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Cuál es la gasolina sin plomo: Diferencias, octanaje y cuál elegir

Cuando se llega a la estación de servicio, uno se enfrenta a las diferentes mangueras con sus botones de colores y números: 87, 89, 91, a veces hasta 93. Todos dicen Unleaded, pero la costumbre o la duda hacen preguntar, cuál es la gasolina sin plomo que de verdad necesita el auto.
Es una confusión muy común, especialmente para quienes venimos de países donde la nomenclatura y las opciones son distintas. La respuesta corta, para tranquilidad de muchos, es que prácticamente toda la gasolina que se vende hoy en día en las estaciones de servicio de Estados Unidos para vehículos de pasajeros es, en efecto, sin plomo.
La verdadera interrogante no es si la gasolina tiene o no tiene plomo, sino qué significa esa numeración y por qué elegir una sobre otra puede ser crucial para la salud del motor.
De hecho, entender esta diferencia es fundamental para optimizar el rendimiento y evitar visitas costosas al mecánico. Se trata de una conversación que va más allá de un simple número, pues involucra la historia del automóvil, la química del combustible y la ingeniería de los motores modernos.

¿Qué tipo de gasolina es la sin plomo y por qué desapareció la otra?
Para comprender el combustible actual, es necesario mirar un poco hacia atrás. Durante décadas, la gasolina contenía un aditivo llamado tetraetilo de plomo (tetraethyl lead). Este compuesto era casi mágico para los motores de la época, ya que aumentaba el octanaje del combustible, lo que prevenía un fenómeno destructivo conocido como detonación o cascabeleo (engine knock).
Dicho de otro modo, permitía que los motores funcionaran de manera más suave y eficiente. El problema, como se descubrió más tarde, era catastrófico: el plomo expulsado por el escape era un veneno para el medio ambiente y, peor aún, para la salud pública, causando graves problemas neurológicos.
A raíz de esta crisis sanitaria y ambiental, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos inició un proceso para eliminar gradualmente la gasolina con plomo a partir de los años 70.
La introducción de los convertidores catalíticos, dispositivos diseñados para reducir las emisiones tóxicas, fue el clavo final en el ataúd del plomo, puesto que este metal los inutilizaba por completo.
Así pues, la gasolina sin plomo se convirtió en el estándar universal. Hoy, la gasolina con plomo solo se encuentra en aplicaciones muy específicas y fuera del alcance del consumidor promedio, como en algunos aviones de pistón (avgas) o ciertos autos de carreras de nicho.

La diferencia real: Regular (87) vs. Premium (91/93)
Aquí es donde reside el corazón del asunto para el conductor actual. Los números 87, 89, 91 o 93 corresponden al índice de octano (octane rating). Este índice mide la capacidad del combustible para resistir la compresión en el cilindro del motor sin detonar antes de que salte la chispa de la bujía.
Una detonación prematura, o knocking, genera una onda de choque que puede dañar pistones y otros componentes internos. La diferencia principal entre la gasolina sin plomo 87 y la 93 es su resistencia a esa detonación.
Es vital aclarar una confusión frecuente, sobre todo para quienes están familiarizados con el sistema RON (Research Octane Number) de Europa y Latinoamérica. Un 95 RON europeo no es lo mismo que un 95 en Estados Unidos.
Aquí se utiliza el índice AKI (Anti-Knock Index), que es un promedio de dos mediciones (R+M)/2. A grandes rasgos, un 87 AKI de aquí equivale a un 91-92 RON de allá, mientras que un 91-93 AKI es comparable a un 95-98 RON.
La elección correcta depende exclusivamente del diseño de tu motor. Los motores de alto rendimiento, a menudo equipados con turbocompresores o con una alta relación de compresión, necesitan combustible Premium (91 o 93) para funcionar de manera segura y eficiente. Usar gasolina Regular (87) en un auto que requiere Premium provocará que la computadora del motor ajuste el tiempo de encendido para prevenir el knocking, lo que se traduce en una pérdida de potencia y eficiencia.
A la inversa, ponerle Premium a un motor diseñado para Regular es, en la mayoría de los casos, tirar el dinero, ya que no obtendrás ningún beneficio de rendimiento. La recomendación del fabricante, que usualmente encuentras en el manual (owner’s manual) o en la tapa del depósito, es la ley.

El misterio del color de la gasolina
Finalmente, abordamos una curiosidad que muchos tienen: el color. ¿De qué color es la gasolina sin plomo? En su estado natural, la gasolina es un líquido casi incoloro o con un ligero tono amarillento.
Los colores que a veces vemos en la bomba son el resultado de tintes añadidos por los productores por razones de identificación y seguridad, para diferenciar los distintos tipos de combustible y evitar confusiones.
Aunque no existe una norma universal y estricta en todo el país, es común que la gasolina Premium tenga un tinte rosado o rojizo, mientras que la Regular puede ser clara o amarillenta.
Por su parte, el diésel suele tener un color verdoso o azulado para distinguirlo claramente de la gasolina. De cualquier forma, estos colores son solo una guía visual. Lo que verdaderamente importa y define el combustible que estás comprando es el número de octanaje que está claramente indicado en el surtidor.
Así que la próxima vez que surja la pregunta cuál es la gasolina sin plomo, hay que recordar que todas lo son. De esta forma, la decisión más importante recae en seleccionar el nivel de octanaje que el vehículo necesita para operar como fue diseñado, garantizando así un viaje suave, eficiente y, sobre todo, seguro para el motor.
Cuando se llega a la estación de servicio, uno se enfrenta a las diferentes mangueras con sus botones de colores y números: 87, 89, 91, a veces hasta 93. Todos dicen Unleaded, pero la costumbre o la duda hacen preguntar, cuál es la gasolina sin plomo que de verdad necesita el auto. Es una confusión Curiosidades, Consejos, Gasolina, Tips