Los Angeles Dodgers están mostrando grietas profundas que amenazan con desmoronar su temporada. La raíz del problema, según los analistas, fue una pésima decisión en la fecha límite de traspasos. Mientras otros contendientes se reforzaban, la gerencia optó por una paciencia cuestionable, una estrategia que ahora persigue al equipo con cada derrota.
El resultado ha sido una rara seguidilla de problemas en la ofensiva y el pitcheo. El bateo, que solía ser temible, ha visto su tasa de ponches dispararse a un alarmante 25.2%, la peor de la MLB. Los lanzadores rivales han descubierto que pueden atraerlos con lanzamientos malos fuera de la zona y los Dodgers siguen cayendo en la trampa.
Tan malo es el panorama para los Dodgers que incluso la superestrella Mookie Betts ha estado en apuros, registrando los peores promedios de su carrera en medio de un desgarro personal. Como lo señalaba un artículo en The Athletic, Betts parece “perdido por primera vez en su carrera”. A pesar de que Shohei Ohtani y Freddie Freeman aún mantienen buenos números, el equipo depende desesperadamente de que sus figuras clave recuperen la forma.
En el montículo, la situación es aún más frágil. Lo que se proyectaba como una rotación estelar con nombres como Yamamoto, Glasnow y Snell, ahora depende de brazos remendados por las lesiones. El bullpen está desgastado y depende de regresos inciertos, mientras que la oficina de los Dodgers hizo poco para sumar talento de élite, enviando a Dustin May a Boston a cambio de jugadores de Ligas Menores que no ofrecen una solución inmediata.
El mismo experimento de Ohtani con un rol de doble vía, aunque emocionante, se siente incierto en el tramo final de la temporada. Su ofensiva se ha enfriado justo cuando ha retomado sus deberes de lanzador, un dilema que el equipo debe manejar sin quemarlo.
A pesar de todo, el equipo se aferra al primer lugar en el Oeste de la Liga Nacional. Sus defectos son ruidosos, sus soluciones fueron silenciosas y el momento no podría ser peor. Pero en el béisbol, el caos no asusta a los Dodgers. La pregunta es si esta temporada será recordada por el mal rendimiento y las malas decisiones o será por un remontada y un resurgimiento que cambie la cara de los fanáticos.