Ciencia y Tecnología
Durante la Segunda Guerra Mundial, Australia envió un ornitorrinco a Churchill. Murió en el viaje y 82 años después sabemos por qué

En 1943, un barco camuflado partió de Australia hacia Inglaterra con una carga ultrasecreta a la par que peculiar: un ornitorrinco llamado Winston, un regalo diplomático para el primer ministro británico Winston Churchill. La criatura murió durante el viaje y durante 82 años se culpó a un submarino alemán. Unos investigadores han descubierto lo que pasó en realidad.
A Winston no se lo cargaron los alemanes. Estudiantes australianos han resuelto el enigma tras examinar los archivos del naturalista David Fleay, quien capturó al animal. Los registros de temperatura del barco revelan que Winston murió por estrés térmico al cruzar el ecuador, no por los ataques enemigos. Las temperaturas superaron los 27 grados centígrados durante una semana, muy por encima del límite de supervivencia de la especie.
Por qué Australia regaló un ornitorrinco. En plena Segunda Guerra Mundial, Australia se sentía abandonada por Gran Bretaña mientras Japón se acercaba al Pacífico. El ministro de Exteriores australiano, Herbert Evatt, sabía que Churchill coleccionaba animales exóticos y pensó que un ornitorrinco, una criatura que muchos consideraban en la época un engaño taxidérmico, podría inclinar la balanza a favor de las peticiones de apoyo militar de Canberra.
El viaje que nunca debió hacerse. Winston fue capturado cerca de Melbourne y embarcado en un contenedor especialmente diseñado, con madrigueras forradas de heno, agua de arroyo australiana y 50.000 lombrices para el trayecto de 45 días. David Fleay, el naturalista encargado, se opuso desde el principio: ningún ornitorrinco había sobrevivido jamás a un viaje tan largo y estaban prohibidas las exportaciones de la especie.
La causa de la muerte “oficial”. Cuando Winston apareció muerto en su tanque, Churchill escribió al primer ministro australiano expresando su “dolor” por la pérdida. Para evitar un incidente diplomático, se ocultó la muerte durante años. Cuando finalmente salió a la luz, se extendió la versión de que el ornitorrinco había muerto por el estrés de los ataques de los submarinos alemanes, una historia que el propio Fleay respaldó públicamente.
Las pistas del cuaderno de bitácora. Harrison Croft, estudiante de doctorado de la Universidad de Monash, accedió a archivos en Canberra y Londres que incluían entrevistas con el cuidador del ornitorrinco. “Hicieron una especie de autopsia y él fue muy concreto: no hubo explosión alguna, todo estuvo tranquilo a bordo”, explica Croft. Paralelamente, un equipo del Museo Australiano digitalizó la colección personal de Fleay, donde encontraron el registro diario de temperaturas que reveló la causa real de la muerte.
Cuaderno de bitácora del barco. Imagen: Museo de Australia
Diplomacia a base de ornitorrincos. Australia lo intentó de nuevo en 1947, enviando tres ornitorrincos al zoo del Bronx de Nueva York. Betty murió pronto tras llegar, pero Penelope y Cecil consiguieron llegar sanos y salvos al país, convirtiéndose incluso en auténticas celebridades y todo un gancho para la prensa en aquel momento. Los medios esperaban que se reprodujeran, pero tras un “romance” de cuatro días, la cosa no salió como se esperaba.
Imagen: Museo de Australia
La forma de reproducirse de un ornitorrinco es fascinante, ya que son mamíferos monotremas, lo que quiere decir que, a pesar de ser mamíferos, ponen huevos. De hecho, son una de las cinco únicas especies de mamíferos que hacen esto (las otras cuatro pertenecen a especies de equidnas). Entonces cuando vieron que Penelope no se acabó reproduciendo, se convirtió en todo un divertido escándalo en la época.
En 1957 desapareció misteriosamente y Cecil murió al día siguiente de “corazón roto”, según la prensa. Desde entonces, Australia prohibió estrictamente la exportación de ornitorrincos. Solo dos han salido del país en 70 años, ambos al zoo de San Diego en 2019.
Imagen de portada | Yousuf Karsh y Michael Jerrard
–
La noticia
Durante la Segunda Guerra Mundial, Australia envió un ornitorrinco a Churchill. Murió en el viaje y 82 años después sabemos por qué
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Antonio Vallejo
.
En 1943, un barco camuflado partió de Australia hacia Inglaterra con una carga ultrasecreta a la par que peculiar: un ornitorrinco llamado Winston, un regalo diplomático para el primer ministro británico Winston Churchill. La criatura murió durante el viaje y durante 82 años se culpó a un submarino alemán. Unos investigadores han descubierto lo que pasó en realidad.
A Winston no se lo cargaron los alemanes. Estudiantes australianos han resuelto el enigma tras examinar los archivos del naturalista David Fleay, quien capturó al animal. Los registros de temperatura del barco revelan que Winston murió por estrés térmico al cruzar el ecuador, no por los ataques enemigos. Las temperaturas superaron los 27 grados centígrados durante una semana, muy por encima del límite de supervivencia de la especie.
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El viaje que nunca debió hacerse. Winston fue capturado cerca de Melbourne y embarcado en un contenedor especialmente diseñado, con madrigueras forradas de heno, agua de arroyo australiana y 50.000 lombrices para el trayecto de 45 días. David Fleay, el naturalista encargado, se opuso desde el principio: ningún ornitorrinco había sobrevivido jamás a un viaje tan largo y estaban prohibidas las exportaciones de la especie.
La causa de la muerte “oficial”. Cuando Winston apareció muerto en su tanque, Churchill escribió al primer ministro australiano expresando su “dolor” por la pérdida. Para evitar un incidente diplomático, se ocultó la muerte durante años. Cuando finalmente salió a la luz, se extendió la versión de que el ornitorrinco había muerto por el estrés de los ataques de los submarinos alemanes, una historia que el propio Fleay respaldó públicamente.
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Cuaderno de bitácora del barco. Imagen: Museo de Australia
Diplomacia a base de ornitorrincos. Australia lo intentó de nuevo en 1947, enviando tres ornitorrincos al zoo del Bronx de Nueva York. Betty murió pronto tras llegar, pero Penelope y Cecil consiguieron llegar sanos y salvos al país, convirtiéndose incluso en auténticas celebridades y todo un gancho para la prensa en aquel momento. Los medios esperaban que se reprodujeran, pero tras un “romance” de cuatro días, la cosa no salió como se esperaba.
Imagen: Museo de Australia
La forma de reproducirse de un ornitorrinco es fascinante, ya que son mamíferos monotremas, lo que quiere decir que, a pesar de ser mamíferos, ponen huevos. De hecho, son una de las cinco únicas especies de mamíferos que hacen esto (las otras cuatro pertenecen a especies de equidnas). Entonces cuando vieron que Penelope no se acabó reproduciendo, se convirtió en todo un divertido escándalo en la época.
En 1957 desapareció misteriosamente y Cecil murió al día siguiente de “corazón roto”, según la prensa. Desde entonces, Australia prohibió estrictamente la exportación de ornitorrincos. Solo dos han salido del país en 70 años, ambos al zoo de San Diego en 2019.
Imagen de portada | Yousuf Karsh y Michael Jerrard
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