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Ciencia y Tecnología

Los asesinos en serie tuvieron su boom en los años 80. Hoy son una rareza estadística

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Los asesinos en serie tuvieron su boom en los años 80. Hoy son una rareza estadística

Si hay un género de entretenimiento que ha surgido con fuerza en los últimos años, sin duda ese es el true crime. Hay series, podcasts y hasta documentales hechos con IA sobre crímenes reales. Muchos de ellos tratan las historias de temidos asesinos en serie; Ted Bundy, Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy… todos tienen su serie. Sin embargo, aunque los asesinos en serie se hayan convertido en un fenómeno cultural, las cifras demuestran que su actividad se concentró en un periodo de tiempo muy concreto y en un país en especial. ¿Por qué ya no hay asesinos en serie?

Un fenómeno estadounidense

Asesinos 2

Número de asesinos en serie por país. Fuente: Universidad de Radford

El FBI definió al  asesino en serie como aquel que  ha matado a más de dos personas en dos ocasiones distintas. Según el informe anual de asesinos en serie y víctimas de la Universidad de Radford de 2020, el 67,7% de los casos registrados provenía de Estados Unidos. Hay países que han registrado más de un centenar de casos como Japón, India, Sudáfrica, Canadá o Inglaterra con casi 200 casos. Sin embargo, hablamos de que Estados Unidos cuenta con 3.690 casos documentados, mientras que el resto de países de la lista combinados alcanza 1.168 casos, la diferencia es abismal.

¿Por qué hay más asesinos seriales en Estados Unidos? Un motivo es que hay más registros y estadísticas que en otros países, por lo que el porcentaje real podría estar sesgado. El impacto mediático y la glorificación de algunos de estos asesinos también habría sido un factor determinante para que otros actuaran como imitadores. Además, la facilidad para la movilidad geográfica dentro del país facilitó que estos perfiles pudieran actuar sin ser detectados.

Tres décadas de “moda”

Asesinos

Casos de asesinos en serie en Estados Unidos. Fuente: Universidad de Radford, gráfico de vox.com

El gráfico representa el momento en el que los asesinos empezaron a matar y vemos como  la mayoría de casos más notorios se concentran en un periodo de tres décadas. Aquí se produjeron los crímenes de Ted Bundy, Jeffrey Dahmer, David Alan Gore o Tommy Lynn Sells, por citar algunos ejemplos.

La ola comenzó a elevarse a finales de los años 50, cuando los registros criminales fueron mejorando, se elevó de forma radical en los años 70 y alcanzó su pico en los años 80. Según IFL Science,  en los años 80 hubo 254 asesinos en serie en activo, con su pico máximo en 1987 donde hubo más de 400 víctimas. En la década de los 90 la cifra bajó a 227 asesinos en activo. La tendencia fue cayendo de forma pronunciada y en la década de los 2010 solamente se registraron 66 casos.

Por qué ya no hay asesinos en serie

Los investigadores achacan el declive de los asesinos en serie a varios factores, sobre todo relacionados con los avances en investigación criminal. Los registros policiales son más exhaustivos y la comunicación entre los distintos cuerpos de seguridad es mejor. Esto permite encontrar similitudes en los casos y facilitar la identificación de posibles perfiles seriales.

Los métodos de investigación son más sofisticados. Los test de ADN empezó a usarse en casos de asesinatos a mediados de los años 80, pero las primeras técnicas eran más rudimentarias, los análisis tardaban mucho y tampoco existía una base de datos amplia que comparar. 

Los avances tecnológicos son otro factor determinante. La presencia de cámaras de seguridad en comercios y lugares públicos ha ayudado a resolver innumerables crímenes en todo el mundo. Por ejemplo este estudio concluyó que la policía de transporte británica pudo aumentar su tasa de resolución de delitos de un 23 a un 48% gracias al material de las cámaras de seguridad.

Las búsquedas de internet también han sido determinantes en muchos casos, como el de Brian Walshe, que cuando su mujer desapareció buscó en Google “cuánto tiempo pasa hasta que un cuerpo comienza a oler” y “10 formas de deshacerte de un cadáver”. Esto, junto con imágenes del sospechoso comprando material de limpieza y un hacha en Home Depot, llevaron a su arresto por asesinato.

Pero quizás el mayor avance de todos ha sido la telefonía móvil. Además de las imágenes de las cámaras, la triangulación de la señal de los teléfonos móviles permite ubicar tanto a los sospechosos como a las víctimas, pudiendo hacer una reconstrucción de sus movimientos. Los móviles son herramientas clave en muchos investigaciones y lo hemos visto en casos notables como el de Asunta Basterra, el crimen de la Guardia Urbana o el de Diana Quer.

El declive de los asesinos en serie coincide con una caída generalizada de violencia desde los años 90, pero sin duda todos los avances en investigación y la tecnología han hecho que hoy sea más fácil que se atrape a los culpables. En potenciales asesinos seriales, en muchos casos no llegan a cometer un segundo crimen.

Imagen de portada | Netflix

En Xataka | Una persona ha conseguido que media España se enganche a los crímenes más horrendos: Clara Tiscar y ‘Criminopatía’


La noticia

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fue publicada originalmente en

Xataka

por
Amparo Babiloni

.

​Si hay un género de entretenimiento que ha surgido con fuerza en los últimos años, sin duda ese es el true crime. Hay series, podcasts y hasta documentales hechos con IA sobre crímenes reales. Muchos de ellos tratan las historias de temidos asesinos en serie; Ted Bundy, Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy… todos tienen su serie. Sin embargo, aunque los asesinos en serie se hayan convertido en un fenómeno cultural, las cifras demuestran que su actividad se concentró en un periodo de tiempo muy concreto y en un país en especial. ¿Por qué ya no hay asesinos en serie?

Un fenómeno estadounidense

Número de asesinos en serie por país. Fuente: Universidad de Radford

El FBI definió al  asesino en serie como aquel que  ha matado a más de dos personas en dos ocasiones distintas. Según el informe anual de asesinos en serie y víctimas de la Universidad de Radford de 2020, el 67,7% de los casos registrados provenía de Estados Unidos. Hay países que han registrado más de un centenar de casos como Japón, India, Sudáfrica, Canadá o Inglaterra con casi 200 casos. Sin embargo, hablamos de que Estados Unidos cuenta con 3.690 casos documentados, mientras que el resto de países de la lista combinados alcanza 1.168 casos, la diferencia es abismal.

En Xataka

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¿Por qué hay más asesinos seriales en Estados Unidos? Un motivo es que hay más registros y estadísticas que en otros países, por lo que el porcentaje real podría estar sesgado. El impacto mediático y la glorificación de algunos de estos asesinos también habría sido un factor determinante para que otros actuaran como imitadores. Además, la facilidad para la movilidad geográfica dentro del país facilitó que estos perfiles pudieran actuar sin ser detectados.

Tres décadas de “moda”

Casos de asesinos en serie en Estados Unidos. Fuente: Universidad de Radford, gráfico de vox.com

El gráfico representa el momento en el que los asesinos empezaron a matar y vemos como  la mayoría de casos más notorios se concentran en un periodo de tres décadas. Aquí se produjeron los crímenes de Ted Bundy, Jeffrey Dahmer, David Alan Gore o Tommy Lynn Sells, por citar algunos ejemplos.

La ola comenzó a elevarse a finales de los años 50, cuando los registros criminales fueron mejorando, se elevó de forma radical en los años 70 y alcanzó su pico en los años 80. Según IFL Science,  en los años 80 hubo 254 asesinos en serie en activo, con su pico máximo en 1987 donde hubo más de 400 víctimas. En la década de los 90 la cifra bajó a 227 asesinos en activo. La tendencia fue cayendo de forma pronunciada y en la década de los 2010 solamente se registraron 66 casos.

Por qué ya no hay asesinos en serie

Los investigadores achacan el declive de los asesinos en serie a varios factores, sobre todo relacionados con los avances en investigación criminal. Los registros policiales son más exhaustivos y la comunicación entre los distintos cuerpos de seguridad es mejor. Esto permite encontrar similitudes en los casos y facilitar la identificación de posibles perfiles seriales.

Los métodos de investigación son más sofisticados. Los test de ADN empezó a usarse en casos de asesinatos a mediados de los años 80, pero las primeras técnicas eran más rudimentarias, los análisis tardaban mucho y tampoco existía una base de datos amplia que comparar. 

Imagen: Scott Webb, Pexels

Los avances tecnológicos son otro factor determinante. La presencia de cámaras de seguridad en comercios y lugares públicos ha ayudado a resolver innumerables crímenes en todo el mundo. Por ejemplo este estudio concluyó que la policía de transporte británica pudo aumentar su tasa de resolución de delitos de un 23 a un 48% gracias al material de las cámaras de seguridad.

Las búsquedas de internet también han sido determinantes en muchos casos, como el de Brian Walshe, que cuando su mujer desapareció buscó en Google “cuánto tiempo pasa hasta que un cuerpo comienza a oler” y “10 formas de deshacerte de un cadáver”. Esto, junto con imágenes del sospechoso comprando material de limpieza y un hacha en Home Depot, llevaron a su arresto por asesinato.

Pero quizás el mayor avance de todos ha sido la telefonía móvil. Además de las imágenes de las cámaras, la triangulación de la señal de los teléfonos móviles permite ubicar tanto a los sospechosos como a las víctimas, pudiendo hacer una reconstrucción de sus movimientos. Los móviles son herramientas clave en muchos investigaciones y lo hemos visto en casos notables como el de Asunta Basterra, el crimen de la Guardia Urbana o el de Diana Quer.

El declive de los asesinos en serie coincide con una caída generalizada de violencia desde los años 90, pero sin duda todos los avances en investigación y la tecnología han hecho que hoy sea más fácil que se atrape a los culpables. En potenciales asesinos seriales, en muchos casos no llegan a cometer un segundo crimen.

Imagen de portada | Netflix

En Xataka | Una persona ha conseguido que media España se enganche a los crímenes más horrendos: Clara Tiscar y ‘Criminopatía’

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Amparo Babiloni

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