tropicalización”. Este proceso se refiere a una serie de cambios en los ecosistemas marinos derivados del aumento de la temperatura del agua en zonas en principio subtropicales.

Partiendo del inicio. Los mares del planeta están ganando temperatura. Lo hacen poco a poco y de forma irregular, pero algunas estimaciones hablan de un incremento de 0,27° Celsius por década en promedio. Según datos de C3S (Copernicus Climate Change Service), el mes de julio fue uno de los más cálidos de los que se tienen registros en lo que respecta a la temperatura superficial de los mares, a 0,12º de batir el record.

Este incremento de las temperaturas tiene efectos de muy diversa índole. Puede afectar, por ejemplo, a las corrientes marinas, al hielo del Ártico, o incluso a la temperatura de la atmósfera y a la circulación del aire. Y además, también puede afectar a los ecosistemas marinos.

Cambio visible. Los cambios en corrientes, hielo o atmósfera pueden ser difíciles de percibir para el ojo humano, pero algunos de los cambios en los ecosistemas marinos, no tanto. Hay mucho que ocurre bajo la superficie del mar, pero algunos de estos cambios tienen su reflejo en nuestras costas, y es lo que estamos viendo ahora, la llegada de nuevas especies a nuestras costas, tanto invertebrados marinos como peces, algunas de estas especies, peligrosas.

Es el ejemplo de dos de las especies de las que hemos oído hablar este verano, la carabela portuguesa (Physalia physalis) y el dragón azul (Glaucus atlanticus). La carabela portuguesa pertenece al mismo filo que las medusas y puede, por su apariencia, confundirse con una. Sin embargo el efecto de su veneno va más allá del efecto urticante que a menudo causan las medusas. La carabela portuguesa es parte de la dieta del dragón azul, un molusco con la capacidad de “reciclar” el veneno de sus víctimas y utilizarlo como mecanismo de defensa.

Otro ejemplo de especies venenosas que amenazan con acercarse a nuestras costas es el del pez león (Pterois volitans). Se considera que la vía de entrada de este pez podría ser como especie ornamental para acuariofilia, pero también hay quienes alertan de su posible expansión por el Mediterráneo, vía el Canal de Suez, desde el Mar Rojo.

Riesgo, no solo para bañistas. El hecho de que estas sean especies venenosas que pueden llegar a implicar riesgos serios para los bañistas afectados por sus toxinas, el riesgo asociado a la tropicalización marina va más allá de las picaduras de estos animales.

Especies como el cangrejo azul (Callinectes sapidus), han comenzado a expandirse por zonas del Mediterráneo, poniendo en jaque los ecosistemas locales con su voracidad y la ausencia de depredadores naturales.

Las algas tampoco pierden oportunidad de expandir su hábitat en nuestras aguas. El mejor ejemplo de esto son las algas asiáticas (Rugulopterix okamurae), una especie cada vez más presente en nuestras costas, cuyo impacto alcanza franjas costeras dispares, desde Galicia hasta Tarifa.

El Mediterráneo, otra vez ardiendo. Señalábamos al comienzo que, tras un breve impás en el que el mar estuvo cerca de la estabilización térmica, la temperatura del Mediterráneo ha vuelto a dispararse. Aunque aún no se haya alcanzado la anomalía térmica de 2,26º que vimos hace casi dos meses, esta anomalía ha pasado en tan solo cuatro días (del 7 al 11 de agosto) de 0,54º a 1,16º, según datos del SOCIB (Sistema de Observación y Predicción Costero de las Illes Balears).

El “rebote” ha sido aún mayor en el Mediterráneo occidental, donde a mediados de junio la anomalía térmica rondaba los 2,65º, antes de estabilizarse hasta los 0,29º. El nuevo incremento sitúa la anomalía en 1,27º, casi un grado de incremento en cuestión de días.

En Xataka | “El Mediterráneo ya solo tiene tres estaciones”: el Observatorio Europeo de la Sequía confirma que el invierno está muriendo

Imagen | LPT2000 / Taro Taylor


La noticia

Los mares de España se están “tropicalizando”: las especies venenosas que llegan a las costas son el canario en la mina

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Pablo Martínez-Juarez

.

​Hace unos días nos preguntábamos si la estabilización de la temperatura del Mediterráneo respondía a una tendencia a largo plazo o si era más bien un evento transitorio, un breve enfriamiento capaz solo de templar las aguas de un mar que se encuentra más de un grado por encima de su promedio para estas fechas del año. Los últimos datos nos recuerdan que estamos ante un problema de largo plazo.

Mares tropicalizándose. Los mares de nuestro entorno, como el Mediterráneo o el Cantábrico, están inmersos en un proceso que algunos denominan ya de “tropicalización”. Este proceso se refiere a una serie de cambios en los ecosistemas marinos derivados del aumento de la temperatura del agua en zonas en principio subtropicales.

Partiendo del inicio. Los mares del planeta están ganando temperatura. Lo hacen poco a poco y de forma irregular, pero algunas estimaciones hablan de un incremento de 0,27° Celsius por década en promedio. Según datos de C3S (Copernicus Climate Change Service), el mes de julio fue uno de los más cálidos de los que se tienen registros en lo que respecta a la temperatura superficial de los mares, a 0,12º de batir el record.

Este incremento de las temperaturas tiene efectos de muy diversa índole. Puede afectar, por ejemplo, a las corrientes marinas, al hielo del Ártico, o incluso a la temperatura de la atmósfera y a la circulación del aire. Y además, también puede afectar a los ecosistemas marinos.

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Cambio visible. Los cambios en corrientes, hielo o atmósfera pueden ser difíciles de percibir para el ojo humano, pero algunos de los cambios en los ecosistemas marinos, no tanto. Hay mucho que ocurre bajo la superficie del mar, pero algunos de estos cambios tienen su reflejo en nuestras costas, y es lo que estamos viendo ahora, la llegada de nuevas especies a nuestras costas, tanto invertebrados marinos como peces, algunas de estas especies, peligrosas.

Es el ejemplo de dos de las especies de las que hemos oído hablar este verano, la carabela portuguesa (Physalia physalis) y el dragón azul (Glaucus atlanticus). La carabela portuguesa pertenece al mismo filo que las medusas y puede, por su apariencia, confundirse con una. Sin embargo el efecto de su veneno va más allá del efecto urticante que a menudo causan las medusas. La carabela portuguesa es parte de la dieta del dragón azul, un molusco con la capacidad de “reciclar” el veneno de sus víctimas y utilizarlo como mecanismo de defensa.

Otro ejemplo de especies venenosas que amenazan con acercarse a nuestras costas es el del pez león (Pterois volitans). Se considera que la vía de entrada de este pez podría ser como especie ornamental para acuariofilia, pero también hay quienes alertan de su posible expansión por el Mediterráneo, vía el Canal de Suez, desde el Mar Rojo.

Riesgo, no solo para bañistas. El hecho de que estas sean especies venenosas que pueden llegar a implicar riesgos serios para los bañistas afectados por sus toxinas, el riesgo asociado a la tropicalización marina va más allá de las picaduras de estos animales.

Especies como el cangrejo azul (Callinectes sapidus), han comenzado a expandirse por zonas del Mediterráneo, poniendo en jaque los ecosistemas locales con su voracidad y la ausencia de depredadores naturales.

Las algas tampoco pierden oportunidad de expandir su hábitat en nuestras aguas. El mejor ejemplo de esto son las algas asiáticas (Rugulopterix okamurae), una especie cada vez más presente en nuestras costas, cuyo impacto alcanza franjas costeras dispares, desde Galicia hasta Tarifa.

El Mediterráneo, otra vez ardiendo. Señalábamos al comienzo que, tras un breve impás en el que el mar estuvo cerca de la estabilización térmica, la temperatura del Mediterráneo ha vuelto a dispararse. Aunque aún no se haya alcanzado la anomalía térmica de 2,26º que vimos hace casi dos meses, esta anomalía ha pasado en tan solo cuatro días (del 7 al 11 de agosto) de 0,54º a 1,16º, según datos del SOCIB (Sistema de Observación y Predicción Costero de las Illes Balears).

El “rebote” ha sido aún mayor en el Mediterráneo occidental, donde a mediados de junio la anomalía térmica rondaba los 2,65º, antes de estabilizarse hasta los 0,29º. El nuevo incremento sitúa la anomalía en 1,27º, casi un grado de incremento en cuestión de días.

En Xataka | “El Mediterráneo ya solo tiene tres estaciones”: el Observatorio Europeo de la Sequía confirma que el invierno está muriendo

Imagen | LPT2000 / Taro Taylor

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