Ciencia y Tecnología
La guerra de los chips aún no ha terminado y EEUU está a punto de declarar a China otra más: la de las pantallas

En el titular de este artículo no exageramos lo más mínimo. El Congreso de EEUU está presionando al Pentágono para que incluya oficialmente a BOE, el mayor fabricante de pantallas de China, en la lista de empresas con vínculos estrechos con el ejército chino. No obstante, esto no es ni mucho menos todo. Y es que como explica Chris Miller, el autor del recomendadísimo libro de ensayo ‘La guerra de los chips’, en su nueva newsletter, la Administración liderada por Donald Trump quiere que las pantallas que utilizan las empresas de tecnología estadounidenses se fabriquen en EEUU.
Esta estrategia es exactamente la misma que el Gobierno ya ha puesto en marcha en el ámbito de la industria de los semiconductores. Y con mucho éxito. Al fin y al cabo TSMC, Intel, Samsung y otras compañías que se dedican a la producción de circuitos integrados están construyendo nuevas plantas en EEUU para esquivar los aranceles de la Administración Trump, entre otras razones. Esta declaración de Howard Lutnick, el Secretario de Comercio, expresa con claridad qué tiene entre manos el Gobierno de EEUU: “Necesitamos tener chips y necesitamos tener pantallas. Necesitamos que estos objetos se fabriquen en Estados Unidos”.
Las pantallas son un componente crítico para los ejércitos de China y EEUU
Las decisiones que con toda probabilidad va a tomar el Gobierno de EEUU con el doble propósito de minimizar su dependencia actual de los fabricantes chinos y reforzar la industria local de la fabricación de pantallas se van a sostener sobre varios pilares. El más evidente es que los paneles LCD y OLED son indispensables en una ingente cantidad de productos electrónicos y otros artículos, como teléfonos móviles, tabletas, televisores, coches, monitores, smartwatches, etc. Un apunte interesante: BOE es uno de los proveedores de matrices OLED de Apple.
En el escenario geopolítico actual no sería en absoluto sorprendente que la Administración Trump penalice a corto o medio plazo con aranceles elevados la importación a EEUU de paneles LCD y OLED. No obstante, antes de hacerlo deberá reforzar el tejido industrial dentro de sus propias fronteras para ofrecer a los fabricantes de productos electrónicos alternativas de origen estadounidense a las pantallas procedentes del extranjero. Esta probable medida no afectará solo a BOE, TCL y otros fabricantes chinos de paneles; también tendrá un impacto directo en las compañías japonesas, y, sobre todo, surcoreanas que producen estas matrices, como Samsung o LG.
La mayor accionista de BOE es una entidad estatal, y, además, el 47% de su fábrica de Chengdú pertenece a varias organizaciones respaldadas por el Estado
Hasta este momento he mencionado a BOE tres veces en este artículo, y lo he hecho debido a que esta compañía china está siendo observada muy de cerca por la Administración estadounidense. De hecho, y este es otro pilar de la estrategia en la que está trabajando el Gobierno de EEUU, según Chris Miller esta empresa está siendo intensamente subvencionada por el Estado chino. La mayor accionista de BOE es una entidad estatal, y, además, el 47% de su nueva fábrica de Chengdú pertenece a varias organizaciones que están respaldadas directamente por el Estado.
El Gobierno de Corea del Sur también está apoyando con subvenciones a las filiales de Samsung y LG que fabrican pantallas, pero hasta ahora nunca se ha hecho casi con la mitad de la propiedad de una planta de producción de última generación. Miller sostiene que BOE tiene lazos con el ejército chino, aunque desconoce si son más profundos que los que tienen otras grandes compañías chinas de tecnología. Quienes sí parecen tener claro que este vínculo es intenso son algunos congresistas estadounidenses. De lo contrario no presionarían al Pentágono para que incluya a BOE en su “lista negra”.
Si finalmente esta petición prospera BOE podría quedar excluida del mercado estadounidense de la misma forma en que a finales de la década pasada fueron sancionadas Huawei y ZTE. Curiosamente, según la propia BOE, las ventas globales de pantallas para uso militar ascendieron a 1.330 millones de dólares en 2024. Es una cifra modesta si tenemos presente que este sector facturó globalmente más de 156.000 millones de dólares el año pasado. Aun así, para los ejércitos chino y estadounidense las pantallas son componentes críticos, al igual que los chips. De hecho, el Departamento de Defensa de EEUU compra pantallas de vanguardia, y, además, ha financiado de forma expresa el desarrollo de tecnologías de visualización de próxima generación.
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La guerra de los chips aún no ha terminado y EEUU está a punto de declarar a China otra más: la de las pantallas
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Juan Carlos López
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En el titular de este artículo no exageramos lo más mínimo. El Congreso de EEUU está presionando al Pentágono para que incluya oficialmente a BOE, el mayor fabricante de pantallas de China, en la lista de empresas con vínculos estrechos con el ejército chino. No obstante, esto no es ni mucho menos todo. Y es que como explica Chris Miller, el autor del recomendadísimo libro de ensayo ‘La guerra de los chips’, en su nueva newsletter, la Administración liderada por Donald Trump quiere que las pantallas que utilizan las empresas de tecnología estadounidenses se fabriquen en EEUU.
Esta estrategia es exactamente la misma que el Gobierno ya ha puesto en marcha en el ámbito de la industria de los semiconductores. Y con mucho éxito. Al fin y al cabo TSMC, Intel, Samsung y otras compañías que se dedican a la producción de circuitos integrados están construyendo nuevas plantas en EEUU para esquivar los aranceles de la Administración Trump, entre otras razones. Esta declaración de Howard Lutnick, el Secretario de Comercio, expresa con claridad qué tiene entre manos el Gobierno de EEUU: “Necesitamos tener chips y necesitamos tener pantallas. Necesitamos que estos objetos se fabriquen en Estados Unidos”.
Las pantallas son un componente crítico para los ejércitos de China y EEUU
Las decisiones que con toda probabilidad va a tomar el Gobierno de EEUU con el doble propósito de minimizar su dependencia actual de los fabricantes chinos y reforzar la industria local de la fabricación de pantallas se van a sostener sobre varios pilares. El más evidente es que los paneles LCD y OLED son indispensables en una ingente cantidad de productos electrónicos y otros artículos, como teléfonos móviles, tabletas, televisores, coches, monitores, smartwatches, etc. Un apunte interesante: BOE es uno de los proveedores de matrices OLED de Apple.
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La mayor accionista de BOE es una entidad estatal, y, además, el 47% de su fábrica de Chengdú pertenece a varias organizaciones respaldadas por el Estado
Hasta este momento he mencionado a BOE tres veces en este artículo, y lo he hecho debido a que esta compañía china está siendo observada muy de cerca por la Administración estadounidense. De hecho, y este es otro pilar de la estrategia en la que está trabajando el Gobierno de EEUU, según Chris Miller esta empresa está siendo intensamente subvencionada por el Estado chino. La mayor accionista de BOE es una entidad estatal, y, además, el 47% de su nueva fábrica de Chengdú pertenece a varias organizaciones que están respaldadas directamente por el Estado.
El Gobierno de Corea del Sur también está apoyando con subvenciones a las filiales de Samsung y LG que fabrican pantallas, pero hasta ahora nunca se ha hecho casi con la mitad de la propiedad de una planta de producción de última generación. Miller sostiene que BOE tiene lazos con el ejército chino, aunque desconoce si son más profundos que los que tienen otras grandes compañías chinas de tecnología. Quienes sí parecen tener claro que este vínculo es intenso son algunos congresistas estadounidenses. De lo contrario no presionarían al Pentágono para que incluya a BOE en su “lista negra”.
Si finalmente esta petición prospera BOE podría quedar excluida del mercado estadounidense de la misma forma en que a finales de la década pasada fueron sancionadas Huawei y ZTE. Curiosamente, según la propia BOE, las ventas globales de pantallas para uso militar ascendieron a 1.330 millones de dólares en 2024. Es una cifra modesta si tenemos presente que este sector facturó globalmente más de 156.000 millones de dólares el año pasado. Aun así, para los ejércitos chino y estadounidense las pantallas son componentes críticos, al igual que los chips. De hecho, el Departamento de Defensa de EEUU compra pantallas de vanguardia, y, además, ha financiado de forma expresa el desarrollo de tecnologías de visualización de próxima generación.
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En Xataka | China está lista para meterse de lleno en el mercado de los televisores OLED y poner a Corea del Sur contra las cuerdas
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La guerra de los chips aún no ha terminado y EEUU está a punto de declarar a China otra más: la de las pantallas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Juan Carlos López
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