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Ucrania ha robado la información confidencial del último submarino nuclear de Rusia. Y luego ha publicado todos sus fallos

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Ucrania ha robado la información confidencial del último submarino nuclear de Rusia. Y luego ha publicado todos sus fallos

Dos noticias en apenas unos días ofrecieron un resumen de la importancia de la disuasión nuclear de Rusia y su necesidad de actualizarla. Por un lado, Moscú anunció que dejará de respetar las limitaciones del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. Por el otro, el New York Times confirmaba a través de imágenes satelitales que su base de submarinos nucleares había quedado dañada tras un terremoto. Ahora Ucrania acaba de añadir otro asterisco.

El fin al tratado. La primera noticia ocurrió hace dos días. Moscú anunció que dejará de lado las limitaciones del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), firmado en 1987 para eliminar misiles terrestres con rangos de entre 500 y 5.500 kilómetros y considerado un hito de la Guerra Fría. Aunque el pacto ya estaba roto tras la retirada de Estados Unidos en 2019, Moscú mantenía una moratoria unilateral que ahora da por terminada, alegando que Washington planea desplegar misiles de este tipo en Europa y Asia.

La decisión, además, coincide con la entrada en servicio del misil Oreshnik, capaz de portar ojivas nucleares y desplegarse en Bielorrusia, lo que incrementa el temor en Occidente a una nueva carrera armamentista en la que capitales europeas quedarían a minutos de un ataque ruso. Mientras Medvédev lanza advertencias directas, el Kremlin busca matizar el tono, aunque la ruptura definitiva del INF confirma el retroceso de los mecanismos de control nuclear y eleva las tensiones estratégicas en Europa y Asia.

La base nuclear “tocada”. Contamos el temor y finalmente se ha confirmado. El terremoto que hizo temblar la nación rusa provocó daños en la estratégica base de submarinos nucleares de Rybachiy, en la península de Kamchatka, según imágenes satelitales de Planet Labs citadas por The New York Times.

Las fotos muestran que una sección de un muelle flotante se desprendió de su anclaje, aunque no se aprecian destrozos mayores en las instalaciones. La base de Rybachiy, vital para la flota nuclear rusa en el Pacífico, mantiene así su operatividad pese al daño localizado en su infraestructura.

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Antes y después del terremotos en la infraestructura nuclear

La filtración. Hace unas horas, la inteligencia militar ucraniana (HUR) ha anunciado la obtención de documentos internos clasificados del K-555 Knyaz Pozharsky, el más submarino nuclear estratégico ruso más moderno de la clase Borei-A, pieza esencial de la tríada nuclear del Kremlin. Este buque, incorporado oficialmente a la Flota del Norte el 24 de julio de 2025 en una ceremonia presidida por Putin, está armado con 16 misiles intercontinentales R-30 Bulava-30, cada uno capaz de portar hasta diez ojivas nucleares.

Según Kiev, el material obtenido incluye listados completos de la tripulación con detalles de funciones, preparación física y cualificaciones, manuales de combate, esquemas de los sistemas de supervivencia, la estructura organizativa, normativas internas para la vida a bordo, protocolos de evacuación y traslado de heridos, así como documentos técnicos sobre equipos de comunicación averiados y registros de ingeniería. Incluso se habría asegurado un extracto del libro de servicio diario, que regula las tareas rutinarias y las operaciones de combate del submarino.

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Parte de los documentos clasificados filtrados

Los fallos. Lo más sorprendente del caso es que la filtración ahora publicada representa un golpe significativo para la seguridad operativa rusa, pues ofrece a Ucrania y a sus aliados información crítica sobre vulnerabilidades técnicas no solo del Knyaz Pozharsky, sino de toda la serie de submarinos Borei-A, considerados el núcleo más moderno de la disuasión nuclear de Moscú.

Estos datos, según la inteligencia de Ucrania, permitirán identificar desde limitaciones en diseño hasta protocolos de seguridad y capacidades de resistencia, erosionando, además, la percepción de invulnerabilidad que Rusia intenta proyectar con su flota estratégica. La propia HUR subrayó que esta inteligencia desmonta el “mito imperial” sobre la fortaleza del arsenal nuclear ruso, al exponer las fragilidades de unos sistemas que el Kremlin presenta como inquebrantables.

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Parte de los documentos clasificados filtrados

El contexto naval en la guerra. Plus: la revelación llega en un momento en que la marina rusa ha sufrido un deterioro palpable de su prestigio y efectividad, especialmente en el mar Negro, donde la flota ha perdido varios buques clave a manos de drones navales ucranianos y misiles occidentales. El hundimiento del buque de desembarco Caesar Kunikov, del patrullero Sergei Kotov y de la corbeta Ivanovets, entre otros, ha debilitado un instrumento que hasta 2022 se percibía como dominante en la región.

La atención de la OTAN, mientras tanto, se desplaza hacia el Ártico y el Atlántico Norte, donde las actividades submarinas rusas son vigiladas de cerca y han motivado el despliegue de nuevas fuerzas marítimas aliadas. En ese marco, conocer las especificaciones y vulnerabilidades de la clase Borei-A, que constituye el brazo estratégico de la Flota del Norte en Gadzhievo, resulta de un valor incalculable para calibrar el equilibrio nuclear y reforzar la disuasión aliada.

La información en la guerra moderna. Si se quiere también, la operación del HUR es más que un éxito de espionaje: simboliza cómo, en la guerra del siglo XXI, la información puede tener tanto poder como un misil de precisión. Ucrania, enfrentada a un adversario con superioridad material palpable, convierte la inteligencia en un arma asimétrica capaz de desnudar la vulnerabilidad de la joya de la flota estratégica rusa.

En la otra acera, la lección para Moscú parece clara: ni siquiera sus submarinos nucleares, diseñados para garantizar la supervivencia del Estado en caso de guerra total, son inmunes, no ya a los desastres naturales, sino a la guerra de la información

Imagen | Inteligencia Ucraniana, Planet Labs

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Ucrania ha robado la información confidencial del último submarino nuclear de Rusia. Y luego ha publicado todos sus fallos

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Xataka

por
Miguel Jorge

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​Dos noticias en apenas unos días ofrecieron un resumen de la importancia de la disuasión nuclear de Rusia y su necesidad de actualizarla. Por un lado, Moscú anunció que dejará de respetar las limitaciones del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. Por el otro, el New York Times confirmaba a través de imágenes satelitales que su base de submarinos nucleares había quedado dañada tras un terremoto. Ahora Ucrania acaba de añadir otro asterisco.

El fin al tratado. La primera noticia ocurrió hace dos días. Moscú anunció que dejará de lado las limitaciones del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), firmado en 1987 para eliminar misiles terrestres con rangos de entre 500 y 5.500 kilómetros y considerado un hito de la Guerra Fría. Aunque el pacto ya estaba roto tras la retirada de Estados Unidos en 2019, Moscú mantenía una moratoria unilateral que ahora da por terminada, alegando que Washington planea desplegar misiles de este tipo en Europa y Asia.

La decisión, además, coincide con la entrada en servicio del misil Oreshnik, capaz de portar ojivas nucleares y desplegarse en Bielorrusia, lo que incrementa el temor en Occidente a una nueva carrera armamentista en la que capitales europeas quedarían a minutos de un ataque ruso. Mientras Medvédev lanza advertencias directas, el Kremlin busca matizar el tono, aunque la ruptura definitiva del INF confirma el retroceso de los mecanismos de control nuclear y eleva las tensiones estratégicas en Europa y Asia.

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La base nuclear “tocada”. Contamos el temor y finalmente se ha confirmado. El terremoto que hizo temblar la nación rusa provocó daños en la estratégica base de submarinos nucleares de Rybachiy, en la península de Kamchatka, según imágenes satelitales de Planet Labs citadas por The New York Times.

Las fotos muestran que una sección de un muelle flotante se desprendió de su anclaje, aunque no se aprecian destrozos mayores en las instalaciones. La base de Rybachiy, vital para la flota nuclear rusa en el Pacífico, mantiene así su operatividad pese al daño localizado en su infraestructura.

Antes y después del terremotos en la infraestructura nuclear

La filtración. Hace unas horas, la inteligencia militar ucraniana (HUR) ha anunciado la obtención de documentos internos clasificados del K-555 Knyaz Pozharsky, el más submarino nuclear estratégico ruso más moderno de la clase Borei-A, pieza esencial de la tríada nuclear del Kremlin. Este buque, incorporado oficialmente a la Flota del Norte el 24 de julio de 2025 en una ceremonia presidida por Putin, está armado con 16 misiles intercontinentales R-30 Bulava-30, cada uno capaz de portar hasta diez ojivas nucleares.

Según Kiev, el material obtenido incluye listados completos de la tripulación con detalles de funciones, preparación física y cualificaciones, manuales de combate, esquemas de los sistemas de supervivencia, la estructura organizativa, normativas internas para la vida a bordo, protocolos de evacuación y traslado de heridos, así como documentos técnicos sobre equipos de comunicación averiados y registros de ingeniería. Incluso se habría asegurado un extracto del libro de servicio diario, que regula las tareas rutinarias y las operaciones de combate del submarino.

Parte de los documentos clasificados filtrados

Los fallos. Lo más sorprendente del caso es que la filtración ahora publicada representa un golpe significativo para la seguridad operativa rusa, pues ofrece a Ucrania y a sus aliados información crítica sobre vulnerabilidades técnicas no solo del Knyaz Pozharsky, sino de toda la serie de submarinos Borei-A, considerados el núcleo más moderno de la disuasión nuclear de Moscú.

Estos datos, según la inteligencia de Ucrania, permitirán identificar desde limitaciones en diseño hasta protocolos de seguridad y capacidades de resistencia, erosionando, además, la percepción de invulnerabilidad que Rusia intenta proyectar con su flota estratégica. La propia HUR subrayó que esta inteligencia desmonta el “mito imperial” sobre la fortaleza del arsenal nuclear ruso, al exponer las fragilidades de unos sistemas que el Kremlin presenta como inquebrantables.

Parte de los documentos clasificados filtrados

El contexto naval en la guerra. Plus: la revelación llega en un momento en que la marina rusa ha sufrido un deterioro palpable de su prestigio y efectividad, especialmente en el mar Negro, donde la flota ha perdido varios buques clave a manos de drones navales ucranianos y misiles occidentales. El hundimiento del buque de desembarco Caesar Kunikov, del patrullero Sergei Kotov y de la corbeta Ivanovets, entre otros, ha debilitado un instrumento que hasta 2022 se percibía como dominante en la región.

La atención de la OTAN, mientras tanto, se desplaza hacia el Ártico y el Atlántico Norte, donde las actividades submarinas rusas son vigiladas de cerca y han motivado el despliegue de nuevas fuerzas marítimas aliadas. En ese marco, conocer las especificaciones y vulnerabilidades de la clase Borei-A, que constituye el brazo estratégico de la Flota del Norte en Gadzhievo, resulta de un valor incalculable para calibrar el equilibrio nuclear y reforzar la disuasión aliada.

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En la otra acera, la lección para Moscú parece clara: ni siquiera sus submarinos nucleares, diseñados para garantizar la supervivencia del Estado en caso de guerra total, son inmunes, no ya a los desastres naturales, sino a la guerra de la información. 

Imagen | Inteligencia Ucraniana, Planet Labs

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Ucrania ha robado la información confidencial del último submarino nuclear de Rusia. Y luego ha publicado todos sus fallos

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Miguel Jorge

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